Llevábamos mucho esperando un show en solitario en la CDMX de la enorme banda de Filadelfia, The War on Drugs, y por fin se nos hizo verlos como acto principal ni más ni menos que en el Teatro Metropólitan en el mero centro de la ciudad.

Con Belafonte Sensacional como unos abridores emocionantes, Adam Granduciel y compañía tomaron el escenario del legendario recinto de la Ciudad de México pasadas las nueve de la noche, para maravillarnos con su presentación en vivo.

Póster del concierto de The War on Drugs en la CDMX/Foto: OCESA

The War on Drugs se aventó un setlist espectacular para una noche especial

“Hemos esperado mucho para hacer este show”, llegó a decir Adam Granduciel hacia el fin del concierto, y es que lo de ayer fue una noche memorable para todos los fans de The War on Drugs. Su primer concierto de este año fue en nuestra ciudad, y notamos a la banda particularmente enérgica y conmovida sobre el escenario, algo que ya nos había adelantado su frontman en entrevista.

Con más de dos horas de show, los siete músicos nos hicieron cantar, bailar, llorar y gritar con un setlist que visitó cuatro de los discos de The War on Drugs. En su mayoría, las rolas del magnífico I Don’t Live Here Anymore dominaron la noche, y fueron sorprendentemente de las más coreadas a pesar de ser el más reciente de sus álbumes.

Así lucía el exterior del Teatro Metropólitan antes del concierto de The War on Drugs/Foto vía Twiter: @trvefaith

“Living Proof”, según Adam, se llevó una de las mejores reacciones que ha tenido la banda a la canción. La balada tranquila tuvo como efecto un Teatro Metropolitan iluminado con celulares y, sin duda, fue un momento conmovedor durante el concierto de The War on Drugs en la CDMX.

“I Don’t Wanna Wait” seguida de “Victim”  fueron un combo fulminante del poder cautivador que tiene The War on Drugs, que en ningún momento dejaron callado al público mexicano, y por el contrario, tocaron dieciséis rolas que provocaron a las voces de los fans una y otra vez.

El público y The War on Drugs se conectaron durante todo el concierto/Foto: Federico Franco

Con un show de dos horas veinte, The War on Drugs cumplió con creces lo que esperamos de ellos, y no nos faltó ninguna canción. Optando por una interacción escasa pero bastante emotiva, Adam Granduciel se dedicó a decirle al público mexicano que los amaba una y otra vez. Esto permitió que tocaran la mayor cantidad de rolas posible, con versiones extendidas y muchos más solos de guitarra que en las versiones de estudio.

The War on Drugs demostró una gran dualidad entre pasado y presente

La ola de nostalgia por la combinación entre un rock ochentero, junto con instrumentos y producción actuales, resultan en una versión única de The War on Drugs para ver en vivo, que retoma la intensidad de las grandes bandas de rock, junto con efectos en sintetizadores de nueva psicodelia y remata con la inclusión de metales en vivo bajo la ejecución de Jon Natchez.

Fue fascinante ver a Adam Granduciel desfilar al menos diez guitarras, y exprimirlas a más no poder sobre el escenario, aprovechando todas sus capacidades. En canciones como “Under the Pressure”, “Pain” y “Thinking of a Place”, el líder de The War on Drugs tocaba dos solos de guitarra mientras se paseaba por el escenario, en un trance bajo luces que lo enfocaban.

The War on Drugs tocando en el Teatro Metropólitan de la CDMX/Foto: Federico Franco

Con cuatro estaciones de sintetizadores y teclados, The War on Drugs está envuelta en una atmósfera de sonidos de ensueño, y es increíble cómo los siete miembros dominan sus instrumentos y su rol para complementarse. Eliza Hardy Jones fue una maravilla en las voces de apoyo, además de que por momentos tocó al mismo tiempo teclados y guitarra.

El elemento central en el concierto de The War on Drugs se llamó Adam Granduciel y la mayoría del show gira en torno a él. Con solos de guitarra acelerados y con el sentimiento de un virtuoso, Adam arrancó los gritos de la gente, mientras estaba recorriendo la guitarra en turno.

Improvisaciones y extensiones de rolas son lo que más usó la banda para mantenernos expectantes a lo que seguía. Algunas de las rolas más coreadas, como “Under the Pressure” o “Harmonia’s Dream”, tuvieron una introducción extendida con progresiones de sintetizadores impresionantes, para reventar eventualmente ante la emoción de la gente.

Guitarras que se responden, bajos sólidos, incontables arreglos y un baterista excepcional en Charlie Hall, son parte de los elementos que hacen de The War On Drugs la bandota que es en vivo.

El dominio del escenario de The War on Drugs en una sede espectacular

The War on Drugs abrió con “Nothing to Find” entre un mar de luces moradas y amarillas, como si estuviéramos en un sueño, y las decisiones de iluminación fueron otro gran acierto de la banda. Múltiples combinaciones de colores, por momentos iluminación en arcoíris y hasta las luces centrándose en Adam en los solos, hicieron la experiencia audiovisual sumamente disfrutable.

A un lado de la banda, tienen un baúl vertical iluminado con imágenes, pósters y recortes, seguramente de elementos importantes para los integrantes de The War on Drugs, pero esto le dio un efecto aún más retro al show, como un ancla que tienen los integrantes para voltear a ver.

The War on Drugs dio un show lleno de sentimientos y emotividad/Foto vía Twitter: @aka_campi

En un escenario repleto de instrumentos, Adam juega con sus múltiples amplificadores, al pegarse a ellos durante los solos para que se escuche cómo es que reaccionan cuando se les acerca la guitarra directamente. 

Con un juego de luces ejemplar, The War on Drugs coordinaba sus rolas con la iluminación, en remates de batería y progresiones de sintetizador. En algunas rolas, como “Thinking of a Place”, las luces conmovían junto con la música, y es que una banda que nos transporta a los sueños, este elemento jugó un rol importante.

Adam Granduciel y compañía demostraron que son una bandota en el escenario/Foto: Federico Franco

Adam Granduciel correspondió lo bien que se vio la banda en el escenario hacia la audiencia con un “Se ven hermosos. Gracias por venir.” El letrista prolífico siente los mensajes de sus rolas cuando las canta, y ni se diga de lo que expresa con su guitarra en cada solo. 

Se sintió una liberación al compartir los sentimientos con The War on Drugs

Fue un sentimiento muy liberador ver a The War on Drugs compartir sentimientos reflexivos frente a tanta gente, y vimos lágrimas y risas como reacción del público en una noche llena de emociones intensas. Tal vez ese sea el secreto de la banda: hablarse a sí mismos y resonar en los demás, con melodías cautivadoras y atmósferas de sintetizadores que nos envolvieron por más de dos horas.

Después de recorrer las preocupaciones, los momentos de soledad, ansiedad y el matiz con la esperanza, Adam se despidió con un “los amamos”, antes de tocar “Burning”. Así acabó el concierto de The War on Drugs en el Teatro Metrópolitan de la CDMX, con un montón de sentimientos a flor de piel.

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Entusiasta y nerd musical desde que tengo consciencia. Lector obsesivo y escritor. Ávido de escuchar y presenciar música en vivo. Músico novato a ratos. Egresado de Derecho y (casi) de Letras Inglesas...

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