El gran problema de México es la administración de recursos. El mal uso de recursos es lo que posibilitó el caso Ayotzinapa y es también lo que ha puesto a Peña Nieto en el centro de atención pública (aunque los problemas públicos parecen no preocuparle demasiado). Uno más de los escándalos de desviación de recursos es el de la llamada Casa Blanca, propiedad, según ha explicado el mandatario, de su esposa, Angélica Rivera.
El día hoy por la mañana, el presidente anunció que todo lo relacionado con la propiedad sería aclarado (por fin) por su esposa, porque la casa es de ella y porque él tiene un miedo de locos de enfrentarse a los mexicanos.
Y así fue, Angélica Rivera dijo que adquirió la propiedad de Sierra Gorda No.150, como pago de su exclusividad en Televisa, el 14 de diciembre del 2010, misma que pondrá en venta para que ésta deje de ser un pretexto para ofender y difamar a su familia.
“Estoy aquí para defender mi integridad, la de mis hijos y la de mi esposo, junto a esta explicación que les he dado estoy haciendo documentación privada sin tener ninguna obligación, porque como lo dije hace un momento nos soy servidora pública”,
También dijo que el 14 de diciembre de 2010 Televisa le pagó 88 millones 631 mil pesos más IVA y expidió a su favor las escrituras de la casa de Paseos de las Palmas, como parte del contrato de exclusividad por cinco años con esa empresa.
Recordemos que el problema en torno a la propiedad, que presuntamente habría sido relacionada con una empresa que resultó sospechosa y altamente beneficiada por Peña cuando era gobernador del Estado de México, explotó en las manos de la pareja presidencial cuando se encontraba de gira en China. Se llevaron al maquillista, pero olvidaron el sentido común.
Este martes, el presidente declaró:
“Cuando emprendía la gira de trabajo, surgieron señalamientos de una propiedad de mi esposa, una propiedad que han señalado un sinnúmero de versiones y falsedades que no tienen sustento alguno. Hoy quiero decirles que le he pedido a mi esposa que sea ella personalmente siendo propiedad de ella, que sea quien aclare ante la sociedad y ante la opinión pública y que diga cómo se hizo de la propiedad y cómo fue que la construyó”.
Aunque omitió decir cuándo rendirá estas cuentas las primera dama.
En estos días, el presidente también ha confirmado que, por como él lo ve, las protestas para exigir la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa tienen el objetivo de desestabilizar a su gobierno. Recientemente, declaró que estaba dispuesto a hacer uso de la fuerza pública si las protestas aumentaban de nivel. El día de hoy, reiteró:
“Hay protestas que no está claro su objetivo. Pareciera que respondieran a un interés de desestabilizar, de generar desorden social y sobre todo de atentar contra el proyecto de Nación que venimos construyendo”.
Aquí el presidente peca de egocentrismo, las protestas son para exigir justicia por 43 personas desaparecidas y para exigir un proyecto de nación (el suyo o el de cualquiera) aplicado por personas capaces de dar al país estabilidad jurídica, administrativa y de seguridad. En todo caso, no son las protestas las que tienen el interés de desestabilizar: es la asociación entre el crimen y esferas de gobierno la que tiene al país desestabilizado.
El presidente recordó que ha atendido personalmente a los padres de los desaparecidos y fallecidos en los hechos ocurridos el 26 de septiembre en Iguala. Más tarde agregó:
“Pero también hemos advertido que al amparo de este dolor y del sufrimiento de los padres de familia y de la consternación social que hay por los hechos de dolor y de horror que de acuerdo con la investigación se tuvieron en Iguala, hemos advertido los movimientos de violencia que al amparo y escudo de esta pena pretende hacer valer protestas […] No nos vamos a detener. Pareciera que algunas voces unidas a esta violencia y a esta protesta, algunas de ellas, fueran aquellas que no comparten este proyecto de Nación, que quisieran que el país no creciera y que frenara su desarrollo”.
Cabe aclarar 2 cosas:
1) La nación entera no espera del presidente y de su administración que simplemente acompañe a los padres de familia en su dolor. Exige que se encuentre a los desaparecidos y que cumpla la tarea fundamental de garantizar la seguridad en el país.
2) Si existen aquellos que no comparten su proyecto de nación, se trata de una buena noticia. En efecto, la democracia se construye en oposición. Es justamente la falta de espacios institucionales en los cuales hacer efectiva tal oposición una de las condiciones que tienen al país en el estado actual.
En torno a su viaje a China, el presidente justificó que fue con el propósito de “dejar constancia de la presencia de México y de que México abordara distintos temas frente a los jefes de Estado de los principales países del mundo […] Es un espacio que México tiene ganado, es un espacio en el que México no se puede inmiscuir ni marginar. Por eso la decisión política que tomé de atender estos foros”. El lugar que México se ha ganado en el mundo no es el de una nación en desarrollo: es el de un país con un jefe de Estado ausente.