Ni en diciembre nos salvamos de la polémica política en este lindo y querido México. Esta semana, la Secretaría de Hacienda actualizó el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (mejor conocido como el IEPS) en productos como refrescos, cigarros y gasolinas. Este cambio ha provocado indignación en las redes sociales pues podría significar un aumento en los precios de los combustibles mexicanos.
El impuesto actualizado ya fue publicado en el Diario Oficial de la Federación (AQUÍ) y entrará en vigor el 1º de enero del 2020.
A grandes rasgos estos son los cambios: el IEPS en la Magna subió 38 centavos por litro, en la Premium subió 12 centavos por litro y en el Diesel subió 80 centavos por litro.
De esta manera, las cuotas actualizadas (que están en el artículo segundo de lo publicado en el Diario Oficial de la Federación) quedaron de la siguiente manera: la Magna pagará 4.95 pesos por litro, la Premium pagará 4.18 pesos por litro y el Diésel quedó en 5.44 pesos por litro.
Ya que estamos en el tema, les contamos que los cigarros pagarán 14 centavos más y los refrescos 9 centavos más por litro.
¿Y esto repercute en los precios? ¿Es un gasolinazo?
Aquí viene lo complicado…. y donde los extremistas políticos están lucrando con la polémica.
Mientras algunos recuerdan que hubo promesas de campaña para eliminar el IEPS y esta nueva movida termina por desaparecer aquel ofrecimiento político de la 4T, la realidad es que la subida (actualización, le dirían algunos) de este impuesto tiene más implicaciones que un simple aumento en el precio.
El IEPS es un impuesto indirecto, por lo que los contribuyentes no lo pagan… en realidad se lo enjaretan a sus clientes.
La Secretaría de Hacienda explicó que este aumento al IEPS no necesariamente influiría en el precio de las gasolinas pues las distribuidoras son las que fijan el precio al consumidor.
Esta declaración (vista por algunos como una lavada de manos) pone a las empresas que se dedican a esto en el ojo del huracán: ahora que el gobierno subió los impuestos ellos tienen la decisión de absorber este aumento y dejar el precio igual… o aumentarlo y mantener sus ganancias intactas. Complicado, ¿no? El chiste es que los consumidores se enterarán del resultado el 1º de enero de este año que viene.