Con tantos millones de votos encima, quién sabe por qué parece que sólo los priistas están felices por lo que sucedió ayer en la sede del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM)… y muchos de ellos sin saber bien por qué. Como pin%&es focas dignos vencedores aplaudieron dirigentes y aliados de Alfredo del Mazo, mientras éste recorría la sala de sesiones del IEEM para recoger la constancia que lo acredita como ganador de las elecciones del pasado 4 de junio. Es decir, será el próximo gobernador del Estado de México.
Mi reconocimiento a la autoridad electoral. En una elección histórica los mexiquenses dimos muestra de nuestra participación.
— Alfredo Del Mazo (@alfredodelmazo) 9 de agosto de 2017
“¡Que sí, que no, que como chingados no!” , fue el democrático y fino grito que lanzaron los priistas, esto luego de una sesión de varias horas de duración en la que el representante de Morena ante el IEEM, Ricardo Moreno, enlistó una serie de actos que evidencian que se coaccionó el voto.
Hoy se consumó el fraude electoral del IEEM. El PRI nunca cambiará. No tiene remedio. No queda en él ninguna voz honesta. Así le irá!
— Alejandro Solalinde (@padresolalinde) 8 de agosto de 2017
“Se llevaron formas de coacción del voto mediante ferias de servicio que el Gobierno federal estatal y municipal llevó a cabo durante y antes de las campañas electorales, las más de 70 visitas que realizaron secretarios de estado repartiendo todo tipo de dádivas, trámites, dinero en efectivo, obras, promesas, etcétera, a cambio, abierta o en forma oculta del voto”.
Advertimos a las autoridades que de no limpiar el proceso electoral, vamos a exigir la destitución de los Consejeros del #IEEM e #INE. pic.twitter.com/65AkHtVvan
— Delfina Gómez A. (@delfinagomeza) 9 de agosto de 2017
Pero de nada valieron las evidentes pruebas de que – sino fraude –algo raro ocurrió en la votación de hace dos meses, ni que aún hay juicios pendientes en instancias estatales y federales y mucho menos que en el ambiente está el ya tradicional tufo de insatisfacción del electorado tras unos comicios. Al más puro estilo “haiga sido, como haiga sido” los consejeros hicieron colocar el cómputo final de la elección de gobernador para el Estado de México para el periodo 2017-2023… y serán lo que sean (inflexibles, por ejemplo), pero sí saben leer los números :
Alfredo del Mazo Maza: 2 millones 40 mil 709 votos
Delfina Gómez: un millón 871 mil 167 votos.
Juan Zepeda: un millón 84 mil 571 votos.
Josefina Vázquez Mota: 682 mil 520 votos.
Teresa Castell: 130 mil 100 votos.
Votos nulos: 175 mil 228.
Con el cómputo “final” en sus narices, los consejeros del IEEM – por mayoría – hicieron lo que pudieron hacer desde hace semanas. Porque, para qué tanto preámbulo con juicios, quejas y reconteo de votos (no todos, nomás los que validarán el resultado), si al final se dijo lo que siempre defendieron: la diferencia entre el primer y segundo lugar fue de 2.78%, lo cual impide el conteo voto por voto que pedía Morena. Qué más quisieran ellos, pero la ley dice que debe haber menos de un punto porcentual de diferencia para el reconteo total y, si la ley lo dice, por mucho que eso ayude a quitar cualquier dejo de fraude, pues ni modo.
#InformaciónW @alfredodelmazo recibe constancia de mayoría en el #IEEM pic.twitter.com/lM3yLtiqtn
— W Radio México (@WRADIOMexico) 9 de agosto de 2017
“Hoy se consumó por parte del Instituto Electoral del Estado de México el oprobioso fraude electoral que cometieron el PRI y los gobiernos federal y estatal”, señaló al respecto el presidente de la Mesa Directiva del Consejo Nacional del PRD, Ángel Ávila Romero, para quien lo hecho en el Edomex es una probadita de lo que podría ocurrir en las elecciones de 2018, dado que a las autoridades electorales les valió gorro la utilización de recursos federales en las campañas
Antes de que se le entregara la constancia a Del Mazo, los representantes de Morena, PAN, PRD y PT, salieron del salón de plenos, como muestra de inconformidad por la validación de los comicios. Pero, pese a que ya nomás quedaron puros “ganadores” y ya no había a quién restregarle la victoria, los priistas estallaron en exquisto júbilo: “¡que sí, que no, que como chingados no!”