Imagina que trabajas de mesero y de pronto, en una de las meses que tienes asignadas se sienta Mark Zuckerberg y su esposa. Obviamente te emocionas y te frotas la mano al pensar la jugosa propina que el fundador de Facebook (y por consiguiente millonario) podría dejarte. Lo atiendes, te esmeras en tratarlo bien, y al final, como reconocimiento a tu servicio obtienes… nada.
Así le pasó al mesero de un restaurante kosher en un barrio judío del centro de Roma, quien personalmente atendió a Zuckerberg y a Priscilla Chan, los cuales, después de almorzar se marcharon sin dejar ni un vil euro de propina.
Miserables.
Tampoco crean que comieron mucho, de hecho la cuenta fue de sólo 32 euros.
Como podrán ver, no pidieron gran cosa: alcachofas fritas, flores de calabaza fritas, raviolis rellenos, agua y té… (Creo que yo como mejor y más rico en la fonda de comida corrida que está cerca de la Sopicueva y sí dejo propina, chafona, sí, pero dejo).
Después de casarse el pasado 19 de mayo, Mark Zuckerberg se encuentra en Roma disfrutando de su ‘luna de miel secreta’ (aunque ya todo mundo sabe que anda por allá).
En esta foto podemos ver cómo se hace disimulado para no dejar propina. A su esposa, lo codo de su marido medio le dio pena y mejor finge demencia:
No crean que es la primera vez que al joven Mark (ahora señor, porque ya sentó cabeza) se le pasa dejar propina. Una noche anterior hizo lo mismo en una trattoria de la ciudad, donde después de empacarse una pizza tampoco dejó nada.
Pues así están las cosas en la luna de miel del padre del Facebook. Por el bien de la esposa, esperemos en la noche pasen cosas más divertidas. Se estipula que los tortolos ahora están en el sur de la Costa de Amalfi, en Nápoles. Igual y a los meseros locales ya les llegó el pitazo de ‘la generosidad’ de las propinas de Mark, y le mandan uno de sus platillos con algún fluido corporal incluido.