Últimamente, el gobierno estadounidense nos ha demostrado lo difícil que les es dejar las viejas tradiciones de su nación. Acelera reformas energéticas en América Latina, afila su enemistad con Rusia y protagoniza más escándalos de espionaje que la administración de Nixon. Tan solo el día de hoy, el gobierno alemán confirmó la detención de un hombre del mismo país europeo quien, de acuerdo con informes de los medios, es un empleado del servicio de inteligencia acusado de trabajar como espía para el gobierno de Obama.

Los fiscales federales de Alemania dijeron que un hombre de 31 años de edad había sido arrestado el miércoles bajo sospecha de espiar para los servicios de inteligencia extranjeros, aunque no identificaron ni al sospechoso ni al servicio al que pensaban que servía.

Tanto la revista Der Spiegel como el diario Süddeutsche Zeitung informaron que el hombre era empleado del Servicio de Inteligencia Exterior de Alemania, aunque las autoridades se negaron a comentar la información. En aquellas publicaciones se afirma que el hombre era sospechoso de pasar información sobre la comisión del Parlamento Alemán que investiga las actividades de los servicios de inteligencia de Estados Unidos y otras agencias.

Debemos recordar que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense mantenía una estricta vigilancia de los ciudadanos alemanes, incluyendo a la canciller Angela Merkel. Esto se dio a conocer gracias a las famosas filtraciones que el ex analista de la NSA, Edward Snowden, hiciera el año pasado. Desde entonces, la relaciones entre Berlín y Washington han sido bastante frías, y si siguen en contacto, es por el acuerdo implícito que Estados Unidos mantiene con la Unión Europea para impedir que Rusia obtenga el monopolio de los hidrocarburos en ese continente.

Mientras tanto, la oposición alemana de izquierda ya ha condenado el espionaje, pero también el trato familiar y cercano que la NSA y la inteligencia alemana han mantenido desde el 9/11, que, según afirman, facilitó la infiltración. Advirtieron que, de probarse el caso, no sólo tendría que haber una respuesta legal, sino también una política.

El jueves, Merkel y Obama mantuvieron una conversación telefónica, aunque ambos afirmaron que el único tema tratado fue Ucrania. La NSA no ha dicho nada al respecto, mientras que la inteligencia alemana dejó en manos de la cancillería la comunicación con los medios.

Si el asunto resulta ser verdad, Estados Unidos podría estar poniendo en juego su relación con la más desarrollada de las economías europeas y no sólo eso: con la Unión Europea en general. Esto podría tener varias consecuencias: pérdida de apoyo en el conflicto en Irak, sanciones comerciales y, por supuesto, beneficio para una Rusia que tiene bien sujetos a los europeos por los hilos del gas.

Aunque la situación económica alemana nunca fue tan buena como ahora, sigue jugando un papel muy delicado como centro de equilibrio entre Estados Unidos y Rusia: Alemania depende en un 40% del gas ruso, que pasa a través de Ucrania. Ucrania, por su parte, vive un momento de inestabilidad política por el interés que Rusia tiene en su territorio (lo que seduce a la izquierda) y el interés que la Unión Europea tiene en su economía (que seduce a la derecha). El papel de Alemania en este conflicto es delicado: encabeza a la comunidad económica más importante, aliada de Estados Unidos, pero no puede poner en riesgo su relación con Rusia, porque depende fuertemente de ella.

El espía alemán de Estados Unidos significa mucho en uno de los momento más delicados en la tensión entre Putin y Obama, un juego que el ruso parece estar dominando sin problemas.

@plumasatomicas

Vía: The Huffington Post

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