La Navida’… tiempo de dar y recibir amor. Si en los próximos días tienes planeado quitarte el frío con arrumacos y tener varias “noches buenas”, te pasamos una lista con los 8 momentos más incómodos que puedes vivir mientras “pones al niño en el nacimiento”.
Pónganse abusados para que no les pase.
El condón se rompe
Un drama de nuestros tiempos. Uno hasta siente que se desmaya cuando se entera. La opción es ir en busca de unas pastillas de emergencia. Evítate molestias y sustos, y mejor compra preservativos no tan chafones (aunque recuerda que ninguna marca es 100% segura).
Tener que hacerlo ‘en silencio’
Sucede que a veces se está en un lugar donde no hay ruido. Para que no se escuché lo que haces, todos tus movimientos son lentos y en silencio. Pa’ colmo, ninguno de los dos dice nada. La escena puede ser muy seductora, o transformarse en uno de esos silencios incómodos, sobre todo si pasa lo que les contaremos en el siguiente punto…
Andar de pedante
Pues sí, a todos nos pasa (incluso a esas sopicuatas que se creen princesas de cuento). El chiste es hacer que ocurra el menor número de veces posible. Si sabes que te vas a poner jacarandoso, no comas frijoles ni alimentos muy condimentados, ve al baño un poco antes, o de plano, aprieta el esfínter para que no haya fugas indeseadas (y menos con premio).
El sonido que hacen los cuerpos al juntarse
Todos lo hemos escuchado. Suena como un cojín (valga la redundancia) de flatulencias para hacer bromas, pero un tanto diferente. El vacío y el choque de los cuerpos luego genera sonidos que a veces parecen intergalácticos, a veces una orquesta mal afinada y otras una corneta de payaso.
Queefing
Y seguimos con los sonidos. El “queef” es el aire que expulsa la vagina después de tener sexo. Quién escribe estas palabras no tiene vagina, así que agradeceríamos si alguna sopicuata afirma o desmiente este punto.
Cambiar de posición torpemente
Luego pensamos que estamos en una película porno y queremos aplicar posiciones innovadoras que por desgracia a veces no salen como pensábamos. En el proceso de ir de una pose a otra, ocasionalmente hacemos una danza un tanto torpe. Lo mejor en esta ocasión es reírnos.
Intentar hablar sucio
Hay a quienes se les da, y a quienes no. Si eres medio ñoño y no dices groserías ni cuando le anotan gol a tu equipo favorito, probablemente no te verás bien ni te saldrá eso de hablar como camionero a la hora de echar pata. Pero bueno, quizá seas la excepción que hace la regla.
Reírse
Ya sea por algún sonido que se escuchó, porque se vio algo gracioso o porque se acordó de un chiste. Eso de reírse en el momento en el que se supone uno está concentrado haciendo su chamba hace que el otro desconfíe de su desempeño. Sobre todo si a la pregunta ‘¿qué pasa o por qué te ríes?’ se recibe la respuesta ‘nada’ y segundos después la risa continúa.
Después de haber leído nuestra nota tipo revista Vanidades, ¿ustedes qué otro momento incomodo les ha pasado mientras descongelan el pavo?