Para muchos, ayer lo mejor hubiera sido retirarse un rato de redes. Caso de varios representantes de la 4T que trataron de defender a un gobierno que, evidente, no ha atendido con la seriedad que se merece el tema de la violencia contra las mujeres. Como ejemplo de esto, tenemos al encargado de la comunicación de Presidencia, Jesús Cuevas.
Luego de que durante su conferencia mañanera AMLO pidió a las mujeres que se manifestaron el pasado viernes por el reciente y violento caso de feminicidio de Ingrid Escamilla que, de favorcito, no le pintaran las paredes, el buen Chucho Ramírez se aventó la puntada de asegurar que el actual gobierno representa una “transformación feminista”…
Por medio de sus redes sociales, el vocero de Presidencia mandó un mensaje para… pues para lo que muchos utilizan las redes: presumir cosas que en la vida real no existen. El caso es que afirmó que con la 4T no sólo se acabó el régimen de corrupción y privilegios, sino que también se comenzó un cambio “feminista, por los derechos humanos [cof, si no creen, que le pregunten a los migrantes, cof], por la defensa de la naturaleza y los animales [claro, con todo y activistas asesinados]”.
La 4T “es una revolución pacífica de las conciencias y de los corazones”, remató el encargado de la comunicación de Presidencia, muy en el tono con el que AMLO se refirió al asesinato de Fátima, la niña encontrada sin vida este fin de semana. Es decir, sin acciones concretas, pero sí mucha buena vibra y con la promesa de que lo que no faltará en la administración es moralización.
Claro, las críticas contra Ramírez no se dejaron esperar…
También Batres
No sólo el vocero de Presidencia. Otro que fallidamente intentó defender la postura de AMLO respecto a los recientes crímenes hacia las mujeres fue Martí Batres. El senador se fue más por las palabras con las AMLO habló del caso de Fátima, asegurando que el asesinato –así como lo afirmó el presidente– es resultado de la decadencia que dejó el neoliberalismo.
“Es cierto. El feminicidio, como se conoce en nuestros días, es producto del neoliberalismo. Ciudad Juárez lo demuestra. Trabajadoras de las maquilas fronterizas, lejos de sus ciudades de origen y sus familias, sin red de protección social, fueron las primeras víctimas”.
Ante las críticas por el inoportuno mensaje (dejando de lado que quizás sí pueda discutirse el planteamiento) Batres siguió y siguió mandando tuitazos y enfrascándose en discusiones que claramente tenía perdidas. Como por ejemplo, con la periodista y activista Lydia Cacho quien , con toda la autoridad en el tema, le señaló que, cuando su prioridad sean los 10 casos diarios de feminicidios, entonces –ahí sí– la banda comenzará a tomarlo en serio…
“Por ahora tu machismo competitivo y partidista carece de brújula y sentido. Te pagamos para defenderlas a ellas”, concluyó la autora de Los demonios del Edén.