Según las encuestas, Andrés Manuel López Obrador arrancará su sexenio este 1 de diciembre con una aprobación superior al 60%. No es la cifra más alta en la historia reciente de México pero sí le dará un buen colchoncito para trabajar con calma y cumplir con las altas expectativas que hay en su administración.

De acuerdo con la encuesta publicada en El Financiero, AMLO se va a colgar la Banda Presidencial con un 66% de aceptación. Al mismo tiempo, solo un 18% lo rechaza y el 16% dice que todavía no tiene elementos como para calificarlo.

Si nos fijamos en la encuesta realizada por el diario El Universal, el próximo pejidente tenía 64% de aprobación cuando apenas habían pasado unas semanas de que ganó las elecciones. Sin embargo, estos meses de transición le cayeron bastante mal: perdió casi 10 puntos y ahorita está rondando el 55% de respuestas positivas.

En estos momentos hay altas expectativas en lo que tiene que lograr el futuro presidente. Una de las encuestas dice que 6 de cada 10 mexicanos creen que López Obrador cumplirá todas sus promesas de campaña. Sin embargo, a menos que algo sorprendente suceda, la historia reciente de México indica que una buena parte de esas opiniones positivas se convertirán en negativas. Si no nos creen, pregúntenle al 24% de aprobación que trae Peña Nieto en su despedida.

¿Qué dice la historia?

De acuerdo a los datos existentes, Ernesto Zedillo arrancó su sexenio en 1994 con una aprobación del 76%, 10 puntos más arriba que la actual de AMLO.

Sin embargo, gracias al “Error de diciembre” y a una serie de problemas económicos heredados por Salinas de Gortari, para febrero del 95 —tres meses después de entrar—, solamente el 23% de los mexicanos aprobaba su manera de gobernar. Zedillo se levantaría como Lázaro y terminaría el sexenio con un 66% de aprobación.

Vicente Fox llegó al 2000 con una aprobación del 74%, pero se chutó unos aumentos al precio de la luz y, a pocos meses de su gobierno, bajaría unos puntos para terminar estancándose en un 45%.

Al final de su gobierno, Fox recuperaría un poco su popularidad para terminar la administración con un 59% de resultados positivos.

Felipe Calderón, en aquel tumultuoso 2006, llegó a la presidencia con un 57% de aprobación. En un momento, lo alcanzó a subir hasta el 73%. Sin embargo, por el desgaste natural, la Guerra contra el narco y una serie de medidas impopulares lo llevaron a terminar el sexenio con 53% de aprobación.

El caso de Peña Nieto es curioso por su meteórico desplome. El presidente saliente llegó a Los Pinos en 2012 con una aprobación del 54%. Si desde ahí se veía poco prometedor, una fila de mala decisiones que van desde Aytotzinapa hasta gasolinazos o casos famosos de corrupción, ocasionaron una caída constante que lo llevó hasta un mínimo histórico de 17% en febrero del 2017.

En este diciembre Peña Nieto se recuperó un poquito del desplome en la opinión pública y ya tiene una aprobación del 24%. Sin embargo, sigue siendo históricamente mala. De hecho, es la más baja de los últimos cinco sexenios.

¿Qué camino tomará la aprobación de López Obrador?

*Con información de Ulises Beltrán, Nexos

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