Al mencionar el nombre de Syd Barrett, inmediatamente nos viene a la mente Pink Floyd, la banda que vino a revolucionar a la música con su sonido convirtiéndose en alma mater de la psicodelia, donde se le señala a Barret como el culpable de darle esa esencia a la banda, gracias a su innovadora forma de tocar la guitarra, que dejó huella a pesar de sólo participar en el primer disco y brevemente en el segundo.
Justo en esta época en donde lanzaron sus dos primeros discos, Barrett comenzó a tener comportamientos bastante erráticos, donde muchos culparon a su abuso de las drogas especialmente del LSD, al grado de que afectaba sus presentaciones en vivo, tocando una sola nota durante todo el concierto, murmurando en lugar de cantar, o de plano sin siquiera poder salir al escenario.
A partir de ese momento, se tomó la decisión de que Syd fuera reemplazado por David Gilmour, pero que continuara como miembro de la banda componiendo y grabando música para Pink Floyd, pero sin salir de gira, algo que al principio parecía una gran idea, pero que terminó por no funcionar y fue ahí cuando Barrett inició un camino corto como solista, grabando apenas dos discos.
Después de la salida de sus dos álbumes, The Madcap Laughs y Barrett ambos de 1970, y de dar muy contadas presentaciones en vivo, el guitarrista comenzó a vivir en una especie de retiro voluntario de la música, variando de residencia entre las ciudades de Londres y Cambridge, pero siempre regresando a ésta última para vivir junto a su madre.
Hasta el día de su muerte, recibió regalías por su música hecha con Pink Floyd, que los propios miembros de la banda se encargaban de que recibiera. También fue inducido al Salón de la Fama del Rock & Roll con dicha banda en 1996, pero no asistió a la ceremonia. De acuerdo con el periodista y biógrafo del músico, Tim Willis, Barret volvió a usar su nombre de nacimiento, Roger en lugar de Syd, y dedicaba la mayor parte de su tiempo a pintar en enormes lienzos, donde el único contacto que tenía con el exterior, era su hermana Rosemary.
Hacia el final de sus días, su estado de salud comenzó a deteriorarse, agravándose sus problemas mentales, además además de sufrir de úlceras estomacales y diabetes tipo 2. Sin embargo, a pesar de intentar llevar una vida alejada de su pasado con Pink Floyd, tanto fans como paparazzi que le tomaban fotos para las revistas sensacionalistas, se lo recordaban, a pesar de que su familia les pedía respetar su decisión de alejarse, debido a que el propio Barrett no quería tener relación con nada que le recordara a su pasado con la banda, incluso no tenía contacto directo con los integrantes.
El último evento público donde participó, fue en 2002 al firmar 320 copias del libro Psychedelic Renegades del fotógrafo Mick Rock, y que incluía varias imágenes de Barrett, quien finalmente falleció un 7 de julio del 2006 a los 60 años, por la diabetes que padecía, siendo la causa oficial de su muerte cáncer de páncreas.
Un músico que tuvo todo para vivir como un verdadero rockstar, pero que por distintas circunstancias, fue orillado a llevar una vida completamente alejada de eso, del glamour y la fama, aunque siempre fue y será recordado, como un genio de la música.