¿Una prueba de que –como dicen autoridades en el caso Granier– dentro de la cárcel no existen privilegios?
Ya casi le hacen su respectivo pastel a la ex dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo, para conmemorar su detención, la cual se llevó a cabo un 26 de febrero, justo cuando muchos pensaban que se trataba de esos personajes “intocables”… ¿lo sigue siendo? En parte, podría decirse.
A pesar de estar en calidad de recluida, “La Maestra” nunca ha pisado una celda. Desde los pocos días que precedieron a su encierro, la otrora lideresa del SNTE se encuentra en una habitación de 3 por 5 metros del Aislado 2 del Hospital General de la Torre Médica, un espacio privilegiado dentro del penal de Tepepan.
En dicho espacio cuenta con regadera privada, una cama especial de posiciones múltiples y calefactor. Aunque no tiene acceso a TV, radio ni periódicos, sí se le permite leer libros y revistas en la comodidad de su sillón reposet .
Respecto a cuidados, a Gordillo no se le obliga a usar uniforme de recluso, viste con ropa deportiva, la cual cubre con una bata hospitalaria. Aunque atrás quedaron los días en los que su chef personal le preparaba sus alimentos –ha tenido que recortar uno que otro gasto- su menú diario consiste en los alimentos preparados en casa por su hija Maricruz Montelongo: comida baja en grasa, avena, fruta, pescado, salmón, espaguetti, ensalada y agua Fiji, todo según lo disponga su médico del Hospital Ángeles del Pedregal.
Hoy acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada, Elba Esther Gordillo tuvo en sus manos desde 1989 al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, el cual es el más grande de Latinoamérica con 1 millón 500 mil trabajadores. Calculen las cuotas que representan: Tan solo en dos de las cuentas de la SNTE las autoridades descubrieron ingresos por más de 30 mil 644 millones de pesos entre 2009 y 2012: 7 mil 661 millones al año “sólo comparables con los 8 mil 200 millones que Grupo Carso reportó como utilidad” en 2012, se detalla en Reforma.
Antes, las relaciones públicas de Elba Esther Gordillo comprendían a la crema y nata de la política en México, hoy se limita a su familia, la cual puede visitarla diariamente y las horas que necesiten
Con todo, “La Maestra” no es una rea cualquiera: es escaso el contacto con las 269 reclusas que conforman la población del Penal de Tepepan, a las cuales de vez en cuando regala ropa y accesorios para sus hijos recién nacidos: “Quiero hacer algo por las personas que sufren injusticias, quiero ayudar aunque sea por medio de terceros”,
Atrás quedaron las ropas finas, bolsos que costaban una fortuna y joyas impagables para la gente común: ahora si acaso recibe flores, que es lo único permitido, de acuerdo al código de la penitenciaria.
Sufre de 14 afecciones, entre ellas, insuficiencia renal, hipertensión y hepatitis: “Quizá el último de sus lujos sea no vivir el encierro detrás de las rejas”.
