La comunidad homosexual en Moscú protesta contra una ley que criminaliza sus muestras afectivas, sus propagandas de salubridad y su protesta.

Hasta 1993 si se comprobaba que dos hombres homosexuales habían tenido sexo podían pasar en la cárcel hasta cinco años. Después de la presión internacional, el presidente en turno Boris Yeltsin, revocó la ley que criminalizaba a los homosexuales, sin embargo, si bien es cierto que esa victoria fue muy relevante, no se han podido implementar estrategias de legislación, ni educación social alrededor de la discriminación.

Otro paso se dio en 1997, cuando un nuevo código criminal entró en vigor. Éste dejaba de manifiesto que, con excepción de la violación (que sí requiere de una víctima femenina), las otras ofensas sexuales como violencia y coacción (forzamiento), pueden ejercerse en contra de personas de cualquier sexo, es decir, antes del nuevo código criminal, la violencia sexual sólo se contemplaba en la ley cuando se ejercía entre parejas heterosexuales.

La organización Internacional Lésbico-Gay (ILGA por sus siglas en inglés) reportó que, en los años 90, el asesinato de homosexuales era cotidiano, al tiempo que las personas de diferentes preferencias sexuales evitaban denunciar delitos perpetrados contra su persona, no sólo por tener la seguridad de ser ignorados, sino por miedo a ser atacados por la policía misma.

La ley “Antipropaganda” contra los homosexuales se ha aprobado en nueve localidades de Rusia, incluida la segunda más importante, San Petersburgo. Esta ley prohíbe la propaganda de la homosexualidad, la bisexualidad, la transgeneridad y la pedofilia. Aquí hay  dos enormes problemas, primero, no se ha tipificado de manera correcta el término propaganda, de tal manera que el delito puede incluir, por ejemplo, repartir folletos informativos de sexualidad que hablen de las sexualidades diferentes, las protestas a favor del reconocimiento justo de la homosexualidad o simplemente, que dos personas del mismo sexo se besen en la calle; en segundo lugar, nadie da razón de por qué la homosexualidad (que ya no es un crimen) se compara con la pedofilia.

Frente a este panorama, decenas de defensores de los derechos de los homosexuales salieron a las calles de Moscú, en donde, si esta ley “Antipropaganda” se aprueba, a los homosexuales podría costarles hasta 12 mil euros de multa besarse en la calle. Los inconformes fueron atacados por un grupo de personas que a punta de golpes trataron de deshacer la manifestación; como pueden ver en el video, pocos hicieron algo cuando la gente que protestaba (incluidas mujeres) era golpeada.

Uno de los atacantes declaró al diario ABC: “Moscú no es Sodoma, estamos aquí para apoyar a la gente normal, saludable, que quiere familias saludables con un espíritu ortodoxo, respetando las tradiciones”. Y es que, lamentablemente, para el 2005, 43.5% de los rusos apoyaba la re-criminalización de la homosexualidad y 42.8% apoyaba la ley “Antipropaganda”.

La insuficiente apertura del gobierno ruso ha permitido que algunas leyes a favor del derecho de los homosexuales fueran aprobadas en años muy recientes, por ejemplo, apenas en el 2003 los homosexuales pudieron formar filas en el ejército; las personas transexuales o transgénero pudieron cambiar sus papeles oficiales (luego del procedimiento quirúrgico) hasta 1997; los hombres que tenían sexo con hombres no podían donar sangre sino hasta el 2008 y la homosexualidad dejó de clasificarse como “enfermedad mental” apenas en 1999. Los matrimonios entre homosexuales desde luego están prohibidos así como la adopción.

La comunidad LGBTTT debe recorrer un largo camino todavía para que sus derechos sean reconocidos en un país en donde la Iglesia más grande es la ortodoxa, con 140 millones de fieles.

***vía ABC y Le Monde

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Fundé Sopitas como hobby y terminó siendo el trabajo de mis sueños. Emprendedor, amante de la música, los deportes, la comida y tecnología. También comparto rolas, noticias y chisma en programas...

Comentarios