Creo que muchos de ustedes se acuerdan de este Tsunami. Algunos estábamos bastante chavos pero eso no le quitó lo impactante a la noticia. Una gran ola arrasó una gran porción de tierra que incluyó lugares en Malasia, Tailandia, India, Indonesia y Sri Lanka. El temblor submarino que desató a la enorme ola fue tan grande que se tambaleo el propio eje del planeta. 

En el extremo occidental de Indonesia se encuentra la provincia de Aceh y ese lugar fue el más cercano al epicentro (y por lo tanto, fue el más afectado). Murieron cerca de 170 mil personas y cientos de miles más lo perdieron todo. La mayoría de las estructuras construidas por el hombre (algunas de ellas hasta a 3 kilómetros de distancia de la costa) fueron completamente borradas de la faz de la tierra.

Ayuda internacional llegó de manera masiva y diez años después, Aceh está reconstruida.

Ahora la capital de la provincia, Banda Aceh, es una ciudad agradable en la playa. Por otro lado, la mayoría de los ciudadanos de ese lugar son sobrevivientes que han perdido a sus seres queridos. Los edificios podrían haber sido reconstruidos, pero, como en la Ciudad de México en 1985, los ciudadanos ahora tienen una identidad en la que el desastre aún está en sus mentes.

Algunos lugares de la tragedia permanecen, como un barco que aterrizó en el techo de una casa. Una vendedora de recuerdos llamada Fauziah le ofrece recuerdos del Tsunami a los turistas que van a ver al barco. La vendedora tiene 45 años y su casa es la que está debajo de esa embarcación:

«Después del terremoto mi hijo fue a ver que estaba pasando. Regresó corriendo y gritando. Lleve a mis hijos a la segunda planta pero en cuestión de segundos el agua estaba en todas parte… Pronto, teníamos el agua hasta el pecho… Pensamos que era el fin, que el día del juicio había llegado»

Fauziah logró subir al barco en el techo de su casa con sus hijos y vio cómo su ciudad y todo lo que conocía se hundía bajo el agua. Ahora, gracias al barco, se puede mantener y prepara pescado que ella misma pesca para los turistas. Ella y sus hijos sobrevivieron… pero su marido, su madre y sus hermanos no lo hicieron.

Ella dice:

«A veces me siento triste… Veo a la gente que aquí viene y cómo se divierte y ríe, como si este lugar fuera para divertirse»

Pero no es un lugar de diversión, es un lugar de memoria, uno en el que la gente debe recordar que podríamos sucumbir ante la fuerza de la naturaleza.

Las autoridades han hecho que la prevención de desastres sea una prioridad. Un museo hecho para recordar el Tsunami sirve para proteger hasta a 3 mil personas y resistir olas de hasta 15 metros de altura. Se han construido otros edificios de protección y escape y la población ha sido educada en los procedimientos de evacuación.

La agencia meteorológica del país monitorea terremotos y tsunamis potenciales y un sistema de alerta se ha puesto en marcha. Además, en toda la ciudad hay una señalización para indicar las construcciones de escape más cercanas.

Esta es una oración que se hizo en conmemoración de las víctimas de hace 10 años.

Un pescador de 48 años de edad llamado Rusmaizar explicó cómo la gente corrió a resguardarse a los edificios de escape en el terremoto del 2012:

«(En caso de un nuevo desastre) la gente va a saber qué hacer»

Esto fue en Sri Lanka:

@plumasatomicas

***Vía The Independent

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