Tras 16 días de competencia, los Juegos Olímpicos de Londres 2012 han llegado a su fin.
Hoy no es un lunes cualquiera; estoy seguro que no fui el único que al despertar, encendió el televisor en busca de esas grandes competencias, hazañas deportivas y sobre todo historias humanas, para sólo encontrarnos con los noticieros que, al igual que como suelen hacer todos los días, nos hablan de la triste realidad en la que vive nuestro mundo: muertes, guerras, hambre y desempleo. ¿a donde se fue toda la esperanza olímpica?
Personalmente, diré que lo que más disfruté de Londres 2012 no fueron las competencias, las medallas o a las holandesas del hockey femenil (aunque estas últimas, rankearon muy alto) sino comprobar que el mundo sí puede ser un mejor lugar para todos. Estos Juegos Olímpicos, nos enseñaron que no importan nacionalidades, sistemas políticos, sexo o creencias religiosas, pues al final, mientras exista el respeto y reconocimiento mutuo, todos podemos ser y convivir como hermanos.
Otra gran lección de Londres ha sido la innegable muestra de que el único camino para el éxito, es el trabajo, la constancia y sobre todo el compromiso que se tenga con uno mismo, para ser mejor cada día; de otra forma no existirían esas asombrosas historias, como la de Mo Farah un velocista nacido en Somalia y que a la corta edad tuvo que huir de su país producto de la guerra civil. Refugiado en Londres desde 1993, a donde llegó sin hablar una pizca de inglés. Fue aquí, cuando tras meses de reprobar varias materias en la escuela, cortesía de las barreras del idioma, un profesor se le acercó y le enseñó a fijarse metas a corto plazo y sobre todo a enfocarse en cumplirlas. Diecinueve años después, Mo Farah se convirtió en el primer atleta británico en conquistar la medalla de oro en los 5 mil y 10 mil metros planos en toda la historia; y no solo eso, sino que figura ya en la lista de favoritos para ser condecorado por la Reina, como caballero de la gran cruz británica.
Algo parecido ocurre con todos y cada uno de los atletas que participaron en estos Juegos Olímpicos, pues independientemente del resultado obtenido, llegaron aquí gracias a su esfuerzo, trabajo, dedicación y sobre todo determinación para sobreponerse a los problemas y cumplir sus metas. ¿Alguien dijo Pistorius?
Antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos, decía a mis amigos que lo que más me emocionaba, era el hecho de ver al ser humano en su máxima expresión y Londres 2012 no me defraudo, pues basta repasar las emociones que tuvimos los últimos días, para saber que los Juegos Olímpicos, son de esas pocas cosas capaces de borrar prejuicios y resentimientos, para hacernos más y mejores seres humanos.
Adiós Londres 2012, te vamos a extrañar.
*** Si te perdiste la ceremonia de clausura de Londres 2012, aquí te compartimos nuestra galeria con las mejores imágenes y por supuesto, el playlist con todas las canciones que se interpretaron