Y continuamos con esta sección que busca recordar a los grandes compositores mexicanos que gracias a su legado han dejado una huella muy importante dentro de nuestra identidad cultural.

Porque la música es un lenguaje mucho más complejo de lo que podemos suponer a primer escucha. A través de las notas, sus expresiones y la letras podemos tener una idea del mundo y contexto que rodeó al artista. La música puede darnos una idea de aspectos más complejos de aspectos políticos, económicos, sociales y culturales.

Hoy en día la monstruosa industria musical parece amenazar cada vez más nuestra identidad, no está del todo mal, pero creemos importante tener una noción clara y concisa de quiénes hemos sido nosotros, cómo hemos sonado y qué hemos dicho a través de la música.

Tomás Méndez

 

Tomás Méndez fue uno de los compositores mexicanos más importantes, del cual sus letras fueron interpretadas por cantantes tan famosos como Chavela Vargas, Antonio Aguilar, Lola Beltrán, Pedo Infante, Javier Solis, entre muchos más.

Originario de Fresnillo, Zacatecas, fue parte de una familia pobre. Su padre fue minero y murió de tuberculosis cuando Tomás Méndez era tan sólo un niño. Por esta razón se vio en la obligación de trabajar desde muy temprana edad al igual que sus seis hermanos.

 

 

Su primer trabajo fue repartiendo canastas de comida en la mina Buenos Aires, al terminar la primaria entró a trabajar en la Haciendo Proaño, cuyo dueño era el estadounidense Joe Wright. El carisma de Tomás lo hizo destacar y sus jefes le concedieron la confianza de que cuidara a hijo de tres años de edad, lamentablemente el niño falleció en un trágico accidente que obligó a la familia a regresar a su país no sin antes recomendar a Tomás Méndez al hospital que pertenecía a Wright, allí le dieron diversos trabajos sin importar que fuera menor de edad.

En realidad el carácter de Tomás le abrió muchísimas puertas y logró crear muchos amigos, poco a poco se le fueron ofreciendo distintos empleos hasta que de un momento a otro se trasladó a la Ciudad de México en donde indudablemente su vida tendría un giro repentino.

La vida en el campo y haber empezado a trabajar a tan temprana edad fueron la inspiración de Tomás por imaginar letras en su cabeza y complementarlas con melodías que él silbaba. Desde aquel momento mostró un talento nato para ello, pero no fue hasta que residió en la capital que su talento fue valorado y explotado.

 

 

Estudió un poco de solfeo con su amigo Gabriel Gómez y su sueño desde un inicio fue el convertirse en un compositor profesional; de hecho, cuentan los rumores, que las primeras cosas que hizo una vez en la capital fue visitar a la Vírgen de Guadalupe para pedirle que cumpliera con su sueño.

El caso es que Tomás Méndez logró conseguir un trabajo en la estación de radio XEW como “jalador de aplausos” para el programa de Severo Mirón. Desde allí comenzó a conocer a personas clave para que su talento fuera explotado como él quería. Fue así que sus composiciones comenzaron a ser grabadas e interpretadas, entre estas principalmente por Lola Beltrán.

Posteriormente conoció a Los Tres Diamantes y los acompañó en una gira a través de Estados Unidos y Cuba. Varias de sus letras comenzaron a ser interpretadas por los compositores más importantes del momento y cada vez recibía más invitaciones y colaboraciones.

Pero no fue hasta que asistió a una reunión en la casa de Emilio “el Indio” Fernández en donde conoció a Lola Beltrán, quien desde entonces le dijo que se convertiría en su compositor de cabecera. El trabajo de Tomás Méndez consistió más en la composición que la ejecución o interpretación; sin embargo, fue altamente reconocido y hasta la fecha temas como ““Cucurrucucú Paloma”, Gorrioncillo Pecho Amarillo”, “Paloma negra”, “Tres Días”, entre otras, son el legado que nos dejó y que indudablemente nos formó.

 

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