Dicen que el tiempo pasa rápido cuando te diviertes. Tal vez por esto, el último mes se ha sentido tan aletargado. Aunque ustedes no lo crean, ya cumplimos soportamos un mes de precampañas presidenciales. Un mes de ver a José Antonio Meade Kuribreña, Andrés Manuel López Obrador y a Ricardo Anaya Cortés paseando a lo largo y ancho del territorio nacional, ataviados en trajes típicos, cortándose el cabello, llevando a sus hijos a la escuela (y otras hazañas cotidianas), viajando en camión (o algo así), comiendo tortas a “mano limpia“, cantándole a sus esposas, etcétera. Durante estos últimos treinta días hemos sido testigos de actos multitudinarios (que sin embargo no terminan por emocionar), discursos vacuos, golpes al por mayor y acusaciones por racimos y racimos.

El nivel de debate y la discusión de ideas todavía no llegan (si es que algún día terminan por arribar) al entuerto entre presidenciales y, hasta el momento, lo único que tenemos son descalificaciones personales y sin inventiva alguna. El primero en tirar la flecha fue el político tabasqueño. Tras el destape presidencial de Meade Kuribreña, el líder de Morena calificó con los duros motes de “señoritingo” y “pelele” al extitular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En otra de sus intervenciones, AMLO tildó de “pirruris“, “fresas” y “muy blancos” (por no conocer los rincones del país y no tomar el sol, trató de matizar) a sus dos contrincantes seguros en la boleta del 1 de julio.

El precandidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, por supuesto, no ha dejado pasar la oportunidad para considerar a sus oponentes como parte de la “Mafia del Poder“.

“Peor que un nini” y “guía de turistas”: Meade

A pesar de que algunas de las credenciales del “amigo Pepe Meade” eran su perfil técnico y su talante “centrado y ecuánime”, el candidato de la alianza PRI-PVEM-Nueva Alianza también le ha entrado al juego de los dimes y diretes y, a lo largo de este mes, se ha puesto en papel bravucón. El pasado 13 de enero, el “ciudadano simpatizante” arremetió contra López Obrador y Anaya Cortés. Al primero le cuestionó los años que tardó en concluir su carrera profesional: “este es un López al que le tomó 14 años terminar la carrera, lleva 12 años sin trabajar y decía yo, es un nini, ni estudia ni trabaja, pero me equivoqué, porque es peor que un nini“. Al segundo le tocó burla por hablar inglés, francés y tocar la guitarrita.

“Tenemos a uno que se llama Ricardo, dice que sabe hablar inglés, francés… No le alcanza para ser presidente. Tal vez para ser guía de turistas porque además toca la guitarra”, bromeó el precandidato priista.

“A Meade le dicen la semana santa”    

Las precampañas se han convertido en una rutina muy sosa de “La carabina de Ambrosio”. Con los días, cada uno de los aspirantes presidenciales sale con una puntada más irrisoria y de pena ajena que la anterior. Ayer, 15 de enero, Ricardo Anaya, apodado como “el Joven Maravilla”, se echó un chistorete de aquellos a la hora de criticar a Meade Kuribreña. Para el exdirigente panista, es cuestión de tiempo para que el PRI releve al exsecretario de Hacienda como su gallo para La Grande. “Cada vez más fuerte este rumor de que lo van a cambiar”, indicó Anaya. “Se está cayendo su candidatura, por eso inclusive a Meade le dicen la ‘Semana Santa’, porque no se sabe si va a caer en marzo o en abril“, remató el exsecretario de Turismo.

Así de alta está la vara, pues. Y todavía nos falta un largo trecho (hasta el 27 de junio) por recetarnos. Peor aún: a estos personajes se sumarán uno, dos o tres independientes, los mismos que, seguramente, también traerán sus puntadas a la discusión. El año apenas inició y ya queremos que se termine.

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