Hace 4 años la sociedad española realizó una de las mayores movilizaciones sociales de su historia moderna: el movimiento de los indignados conocido como el 15-M, pero ¿qué podemos aprender de él?
Todo inició con una manifestación convocada por diversos colectivos el 15 de mayo del 2011. 40 personas decidieron acampar en la puerta del Sol esa noche de forma espontánea…esa fue la semilla para que comenzara toda una ola de protestas masivas por toda España.
Los indignados estaban hartos del bipartidismo, estaban en contra del dominio de los bancos (que fueron los que llevaron a España a una severa crisis que produjo un alto número de desempleados), además de que exigían una real división de poderes entre muchas otras cosas lo cual llevó al movimiento a crear varios colectivos temáticos.
La fuerza y la influencia del 15-M llegó hasta América, en Estados ÇUnidos influyo al Movimiento Occupy, mientras que en México al #YoSoy132.
El 15-M fue la repolitización de la ciudadanía española, surgió del hartazgo de la manera unilateral en la que operaban tanto políticos como empresarios.
La crisis Española del 2008 se extendió desde la economía y comenzó a invadir otros ámbitos como el político, el social y el institucional.
El nutrido movimiento que convocó a miles de ciudadanos a las calles estaba lejos de ser homogéneo, pero eso mismo permitió que poco a poco se crearan plataformas, asociaciones, cooperativas y proyectos políticos.
Todo esto es muy parecido a lo que pasó con el #YoSoy132, pues muchos de los que participaron continuaron organizándose y se incluyeron en Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) con múltiples propósitos como los derechos de los migrantes, la defensa de los derechos digitales, la protección de los derechos humanos, equidad de género, búsqueda de la democracia… además de que se creó una gran red interuniversitaria e interinstitucional que se activa en cada momento importante del país, como vimos en la convocatoria a las marchas por los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Actualmente el proceso de institucionalización del movimiento M-15 es algo que problemático pues depende de cómo se entienda esa institucionalización, si como una réplica de las instituciones políticas anteriores o si lo pensamos como la politización de la sociedad en todas las dimensiones de la vida de las personas.
De hecho el diario español El País entrevistó a varios participantes para que opinaran sobre lo que estaba sucediendo:
La barcelonesa Marina Garcés expresó:
“No considero que lo que estamos viviendo sea un paso del 15-M a las instituciones. Responden a lógicas y a sentidos de la politización distintos. El 15-M cuestionó la representación y la delegación políticas y abrió la posibilidad de politizar todos los frentes y dimensiones de la vida. El desafío electoral actual es, más bien, de un cambio necesario dentro del sistema de partidos, pero que acepta sus límites y condiciones.”
Por otro lado, el madrileño Emmanuel Rodríguez dijo:
“¿presión sobre las instituciones a fin de transformarlas (democratizarlas) en un sentido constituyente?, ¿posiciones electorales que se piensan como contrapoderes políticos conectados orgánicamente con las movilizaciones sociales?
La balanza del cambio político se mueve hoy entre proceso constituyente (democracia, fin de la austeridad), que se articuló como demanda común en el 15-M, y regeneración democrática, concebida como recambio de élites, control de la corrupción y nueva meritocracia. Los procesos locales (autonómicos y municipales), por mucha que sea su autonomía, no dejan de estar trabados en la misma disyuntiva.”
En fin, aquellos que salieron a las calles siguen pensando cómo repolitizar a su sociedad y cambiar las cosas en España… y si bien en México también hay gente que no ha parado desde que inició el #YoSoy132 (si bien recuerdan, hubo miles de personas allá afuera además de Atollini) parece que todavía tenemos retos, el próximo, por lo pronto es decidir que haremos con las elecciones que se avecinan ¿ustedes que han pensado?
@plumasatomicas