Hace unos días, el nieto de Zapata advirtió sobre el recibimiento que tendría AMLO en Anenecuilco, cuna del Caudillo del Sur. Aunque dijo la protesta dijo que sería nomás por el cuadro de “Zapata gay” y resultó que le echaron otros asuntos. Pero bueno, aprovechando el viaje, ¿no?
Para regocijo de Javier Lozano, AMLO enfrentó reclamos y rechiflas durante su visita a Anenecuilco, Morelos. Lo de menos hubiera sido simplemente que le reclamaran por la pintura que se expone en Bellas Artes, donde se ve a un Emiliano Zapata muy entaconado: a final de cuentas –y quizás más llegador para el presidente– los manifestantes le sacaron lo de la termoeléctrica, así como el asesinato del activista Samir Flores.
“¡Obrador, mentiroso y hablador!”, fue el pegajoso grito que los manifestantes entonaron mientras iba pasando el presidente Andrés Manuel López Obrador. De acuerdo con Proceso, la mayoría de los integrantes de la protesta eran miembros de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA) y de la Asamblea Permanente de los Pueblos de Morelos (APPM).
En el caso de la termoeléctrica, los quejosos exigían a AMLO el cumplimiento de su promesa de campaña de dar marcha a tras a la termoeléctrica, al gasoducto y el acueducto que conforman el Proyecto Integral Morelos (PIM). En lo que respecta al activista Samir Flores, el grito era unánime: justicia, ante la falta de claridad de las investigaciones sobre el asesinato ocurrido hace casi un año... hay que recordar que Samir era un activista que se manifestaba en contra de la termoeléctrica.
Según indica Proceso, antes de que AMLO arribara los miembros de la APPM dieron a conocer su postura sobre la visita del presidente a Anenecuilco… y pues ya les valió gorro lo de la pintura del “Zapata gay”: se limitaron a indicar que la presencia de AMLO era un completo “acto de provocación”, dado el apoyo que ha mostrado al Proyecto Integral Morelos y, sobre todo, a la desatención que ha tenido el caso Samir Flores.
Respecto al recibimiento que le dieron, el presidente simplemente indicó que “hasta en nuestras familias tenemos diferencias y hay que ser tolerantes, no todos podemos pensar de la misma manera. Tenemos, eso sí, que respetarnos. Decían algunos que cómo íbamos a venir a Anenecuilco si aquí había una gran oposición. Lo que encontramos fue mucho respeto y mucho cariño de la gente de Anenecuilco”.