Desde 1993 la ONU y múltiples organizaciones internacionales han reservado el 3 de mayo para celebrar el día Mundial de la Libertad de Prensa. La situación internacional de este derecho humano, sin embargo, parece exigir de nosotros mucha más urgencia que celebración.
Entre los derechos humanos, el de expresión y prensa tiene una importancia especial: sostenerlo y defenderlo es el medio para exigir la defensa de cualquier otro. Es por este motivo que la violencia ejercida actualmente contra la libertad de alzar la voz resulta imperdonable, ya venga desde la ilegalidad o bien, desde la legislación.
El día de ayer, el periodista turco Ahmet Sik fue galardonado con el Premio Mundial de Libertad de Prensa Guillermo Cano, concedido por la UNESCO. En su discurso de agradecimiento, calificó de “régimen fascista” al gobierno de Recep Tayyip Erdogan.
En 2011, Sik pasó un año en prisión a raíz de un artículo publicado en 2007 en contra del primer ministro. Podría pasar otros 15 años por un texto que ni siquiera llegó a publicar.
“En Turquía no podemos hablar de libertad de expresión, no sabemos lo que eso”, agregó tras lamentar la censura a redes sociales e internet de la que el país es víctima actualmente.
En México, el problema también es grave. Es bien sabido que la iniciativa para las leyes secundarias de la Reforma en Telecomunicaciones incluían, para no ir más lejos, la posibilidad de suspender las telecomunicaciones en una zona bajo pretexto de defensa a la “seguridad nacional”. La ONU misma se manifestó en contra de esta posibilidad y recordó al Gobierno de la República que, desde 2011, el libre acceso a Internet y a la información que ahí fluye es un derecho humano inquebrantable, aún bajo pretextos tan severos.
Sin embargo, la ley no es el único flanco desde el que se pone en riesgo la libertad de prensa en nuestro país. Las autoridades cuentan con un amplio margen para actuar fuera de los establecido en cualquier código: según datos de la organización internacional Article 19, en México, 6 de cada 10 agresiones contra periodistas fueron hechas por algún servidor público.
El periodista Gregorio Jiménez es la última víctima que el crimen organizado ha cobrado en contra del periodismo en Veracruz.
El pasado 2013 fue el año más peligroso para ser periodista en México en al menos un lustro. No cae duda de que el supuesto cambio de la estrategia de lucha contra el crimen organizado en nuestro país no sólo no ha surtid efecto, sino que parece dar un mensaje claro por parte de las autoridades tanto a víctimas como a victimarios: la libertad de prensa en México es un derecho en peligro.
En 2014, la ONU ha decido reservar el espacio de discusión en torno a este problema a tres tremas principales: la importancia de los medios de comunicación en el desarrollo; la seguridad de los periodistas y el estado de derecho; y la sostenibilidad e integridad del periodismo.
Para comprender el estado de la situación en nuestro país, a continuación te presentamos 15 datos que no pueden pasar desapercibidos sobre el estado de la violencia contra la prensa:
1. Durante 2013 se registraron y documentaron un total de 330 agresiones de todo tipo contra periodistas, trabajadores de prensa e instalaciones de medios de comunicación en México.
2. En México se agrede a un periodista cada 26.5 horas, lo que representa un aumento en la tendencia de 59% frente a 2012.
3. De 100 agresiones documentadas contra trabajadores de medios en 2013, 85 se dirigen contra un reportero o periodista audiovisual. Las agresiones a personas representaron el 90% del total, el otro 10% fueron ataques a las instalaciones de los medios.
4. En los casos donde se identificó al perpetrador, 6 de cada 10 periodistas fueron agredidos por parte de un funcionario público.
5. De 330 agresiones totales, en 274 fue posible identificar al perpetrador del acto de violencia en contra del periodista. En 146 de ellas el perpetrador fue un funcionario público; en 49 se trató de una organización social; 39 crimen organizado; 30 un particular, y en 10, un partido político.
6. Las agresiones han aumentado considerablemente frente a años pasados. En el Distrito Federal se concentraron el mayor número de casos de agresión: en promedio 25 al año entre 2007-2012 y 47 en 2013.
7. En octubre de 2013, la agresión a periodistas durante las movilizaciones masivas en la capital contribuyeron a que tan solo en ese mes se agredieran a 64 periodistas.
8. Desde 2007 a 2013 un total de 213 periodistas han sido amenazados por cuestiones relacionadas a su trabajo. Tan sólo en 2013 se amenazaron a 49 de ellos.
9. Cada vez son más los periodistas agredidos y en más estados de la República Mexicana. Sólo tres estados registraron cero periodistas agredidos, estos son Tabasco, Hidalgo y Nayarit. En 2007 no se conocían casos de agresión en más del 50% (17 en total) de los estados.
10. En 2013 se documentó la detención arbitraria de 9 y 11 periodistas por parte de autoridades en el Distrito Federal y en Veracruz respectivamente–los dos estados que concentran el mayor número de detenciones registradas por Article 19– por cuestiones relacionadas a su trabajo.
11. De los 4 periodistas asesinados en 2013, en tres de los casos, el principal perpetrador fue el crimen organizado. En el caso restante se desconoce quién fue el culpable.
12. De los 50 periodistas asesinados desde 2007; en 29 casos no se identificó al perpetrador, en 20 casos se trató del crimen organizado, y en un caso se trató de un funcionario público.
13. Veracruz, Oaxaca y Chihuahua concentran el mayor número de asesinatos.
14. Tan sólo en Veracruz se asesinaron a 4 y 5 periodistas en 2011 y 2012 respectivamente. Desde el comienzo de la administración de Javier Duarte se asesinaron en el estado a 10 periodistas, lo que lleva a que Veracruz tenga niveles de violencia contra periodistas similares a los de Pakistán, un país en guerra.
15. El mayor número de periodistas que tuvieron que dejar todo –su casa, trabajo, familia y más– por miedo a perder su vida dadas las amenazas, agresiones y actos de intimidación a que habían sido sujetos anteriormente, fue de 4 en Veracruz en 2013. De nuevo los estados del norte de la República son en donde más se presentan este tipo de agresiones a periodistas, destacan el caso de Chihuahua, Sonora y Tamaulipas.
Vía: Article 19, ONU