¿Te gusta estar en cama todo el día? Quizá puedas decir que tienes alergia a la gravedad o un extraño síndrome que te hace estar acostado siempre. Sí, como el caso de una joven de Estados Unidos que sufre de esta condición, que a pesar de parecer un tanto genial, es todo lo contrario, pues no te permite hacer nada sin desmayarte.
Alergia a la gravedad o un extraño síndrome que te hace estar acostado siempre
De acuerdo con información de New York Post, una joven llamada Lyndsi Johnson de 28 años de edad habló sobre su extraña “alergia a la gravedad”, una condición debilitante con la que se la pasa acostada 23 horas del día, ya que si pasa más de tres minutos parada, se desmaya.
Este raro síndrome es conocido como taquicardia ortostática postural, el cual provoca un volumen sanguíneo reducido y un aumento anormal de la frecuencia cardíaca cuando alguien se pone de pie o se sienta.
“Soy alérgica a la gravedad”, comentó ella a South West News Service en una entrevista donde también explicó lo siguiente: “No puedo estar de pie por más de tres minutos sin sentirme mareada. Me siento mucho mejor si estoy acostada. Estoy en la cama todo el día”.
¿Cómo comenzó a presentar este síndrome?
Lyndsi Johnson no nació con esta condición, ella trabajaba como mecánica de diesel de aviación para la Marina de Estados Unidos, en 2015, cuando empezó a sentir los primeros síntomas de este síndrome. Sí, como fuertes dolores abdominales y de espalda, y poco después comenzó a desmayarse con cierta regularidad.
Aunque en un inicio los médicos le diagnosticaron ansiedad, pronto los desmayos recurrentes le hicieron pensar que no era eso. De hecho, en mayo de 2018, le dieron el alta médica del ejército por este síndrome, pero sus síntomas solo empeoraron.
Tanto empeoró que ya no solo eran desmayos: a principios de 2022 no podía retener los alimentos y vomitaba, por lo que cuenta que tuvo que estar bajo monitoreo cardíaco constante en el hospital.
Fue un cardiólogo el que primero sugirió que podría tener taquicardia ortostática postural, por lo que le aconsejó que se realizara una prueba de “inclinación”, con la cual se asegura al paciente a una mesa mientras está acostado y ésta se inclina lentamente hacia arriba, mientras los especialistas controlan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el oxígeno en la sangre y los niveles de dióxido de carbono exhalado.
Después de este análisis, en febrero de este año, le diagnosticaron oficialmente este extraño síndrome que no tiene una cura, pero el cual se puede tratar con bloqueadores beta que disminuyen los desmayos a tres veces al día y ayudan con las náuseas.
A pesar de esto, aún no puede tener una vida normal, como la de cualquier persona, ya que depende de que otra persona la cuide, como su esposo.
