Las palabras “compromiso” y “boda” son muy fáciles de pronunciar pero son de las más complejas a la hora de ponerlas en acción. De hecho, posiblemente lo primero que no pase por la mente es el miedo y luego la incertidumbre pero bueno, con el paso del tiempo se van acomodando las cosas.
Muchos esperan llegar a determinada edad para encontrar a esa persona que los llene en todo sentido para poder dar el siguiente paso. El matrimonio es una de las decisiones más difíciles de tomar pero una de las que más satisfacción genera (a menos que te obliguen a casarte con alguien que no quieres) pero lo cierto es que requiere muchísima planeación.
Organizar una boda es uno de los trabajos más pero más complejos de toda la vida. Cumplir los deseos, sueños y necesidades de la pareja es cuestión de vida o muerte para las personas especializadas en ese rubro pero lo bueno es que se llevan un muy buen dinero a la bolsa.
Independientemente a los detalles como los anillos, los arreglos, el vestido y toda la lista de detalles que componen una boda, se han preguntando ¿de dónde vienen todos ellos? ¿quién los inventó? Pues acá les tenemos una serie de datos que quizá no conocían acerca de los bodorrios.
Comencemos con las sortijas
Los egipcios fueron la primera civilización que instauró la tradición de los anillos de boda. Se dice que os hombres le entregaban a las mujeres estos anillos como símbolo de la confianza (ay, ajá) que depositaban en la mujer para cuidar del hogar y ser una buena esposa. El uso que le dieron los egipcios a los anillos de matrimonio se expandió a otras culturas -como griegos y romanos- que apreciaron este simbolismo.
En la actualidad el anillo de bodas es fundamental y marca la diferencia entre un hombre que aprecia su matrimonio (mientras lo traiga puesto) y el que añora sus momentos de soltería (el que se lo quita).
El previo: anillos de compromiso
Esto comenzó en la Edad Media, concretamente en el año 1215, cuando el Papa en turno, Inocencio III anunció que entre los esponsales y el matrimonio debía haber un espacio. Según este anuncio, la duración no se limita a un momento determinado. El número de los días pueden ser variados. La gente consideró la opinión del Papa y, comenzó la práctica que hasta ahora prevalece. Esta práctica se ha vuelto tan popular con el paso del tiempo ¿en serio, todavía existe?
Y los diamantes llegaron después
Dicen por ahí que “el diamante es el mejor amigo de la mujer” y posiblemente lo sea pero ¿a quién le tenemos que agradecer esto? La tradición de los diamantes en los anillos de compromiso llegó en el año de 1477, cuando el archiduque Maximiliano de Austria le propuso matrimonio a María de Borgoña con una sortija con piezas delgadas y planas de diamantes en forma de “M”.
(Gracias archiduque, gracias, eh)
Pero no eran una norma hasta 1947, cuando Frances Gerety, de la compañía de diamantes De Beers, acuñó una de las frases más exitosas de todos los tiempos “Un diamante es para siempre” y a partir de ese momento, el dar anillos con diamantes ya era de cajón.
El vestido de novia
No cabe duda de que es el mayor símbolo de una boda, sin él, aquellas historias de matrimonios no estarían completas pero saben, esto no fue por decreto de Papa Dios. El vestido blanco apareció gracias a la Reina Victoria en 1840. En dicho año, ella se iba a casar con Alberto de Saxe- Coburg y para el magno evento, llevó un vestido que inspiró el que hoy en día conocemos como “vestido de novia”.
Casi siempre son blancos pero hoy en día ya hay rosas, azules y hasta negros.
¿Cómo surgió la idea del ramo?
En la antigüedad, las novias llevaban con ellas manojos de hierbas aromáticas, como el ajo , el eneldo y el romero, para alejar los malos espíritus; esta tradición continuó en la década de 1800 y adivinen quién se lleva el crédito de esto: ¡así es! la Reina Victoria, quien cargó un ramo de campanillas de invierno.
La Reina Victoria inició la tradición floral de las bodas.
El lanzamiento del ramo
No inició como un deporte olímpico ni nada por el estilo tampoco fue siempre sobre solteronas que buscan desesperadamente atraparlo para ser las siguientes en casarse. Aventar el ramo empezó porque los invitados a las bodas arrancaban trozos de vestido de la novia en un intento de tomar algo de su casa suerte.
Las flores arrojadas tenían la intención de distraer a la gente para que la novia pudiera escapar ilesa.
Las damas de honor
El que fueran vestidas igual que la novia era para confundir a los espíritus malignos y que estos no pudieran poner sus manos sobre la feliz pareja. No obstante, durante la época victoriana, la moda comenzó a hacerse presente y desde ese momento, las damas de honor ya lucían un atuendo diferente al de la novia.
Hoy en día las vemos uniformadas con colores pastel, todo para que la novia siga luciendo el espectacular vestido blanco que seguramente se compró.
¡Por fin! la Luna de Miel
Para quienes pensaban que la Luna de Miel era obra de las empresas hoteleras, agencias de viajes o aerolíneas, tenemos que decirles que no es así. De hecho, hay muchas historias acerca de esto:
- La proveniente de Babilonia, hace más de 4000 años, donde el padre de la novia le daba al novio cerveza de miel que pudiera beber durante un mes (una luna).
- Entre los romanos, la madre de la novia dejaba en la alcoba nupcial cada noche durante un mes o una luna, una vasija con miel para los recién casados.
- Los Teutones en Alemania, quienes supuestamente comenzaron con esta tradición, celebraban sus bodas solamente bajo la luna llena y luego del evento, los novios bebían licor de miel durante los 30 días posteriores a la boda. Este período entonces llegó a conocerse como Luna de Miel.
Perooo la que más relación con lo que se hace hoy en día es la que proviene desde Noruega:
La luna de miel significaba aislamiento, ya que cuando un hombre de este lugar (Europa septentrional) secuestraba a una joven de un poblado cercano, éste era obligado a ocultarla durante un tiempo. El único que sabía donde estaba era el “padrino”.
Cuando la familia de la novia dejaba de buscarla, el hombre regresaba a su poblado. Por otro lado las parejas recién casadas, tenían tantas obligaciones cotidianas que les era imposible pasar algunos días o semanas disfrutando de un viaje y de su pareja (¿les suena?).
Echar el lazo, o amarrar el nudo
Esa frase que lo simplemente significa CASARSE tiene su origen en una vieja costumbre irlandesa llamada “matrimonio a prueba”, la cual, constaba de una ceremonia en la que se le amarraban las manos al novio y a la novia como símbolo de su compromiso.
No crean que en el mal sentido de “amarrarse a alguien”, eh…
Lo mejor de todo: el pastel de novia
Durante el Imperio Romano, los pasteles de boda en realidad era pan que se rompían en la cabeza de la novia por parte del novio como símbolo de la fertilidad. Hoy en día, los novios se hacen los chistositos ante las múltiples peticiones de “¡Mordida, mordida!” y solo se embarran el pastel en la cara.
Ya no es como símbolo de fertilidad sino para ver quién sale peor en las fotografías de la pachanga.
Ahí los tienen, estimados sopicuates. Once cosas que respaldan la tradición y el sacramento del matrimonio. ¿Ya están pensando en casarse o algo así?