Como parte de su Witness Tour, Katy Perry visitó nuestro país para dar una serie de conciertos en Monterrey, Guadalajara y la CDMX. Sin embargo la llegada de la cantante no fue toda miel sobre hojuelas, pues sin saberlo, se metió a la “boca del lobo” y fue acusada de abuso animal gracias a unas fotos que posteó en su cuenta de Instagram.
La cantante estadounidense visitó la Fundación Black Jaguar White Tiger, un santuario de felinos ubicado en el sur de la Ciudad de México y que es famoso por las miles de celebridades que lo visitan. Casi como la tradición no escrita lo dicta, a Katy se le hizo fácil subir a su perfil de Instagram un par de fotos en las que carga a unas crías de tigres y jaguares, lo que provocó que varios animalistas se le fueran encima, acusándola de fomentar el abuso animal. Pero, ¿por qué?
Según información de ABC en español, varios activistas afirman que ese lugar no se encarga de rescatar a felinos de los circos, la cría ilegal y el comercio de mascotas exóticas, en realidad explotan a los animales para que los turistas se tomen fotos con ellos, y a quienes les cobran por hacerlo. Esto porque en su web presuntamente no existe información de dónde ni cómo se rescatan a estas especies exóticas, y hasta aseguran que a las crías las separan de sus madres para prácticamente ponerlos a trabajar (o sea, sacándose fotos con famosos).
Además dicen que a los felinos los crían para que se reproduzcan y que de no hacerlo, hasta los sacrifican. Claro que la pobre Katy Perry probablemente no sabía ni que onda, pues inmediatamente borró las fotos que había compartido en sus redes. El mismo portal asegura que los animalistas constantemente le piden a las celebridades que no inciten a estas conductas, pues al final el objetivo de rescatar animales exóticos no es ese.
Bueno, al menos a Katy Perry ya le quedó muy claro eso, pero no sentimos que el atacarla haya sido una buena forma de enseñarle que estaba mal. ¿Ustedes qué opinan al respecto?
