Lo que necesitas saber:
Ante la pérdida reciente de sus dos hiijos, Nick Cave abraza la redención que ofrece la vida, en un disco sumamente profundo y teatral.
Nick Cave & The Bad Seeds entrega su disco de estudio número 18, con una intención de plasmar la variedad de temas en la vida, con un claro elemento de redención y mucha, mucha orquestación. La poesía gótica de Cave, junto con su icónica voz que se balancea entre el dolor y la ternura, entregan un discazo que debe ser asimilado poco a poco. No es apto para escucharse a la ligera, por ser bastante denso en cuanto a temas y sonoridad, ya que Cave no se toma ningún nuevo lanzamiento a la ligera.
Con su aliado Warren Ellis en producción, Cave se centra en la figura divina de Dios, procurando empatizar con la humanidad que puede existir en lo sagrado. Como un cuentacuentos de tradición, Nick Cave explora una amplia gama de sentimientos, y uno de los permanentes es la muerte y pérdida, algo lógico tras perder a sus hijos Arthur y Jethro en los últimos años. Su arte le ha ofrecido redención.
El estilo musical de Nick Cave & The Bad Seeds ha sido difícil de encasillar, pero se caracteriza por su intensidad emocional, letras poéticas, atmósferas densas y la inconfundible voz de Cave. Para Wild God, Cave parece colocarse
Tras la profunda introspección y el duelo que marcaron sus últimos trabajos, Nick Cave & The Bad Seeds emergen con un álbum que irradia una nueva vitalidad y una alegría conmovedoras. Lejos de abandonar la espiritualidad y la búsqueda de trascendencia que siempre han caracterizado su música, Cave y su banda abrazan la vida con una intensidad renovada.
Una celebración de la redención en la vida con aciertos en la inclusión de nuevos sonidos
“Wild God” se siente como un cálido abrazo, una celebración de la existencia en todas sus formas. La música es vibrante y enérgica, con un protagonismo notable de los coros gospel que aportan una dimensión espiritual y comunitaria a las canciones. El sonido evoca en ocasiones la primera mitad del emblemático álbum doble “Abattoir Blues/The Lyre of Orpheus”, con una esencia gospel que impregna temas como “Song of the Lake”, “Wild God” y “Cinnamon Horses”.
“Final Rescue Attempt” ofrece un monólogo a una figura que se aparece de nuevo en la vida de Cave para renovarle las expectativas en un panorama muy negativo. La literatura y mitología de Nick no permiten ver con claridad de quién se trata, y esto se hace intencionalmente, ya que juega bastante con la ambigüedad para quien consuma su música.
Las bases sutiles de sintetizadores ominosos transmiten un sentido apocalíptico, lo que añade bastante a un disco que es protagonizado por secciones de cuerdas.
Letras llenas de resignación, esperanza y apreciar la belleza
Las letras de Cave, aunque siguen explorando temas existenciales y oscuros, alcanzan una especia de esperanza fatalista y una aceptación que contrastan con la melancolía de sus trabajos anteriores. La muerte sigue presente, pero ahora se percibe como parte natural del ciclo de la vida, no como un final absoluto. El amor, la fe y la belleza del mundo parecen la finalidad de todo el sufrimiento en la vida de Nick Cave.
La muestra más clara de esto es “Joy”, una oda absoluta al sentimiento de alegría que puede invadirnos inexplicablemente tras no encontrarla por algún tiempo.
La instrumentación combina elementos clásicos del rock con arreglos orquestales y toques electrónicos que matizan algunas rolas muy en el fondo de la mezcla. El piano y las cuerdas crean atmósferas emotivas, mientras que las guitarras y la batería aportan la energía y la fuerza necesarias. La voz de Cave, siempre poderosa y expresiva, se adapta a cada matiz de la música, transmitiendo tanto la euforia como la vulnerabilidad.
“Conversion” y “Long Dark Night” tienen muchísimo simbolismo, y el disco es inevitablemente religioso, con figuras bíblicas y sentimientos como la desolación, redención y hasta ira presentes.
Wild God es un álbum que sorprende y conmueve, aunque hay que encontrarse en un momento idóneo para escucharlo, ya que tiene mucha densidad en cuanto a letras, y la orquesta puede llegar a abrumar.
Nick Cave & The Bad Seeds demuestran una vez más su capacidad para reinventarse y evolucionar, sin perder su esencia ni su compromiso con la exploración de las profundidades del alma humana, y hace mucho tiempo dejaron atrás las rolas más coreables o con líneas de bajo pegajosas. Definitivamente, la teatralidad de este disco se antoja para escucharlo en vivo.
Nick Cave se rifó con las múltiples ediciones físicas de Wild God, que pueden encontrar con nueva (y divertida) mercancía por acá. Después de su última visita a la CDMX, necesitamos ver a Nick Cave con este discazo pronto.