A lo largo de la historia de la música han ocurrido múltiples tragedias que han acabado con la vida de muchos músicos de formas inesperadas. Eso mismo ocurrió justo hace un año, el 13 de febrero de 2016, cuando recibimos la noticia de que los integrantes de Viola Beach —una banda británica emergente — habían fallecido.

Kristan Leonard de 20 años, River Reeves de 19, Tomas Lowe de 27, Jack Dakin de 19 y el manager Craig Tarry de 32, murieron en en un accidente automovilístico en Estocolmo, Suecia, después de su presentación en el festival Where’s the Music? Después de esto volverían a casa (Warrington, Reino Unido) para dar una serie de conciertos, previo a la llegada de su primer álbum. Incluso tenían agendada una fecha en el SXSW 2016.

La historia indica que viajaban a unos 70 kilómetros por hora (aproximadamente), sobre un puente de la autopista E4 en Södertälje. Al dar un volantazo para evitar chocar contra los demás carros que estaban formados esperando a que éste estuviera en funcionamiento de nuevo, ya que tenía una abertura para que pudiera pasar un barco. Esto ocasionó que cayeran a través del hueco a una altura de 25 metros.

En las investigaciones policíacas se reveló que no se encontraron restos de alcohol o drogas que pudieran haber afectado al conductor (cuya identidad seguirá siendo un misterio) en ese momento, pero que era inexplicable cómo sucedieron las cosas.

Viola Beach

Con una fotografía de los cuatro jóvenes en blanco y negro, este material póstumo se compone de las únicas nueve canciones (una de ellas grabada en vivo) que Viola Beach pudo dejarnos antes de partir. Esto fue posible gracias a sus familiares, e incluso logró posicionarse entre las listas de discos más vendidos a pocos días de su publicación.

Es casi imposible no sentir esa atmósfera melancólica en la que se vio envuelta la música de Viola Beach. Desde que comienzan esas suaves guitarras estilo Foals, que acompañan el ritmo de temas frescos, alegres e impregnados de esa energía de juventud. No importa si están hablando de amor, desamor o vicios; la forma en la que cuentan sus historias deja ese sabor de boca, que nos dice que tarde o temprano todo estará bien.

Todo comienza con “Swings and Waterslides” y esa forma pegajosa de insistirle a una persona especial que se anime a intentar las cosas, para luego dar paso a una relación llena de mentiras de la que Kris Leonard estaba harto de sentirse “como un idiota”. Enamoramientos, parejas modernas que se preocupan cuando la otra persona sale a tomar y están escribiéndoles todo el tiempo, frustración ante el rechazo…entre tantos sentimientos comunes e inevitables de plasmar en cada canción, que conforman a estos grandes himnos conectados entre sí.

Boys That Sing

Poco más de media hora de duración culmina con “Boys That Sings” y ese sentimiento de intentar hasta lo imposible, con tal de conquistar a alguien, como aprender a cantar. Justo este sentimiento cautivó a Chris Martin, quien decidió llevarle la contraria al resto de los actos en Glastonbury 2016. Mientras todos realizaban homenajes a Bowie y Prince, el vocalista de Coldplay creyó que lo mejor que podía hacer era ayudar a Viola Beach a tocar por primera vez en este festival, con un emotivo mensaje.

Una vez que todos se quedaron en silencio y con un nudo en la garganta, comienza con entusiasmo la batería desde una sesión que grabaron para BBC en 2015.

Nos hubiera encantado poder tener más música de estos muchachos, pero ya que no es posible lo único que podemos disfrutar es del material póstumo de Viola Beach.

“You’re not with me tonight and only you could make it right…”

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