De acuerdo a los hablantes de cada lengua, los cerdos hacen boo boo en japonés, chrum chrum en polaco, groin groin en francés, nöff nöff en sueco y oink oink en inglés, español e italiano. Como te imaginarás, no es porque los puerquitos hablen distintos idiomas según sea su región de origen, por el contrario, es porque los humanos interpretamos sus sonidos de distintas maneras.
Las onomatopeyas son palabras que tratan de imitar los sonidos del ambiente. Es decir, las palabras que usamos para definir el sonido que hacen los animales generalmente son onomatopeyas. Algunos lingüistas, como Max Müller y su teoría del Bow Wow, creen que las onomatopeyas están en el origen de todas las lenguas. En suma, los humanos aprendimos a hablar imitando los sonidos de la naturaleza, como los ruidos que hacen los animales.
No obstante, no hay muchos estudios lingüísticos relacionados con los sonidos de los animales. Probablemente se deba a que se considera una materia algo “infantil”, pero lo cierto es que la manera en que nos representamos los balidos, ladridos, maullidos, etc. definen mucho de una lengua. Hay miles de peculiaridades en la forma en que entendemos a los animales, por ejemplo, en casi todas las lenguas el sonido de las vacas comienza con “m”, excepto en urdu, en esa lengua las vacas hacen baeh. Por otro lado, casi todos los maullidos del mundo son percibidos también con una letra “m”, excepto los de los gatos japoneses que se representan nyan nyan.
Se podría pensar que los animales cambian el registro de sus sonidos de región en región, pero ésta es una teoría difícil de sostener. En Londres se llevó a cabo el Quack Project, un tierno estudio que recoge la percepción de muchos niños sobre el sonido que hacen los animales. A pesar de que todos viven en Londres, tienen diferentes lenguas maternas y por lo tanto entienden de manera distinta a los animales. Entre los idiomas que se toman en cuenta está por supuesto el inglés, el español, el árabe, el cantonés y el panjabi (especialmente recomendable).
Los rasgos que hacen diferente la percepción de un país a otro están generalmente relacionados con aspectos culturales. Los países de habla inglesa, por ejemplo, son los que tienen un mayor número de perros per capita, por eso en inglés hay muchos sonidos que definen el ladrido, como woof, yap, bow wow, ruff y growl. De la misma forma, no hay ninguna onomatopeya que describa el sonido de un camello en lugares como EEUU o Australia, simplemente porque no hay camellos ahí.
Como vimos, personas que hablan distintos idiomas representan de manera diferente los sonidos de los animales aunque vivan en la misma región. Esto se debe a que su herencia cultural es diversa. Algo similar ocurre entre personas que hablan la misma lengua pero tienen rasgos culturales que no son iguales. Por ejemplo, en España el pavo (o guajolote) hace clou clou, mientras que en México hace goro-goro-goro. En ambos países el mismo animal es apreciado de manera distinta, en primer lugar porque los guajolotes son originarios de América y fueron introducidos a Europa de manera tardía, y en segundo lugar porque tienen una dimensión cultural particular en México.
Así que, en general, podemos decir que los animales hablan distinto porque los humanos los perciben de diferente manera. Un cerdo en Polonia es apreciado de manera distinta a como se le aprecia en Japón. Y en esa percepción están involucrados complejos entramados culturales que pueden hacer que incluso un mismo animal haga un sonido diferente entre hablantes del mismo idioma. No obstante, la razón por la que una vaca no hace “mu” en urdu son poco claras y difíciles de determinar.