Decir que han transcurrido 10 años desde Youth Novels se dice fácil. Cuando lo decimos, es más o menos como si estuviéramos dando un vistazo al pasado, como si revisitáramos aquellos bellos tiempos en los que la música comenzaba a compartirse a través de plataformas digitales; cuando comenzábamos a usar redes sociales y a través de ellas descubríamos una nueva rola. Esto era todo un logro y así, a través de estos mismos medios, fue como se escucharon las primeras canciones de Lykke Li, una artista sueca cuya música cambió la escena musical contemporánea tanto de este país como de Reino Unido y Estados Unidos, que decidió experimentar con una serie de géneros, que logró innovar y que así como muchos otros artistas de ese tiempo, creó un disco que se quedó grabado en nuestras mentes por siempre.

¿Ves nuestra foto destacada? ¿Ves el video de acá arriba? ☝🏻, es una Lykke Li muy distinta. Podríamos decir que casi irreconocible. Con el pelo rubio y la cara diferente, pero con un talento impresionante que con la colaboración de Björn Yttling —de Peter Björn and John— para la composición de todas las letras y producción, creó bellas canciones para corazones rotos como “I’m Good, I’m Gone”, “Melodies & Desires”, “Breaking It Up” y “Complaint Department”.

También podemos decir que el pop-folk que Lykke Li utiliza en Youth Novels es mucho más estético gracias a su dulce voz —que a veces se torna en babyvoice o voz de bebé—, coros; un bajo apenas perceptible al oído con ligeras reverberaciones; un uso de los sintetizadores, flautas, xilófono, tambores, saxofón y hasta arpa. Todo termina en una conjunción que te llena de nostalgia, de amor, de desdén hacia el ser querido que te abandonó, que te pone a bailar y al mismo tiempo te sumerge en un ambiente de relajación, de contemplación.

¿La canción más representativa y que todos conocemos? “Little Bit”, probablemente el track más completo y pegajoso que nos inspira exactamente lo que su letra dice: amor y arriesgarlo todo por el ser amado. “It’s you, I’m thinking of […] I would do it, push a button, pull a trigger, climb a mountain, jump off a cliff cause you know baby I love you, love you a little bit”, es la explicación de lo que alguien enamorado estaría dispuesto a hacer. Y sí, todos los que escuchamos esta canción en la adolescencia-juventud nos sentimos identificados. Porque más que ser una canción girly, era algo que nos hacía bailar y sobre todo nos ponía muy, muy de buenas. Especialmente cuando escuchas esos beats.

La vida transcurrió, nosotros cambiamos, Lykke Li cambió. Pasó a ser la versión moderna de El Perro del Mar, a convertirse en una de las nuevas representantes de la ola pop sueca. Posteriormente sacó otros dos discos: uno muy mainstream y otro muy depresivo. Dio giras por todo el mundo, creó un séquito de fieles seguidores. Se volvió a enamorar, tuvo un hijo, se dio un tiempo para internarse en otros proyectos. Hizo prácticamente de todo, al igual que nosotros.

Hoy puedo decir que el tiempo ha pasado, que la música, el internet, las redes sociales y la forma de escuchar las canciones se han transformado y que la Lykke Li que escucho hoy es muy distinta a la que me enamoró en un principio. Hoy no tengo un corazón roto. Youth Novels, más que ser un disco debut creado a partir de la ruptura de un noviazgo de tres años, es la representación de ese amor de juventud, ilógico, inmaduro, de esos inicios dentro de la música indie, de esa etapa en la vida que jamás volverá, pero que por alguna extraña razón, cuando me encuentro en ciertas situaciones de la vida —como estar enamorada otra vez—, me hacen esbozar una sonrisa y me hacen dedicar esa canción a ese ser amado. Me hace mirar al pasado y darme cuenta que todo es pasajero, que al final de cuentas solo hay dos cosas importantes en la vida: la música y el amor.

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