Hoy se cumple medio año de que la sociedad mexicana ha salido a las calles por el caso Ayotzinapa. Es medio año de que miembros de la policía y el crimen organizado, bajo las ordenes de funcionarios/criminales desaparecieron a 43 jóvenes en el estado de Guerrero y mataron a otros…va medio año en el que apenas pudieron armarnos una “verdad histórica” que muchos han tachado de “discurso oficial” y que al final no nos ha respondido las preguntas más importantes de todo el caso:
Son preguntas que aún carcomen la cabeza de la ciudadanía mexicana: ¿qué pasó realmente? ¿por qué pasó? ¿dónde están?¿quién decidió su muerte y para qué les quitó la vida?
Son preguntas que el ex procurador Murillo Karam nunca nos supo contestar satisfactoriamente… ahora él ya no está, pero nosotros seguimos aquí, y hay 43 familias allá afuera que no tienen siquiera una tumba en la cual llorar, pero los políticos y el gobierno nos dicen “supérenlo”, como si ellos tuvieran el poder de decirnos qué podemos llorar y qué no podemos, cuándo podemos hacerlo y cuándo debemos olvidar que las vidas de ciudadanos mexicanos se perdieron.. ¿por qué creen que tienen ese poder de decir por quién sí y cuándo podemos estar de luto? ¿El gobierno dicta qué muerte sigue importando y cuál no?
Y eso es por parte de los desaparecidos, pero ¿y los que mataron en Iguala? ¿y el joven al que le quitaron el rostro? ¿para qué se lo quitaron?¿quién lo ordenó?
Además, todavía queda la situación de los Abarca : ¿por qué no se les ha acusado de todo lo que se les debe? ¿Por qué todo ha sido tan lento en los casos tanto de la esposa como del ex alcalde de Iguala?
Las preguntas son tremendas porque su falta de respuesta no termina en silencio, sino en un montón de posibles respuestas, cada una de las cuales es peor que la anterior.
Pero es tiempo de exigir respuestas, respuestas claras y satisfactorias. Respuestas que sean acciones y no sólo expresiones en las que los funcionarios se lavan las manos del caso.
Porque eso que pasó en Iguala fue terrible, fue monstruoso, y no puede volver a suceder en México, y para que no vuelva a suceder necesitamos garantías, muestras por parte de las autoridades que de verdad, este acto no volverá a pasar (porque no es la primera vez que pasa, pero lucharemos porque sea la última).
Reflexión desde la filosofía
Esta semana estuvo entre la UNAM la reconocida filósofa Judith Butler y utilizó su visita para reflexionar acerca de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos y sus palabras resonaron en nuestras cabezas y se instalaron ahí para que nosotros también nos hiciéramos varias preguntas y supiéramos varias verdades sobre nuestra situación:
Según Judith Butler, en México hay un vínculo cercano entre ejercer el derecho a la protesta y la mortalidad. Es decir, la gente que se manifiesta en México, se expone y esa exposición, esa vulnerabilidad nos une a todos en las calles (somos vulnerables de ser reprimidos, golpeados o encerrados por una policía que no protege sino que es un agente de violencia).
Pero unirnos en nuestra vulnerabilidad, decir “Todos somos Ayotzinapa” es ser la fuerza de la agencia (de ser un sujeto colectivo que actua). Cuando todos nos unimos, cuando todos somo solidarios en lo que nos hace vulnerables y decimos, ¡Basta, no podemos seguir así! hay un cierto cambio en la manera en que nos relacionamos que nos transforma.
Butler también habló de los cuerpos que importan, los cuerpos que vale la pena llorar, recordar… ¿quién administra todo esto en México?, ¿por qué alguien diría que ya no nos podemos lamentarnos de un tema? ¿qué se espera de la suspensión de la lamentación?
Los 43 jóvenes siguen aquí, y llegaron para quedarse. Cientos de miles de personas salieron a las calles, salieron y compartieron su vulnerabilidad, pero de tal manera que conversaron y se dieron cuenta de que las cosas en el país deben cambiar.
La sociedad mexicana tal vez no esté toda hoy en las calles, pero ya está atravesada por la pena de Ayotzinapa y nunca volverá a ser la misma. Ahora nos relacionamos un poco diferente, y esa diferencia, esa variación, es la que importa en el camino hacia un mundo mejor.
De esta manera, tenemos medio año sin respuestas y si queremos salir del duelo como personas nuevas necesitamos eso: una respuesta satisfactoria. El gobierno no puede lavarse las manos y dar vuelta a la página, el caso Ayotzinapa debe dejar una impronta profunda tanto en nosotros como en la manera en que funciona el sistema, las leyes, el gobierno.
Ya es tiempo de que nos vean a la cara y nos digan las cosas, ya no podemos dar un paso atrás.
@Filosofastrillo para @plumasatomicas
