Si Agustín Carstens, quien veía la crisis del 2008 como un simple “catarrito”, dice que se viene dura la cosa… es porque, entonces, lo que se padecerá será un gripón loco (o bueno, COVID-19 económico).
El célebre secretario de Hacienda en tiempos de Felipe Calderón echó su pronóstico de cómo estará la situación económica, no sólo en México, sino en todo el mundo. Ahora en su papel de gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), Agustín Carstens auguró un futuro no muy bueno para varias empresas. Bueno, ni siquiera aquellas en la que los gobiernos inyecten recursos: las bancarrotas serán inevitables.
“Llegará el momento en que la acción gubernamental sencillamente no pueda prevenir el incremento de bancarrotas. El cambio en el entorno económico dará lugar a una reasignación ineludible de recursos”, prevé Carstens Carstens.
De acuerdo con el también exdirector del Banco de México, la economía tendrá que moverse al ritmo de la pandemia. De hecho, ya lo está haciendo desde hace meses. Y, según lo que planteó Carstens, eso dará pie a que sectores económicos que la han sufrido en los últimos meses, no vean la luz al final del túnel. Es decir, estamos ya inmersos en la instalación de una nueva mecánica económica.
Debido a la pandemia, ya hay “otra forma distinta de viajar, trabajar, hacer compras, y se complica aún más por la revolución digital. La innovación en comercio electrónico es cada vez más importante y se está conjuntando con el enfriamiento de la actividad”, señaló Agustín Carstens en cita de El Financiero.
“Muchas tiendas sencillamente no van a sobrevivir, por tanto yo creo que podemos decir, podemos pensar que deberíamos de estar preparados, veremos mayores dificultades a futuro“, agregó el exsecretario de Hacienda durante su participación en la XIII edición de la Conferencia Internacional de Banca.
Ha sido año “emocionante”, dice Carstens
Clavado de asuntos económicos, Agustín Carstens dio a entender que se la ha pasado chévere viendo cómo los gobiernos de países, el sector privado y las bancas han tenido que sortear los efectos de una crisis que se creía pasajera pero que, evidentemente, pinta para extenderse por más tiempo.
Según explicó el exsecretario de Hacienda, los bancos centrales “reaccionaron rápido” y tienen gran responsabilidad de que el impacto de la pandemia no sea mayor, sobre todo, porque la actividad economía se detuvo casi por completo. “Los bancos centrales utilizaron los conocimientos acumulados en crisis anteriores y atendieron de forma rápida y masivamente”.