En el nombre del arte, un artista metió a la freidora algunos de sus dispositivos Apple. Por supuesto que cualquiera pondría el grito en el cielo.
Pero conserven la calma, en realidad no los frió con todo y cableado, pues el fotógrafo Henry Hargreaves reconoce que no es tan rico como para comprar y destruir iPads, iPods y Mc Books, así que mejor los recreó, ya que la idea no era averiguar lo que le ocurre a una batería de litio bajo el aceite a 400 grados centígrados.
El punto de Hargreaves era demostrar las similitudes entre la cultura tecnológica y la comida rápida, que son devorados a prisa y del mismo modo desechados.
Ya se habían asustado verdad.