La historia de la música está plagada de parejas creativas excepcionales… Y en lo que respecta al nuevo milenio, el tándem conformado por Cedric Bixler-Zavala y Omar Rodríguez-López debe ser uno de los más icónicos.
Pero esto no solo por lo que representan cada uno como músicos, pues su valor individual es innegable ya sea en la guitarra, en la voz o en el estudio. Hablar de ellos es referirse a un combo que en conjunto ha sabido reinventarse, complementarse y llevarse a nuevos niveles en cada momento que se han abierto la puerta con un nuevo proyecto musical.
Llamar la atención para bien y triunfar con diferentes bandas no es cosa fácil. Pero estos dos son la excepción. Y vaya legado el que han dejado… es más, ya que andamos en la nostalgia, recordemos algunos de los mejores proyectos musicales en los que ambos han participado juntos.
At The Drive-In y su poderoso post-hardcore
Hubo un momento a finales de los 90 e inicios de los 2000 en el que el post-hardcore tuvo un auge importante en la escena musical mundial. Y ahí, At The Drive-In eran uno de los amos absolutos del estilo.
Pero ellos eran distintos de otras bandas de su camada en el entendido de que, por ejemplo, sus letras eran más crípticas y no eran tan directas o fáciles de interpretar. Desde ese momento, ya se veía en Cedric Bixler una tendencia a explorar una escritura poco convencional.
El vocalista nacido en El Paso pero de origen mexicano, estuvo en diversas bandas de la escena texana hasta que llegó a ATDI. Y luego de un tiempo, decidió traer a su viejo amigo Omar Rodríguez -que andaba de pata de perro por el mundo sin rumbo fijo- para que se agregara al proyecto. Tremendo acierto.
El estilo enérgico de Omar en la guitarra revolucionó el post-hardcore hablando del tema instrumental. Y eso se nota cuando vemos el cambio notorio entre el disco Acrobatic Tenement (donde el guitarrista principal era Jim Ward mientras Rodríguez López le daba al bajo) hasta In/Casino/Out, donde es evidente la evolución de una banda que pasó de las composiciones puramente ‘punkarras’ a un sonido que se mantenía agresivo, pero también experimental.
Luego de varios años como una banda de culto, ATDI se hizo con la fama internacional más marcada tras el lanzamiento de Relationship Of Command, la obra maestra que los catapultó a tarimas más grandes en las que un público masivo pudo presenciar por fin la locura que este grupo texano era capaz de desplegar.
Porque si hay un rasgo definitivo de At The Drive-In, eran esas caóticas presentaciones donde Omar parecía poseído mientras tocaba. Y qué decir de Cedric, a quien parecía no importarle en lo absoluto enloquecer en cualquier rincón del escenario. Por ahí en YouTube se pueden encontrar algunos videos de su presentación en el Big Day Out del 2001, donde podemos ver la locura de esta bandota. Su regreso del 2015 al 208 fue increíble, dicho sea de paso.
Algunas canciones chidas para recordar: “Cosmonaut”, “Arcarsenal”, “One Armed Scissor”, “198d”, “Hulawoop Wounds”, “Napoleon Solo”, “Lopsided”, Hourglass”, “Rascuache”.
De Facto y la experimentación en el dub
Para la mala fortuna de los fans, At The Drive-In se separó tras Relationship Of Command. Pero en los últimos años de la banda, Omar y Cedric ya comenzaban a explorar su lado más experimental con un proyecto al que llamaron De Facto (luego de varios nombres que se barajaron por ahí).
Lejano al post-hardcore que venían manejando de tiempo atrás, esta bandita nació solo con el fin de organizar algunas jam sessions donde el dub era su motivación principal, agregando toques de reggae, algunos tintes salseros menores, algo de música electrónica y un montón de influencias que hacen muy difícil encasillar lo que hacían.
Y aquí, Omar pasó al bajo mientras Cedric se rifaba en la batería. Realmente, el encanto de De Facto estaba en los otros dos integrantes de la banda: el mítico tecladista Ikey Owens (fallecido en 2014 mientras estaba de gira en México con Jack White) y Jeremy Ward, un técnico de sonido y viejo amigo a quien Omar y Cedric conocieron por ser primo de Jim Ward (segundo guitarrista de ATDI).
Sin embargo, De Facto tuvo a muchos músicos conocidos en sesiones y tocadas, siendo uno de los más recordados el mismísimo John Frusciante de los Red Hot Chili Peppers. Pero bueno, más allá de eso, De Facto era la otra raíz con la que Rodríguez-López y Bixler-Zavala pronto aprovecharían para llevar su genio creativo conjunto al próximo nivel…
El máximo esplendor llegó con The Mars Volta
Con el nuevo milenio encima y llegando al 2003, el nü metal moría poco a poco, el pop-punk agarraba tintes emo y el indie-rock se alzaba como la tendencia a seguir con Nueva York y el Reino Unido como estandartes. ¿Había entonces espacio en la escena musical para una banda diferente? Sí y esa fue The Mars Volta.
Omar y Cedric siguieron colaborando con Ikey Owens y Jeremy Ward. Además, en esos primeros años de los 2000 conocieron a cada vez más músicos, todos de diferentes niveles y habilidades como Eva Gardner, la considerada primera bajista oficial de TMV con la que se grabó el extended play Tremulant.
Ese material, de alguna forma conjuntaba la furia post-hardcore de At The Drive-In con los elementos más psicodélicos de De Facto. Pero el grado de experimentación y de improvisación llegó a otro nivel, en el entendido de que el excelente baterista Jon Theodore, la propia Gardner y Owens amplificaron las propias habilidades que Omar y Cedric mantenían contenidas en sus otros proyectos.
Claro, The Mars Volta también tiene una deuda eterna con Jeremy Ward, quien como el sonidista de confianza de Bixler y Rodríguez les dio a esta nueva banda una sonoridad característica. De hecho, Ward falleció poco después de que el grupo lanzara el aclamado De-Loused in the Comatorium, que curiosamente (y fatídicamente) era un álbum conceptual basado en la historia de otro viejo amigo de Cedric llamado Julio Venegas fallecido en 1996.
Antes de ese disco debut, Eva Gardner también dejó a la agrupación, así que muchos otros músicos como Flea de Red Hot Chili Peppers le entraron al quite en algunos tracks. John Frusciante también contribuyó, ya que su amistad con la banda ya estaba más que cimentada.
La escena musical mundial no entendió si esto era un material de post-hardcore experimental con tintes de metal, jazz, salsa, electrónica, psicodelia, etcétera. Pero la música que había en él era tan vasta y llena de texturas que llamarle rock alternativo le quedaba chico. Y bueno, los expertos de la prensa musical en todo caso decidieron encasillarlos como algún tipo de rock progresivo de esencia muy punk por su frenético despliegue.
Básicamente, los siguientes discos de The Mars Volta como Frances The Mute, Amputechture, The Bedlam In Goliath, Octahedron y Noctourniquet siguieron esa línea del De-Loused, con temáticas intrincadas y misteriosas, música llevada al máximo nivel de ejecución (las baterías de Thomas Pridgen en el Bedlam, por ejemplo, son para enloquecer), actuaciones frenéticas y más. Algunos mejores recibidos que otros, pero cada álbum tiene rolas increíbles que los vuelven imprescindibles.
Rolas para recordar: “Inertiatic ESP”, “Roulette Dares (The Haunt Of)”, “Televators”, “The Widow”, “”L’Via L’Viaquez”, “Viscera Eyes” “Asilos Magdalena”, “Wax Simulacra”, “Ilyena”, “Conjugal Burns”, “Teflon”, “Desperate Graves”, “Dyslexicon”, “The Malking Jewel”.
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Antemasque, el proyecto genial que no fue tan épico
Luego de muchos discos geniales, The Mars Volta desapareció en 2013… pero no el combo creativo de nuestros ya mencionados hasta el cansancio Omar Rodríguez y Cedric Bixler.
Su siguiente esfuerzo se llamó Antemasque, una banda que solo sacó un disco en 2014 y que recibió atención bastante moderada del público. Pero merecía más porque ese álbum homónimo es bastante bueno en realidad. Eso sí, el material se siente como un rock garage experimental más convencional para lo que era TMV, pero que seguía en la línea de la música enérgica y poderosa de siempre.
La verdad, esta banda merecía más rato de exitencia o al menos tenía el potencial para entregarnos más cosillas cool. Además, de nuevo Flea le entró al bajo para grabar y en algún momento Travis Barker de Blink-182 se convirtió en su baterista.
Mención honorífica: El Grupo Nuevo de Omar Rodríguez-López
Bueno, todo fan del trabajo de Omar Rodríguez-López sabe que a este puertorriqueño le gusta trabajar en muchos proyectos diferentes. Y más allá de At The Drive-In o The Mars Volta, él tiene un montón de bandas que vale la pena escuchar.
Ahí tienen a los ya mencionados Bosnian Rainbows, El Trío de Omar Rodríguez-López (que incluye colaboraciones con Ximena Sariñana) y en una de sus facetas alternativas a TMV, nació también El Grupo Nuevo de Omar Rodríguez-López.
Esa banda también incluyó a Cedric Bixler y Juan Alderete, con la integración de Jonathan Hischke en los sintetizadores y Zach Hill en la batería. Su disco Cryptomnesia del 2009 suena bastante a algo que hubieran hecho con TMV, pero no lo decimos claro de forma despectiva. Vale la pena darle una escuchada nuevamente.