Ciudad del Cabo, fue una alarma crítica para el resto del mundo. No es noticia que el calentamiento global está acabando con la poca agua potable que queda en el mundo, para ser exactos nos queda tan sólo el 3% de agua dulce del total del agua en la tierra.
Para no ir tan lejos, si eres de los que cuenta con una cisterna en tu casa, eres afortunado, pero en delegaciones como Iztapalapa, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón o Azcapotzalco, sufren diariamente por la escasez de agua, y ni qué decir de las zonas rurales, donde las personas tienen que recorrer kilómetros para conseguir una cubeta de agua.
Pero este es un asunto global y la sobrepoblación en el planeta no es algo que ayude, la ONU calcula que a este ritmo, para 2030, la demanda sobrepasará la posibilidad de suministro en un 40%.
Ciudad del Cabo, fue la primera, pero hay diez ciudades en el planeta que de no tomar medidas necesarias, correrán con la misma suerte, Sao Paulo, Bangolare, Pekín, El Cairo, Yacarta, Moscú, Estambul, Cuidad de México y Tokio están en peligro, dependen de factores como el cambio climático, el crecimiento demográfico y las acciones humanas para que se queden sin agua más pronto de lo pensado.
Hablando específicamente del ex D.F., desde hace décadas nos lo venían anunciando, pero entre las sequías, la contaminación en ríos y lagos que más bien parecen basureros, pero sobre todo, la explotación demográfica son causantes de que el agua sea insuficiente actualmente para los 21 millones de habitantes, ¿qué nos esperará en 20 años?
La Ciudad carece de agua propia, por lo que importa hasta el 40% del agua de estados colindantes, empezaron con el Lago de Texcoco, en los años 80 y 90, un fuerte debate provocó la renovación del lago, pero esto no evitó que se siguiera bombeando, lo que provocó una sobre-explotación de los mantos acuíferos en el lugar.
Así que la solución fue traer el agua del Sistema Cutzamala, en Michoacán, pero va por el mismo camino que el Lago de Texcoco, hasta ahora se han explotado gran parte de los mantos acuíferos, desde allí, se traen dos terceras partes del agua.
Algunos científicos no culpan a la extracción del agua, sino a la falta de infraestructura para retenerla, estiman que un 40% del agua importada, se desperdicia en fugas de las viejas tuberías que en promedio tienen 50 años de antigüedad e impide que llegue a quienes la necesitan.
La carencia de agua puede provocar hasta una guerra mundial, se calcula que en un hogar se consume hasta 86 litros de agua, pero después del sismo del 2017, algunos de nosotros nos tocó quedarnos sin agua por unos días y así pudimos valorar cuan preciada y necesitada es y así nos pudimos imaginar lo que viven las personas en delegaciones que se quedan sin servicio por semanas.
En alguna zonas de la Ciudad de México ya sabes que nunca falta que se rompió la tubería o que está en mantenimiento o que el sistema no tiene suficiente potencia así que el gobierno tiene que abastecer determinadas comunidades con pipas, pero en constantes ocasiones, la desesperación por tener agua provoca peleas y amenazas de muerte a los choferes de las pipas si no surten la cantidad exigida o no acuden al llamado.
Cecilia Lartigue, coordinadora ejecutiva del Pumagua, reconoció que no se le da la importancia que debería y enfatizó que de seguir bajo por el mismo camino, el agua no nos va a alcanzar para 30 años.
Mientras que la académica Lartigue Baca, propone la vigilancia y monitoreo del uso del agua en hogares y la agricultura para crear proyectos que nos salven de lo que sería una tragedia.