Amber Bain lanza In The End It Always Does, el segundo disco de estudio de The Japanese House, una colección de doce rola que confirman su capacidad como letrista para tocar fibras sensibles, y componer canciones relucientes musicalmente. El pop relajado que se inclina hacia el Rhythm & Blues es el espacio ideal para que ella luzca su voz, en versos y coros que expresan lo agridulce del amor.
En la producción del álbum encontramos a Chloe Kramer (Mumford & Sons, Glass Animals) y al baterista y productor de The 1975, George Daniel. Esto resulta en una combinación de pop refinado con sampleos bien hechos, conviviendo con algo de folk moderno. El nuevo disco de The Japanese House mantiene el equilibrio entre ambos géneros y sobre todo, entre lo bailable y lo más contemplativo.
The Japanese House explora un pop refinado que va más allá
El excelente Good At Falling (2019) de The Japanese House ya nos había demostrado que Amber es talentosísima cuando se trata de hacer un pop con mucha atención al detalle, y nos sigue sorprendiendo con su capacidad para contar historias de amor modernas con una perspectiva fresca.
En “Friends”, Amber narra estar en una relación complicada con más de una persona, y comunica la frustración y enojo en una canción que hasta resulta bailable. Apenas en 45 minutos, la mente maestra de The Japanese House recorre las consecuencias de una ruptura amorosa, desde el sarcasmo a sí misma, sentimientos de tristeza y deseo de regresar a la situación pasada.
The Japanese House tiene toda la claridad para dividir estos sentimientos y repartirlos entre una docena de canciones nuevas que nos mantienen atentos a qué sigue en los relatos de la cantante inglesa.
Con las colaboraciones de MUNA en “Morning Pages” y de Matty Healy de The 1975 en el apoyo vocal de “Sunshine Baby”, notamos la capacidad de Amber por innovar y explorar nuevos sonidos. Ambas colaboraciones son sutiles y le aportan algo nuevo a The Japanese House, lo que se nota sin que alguna de las colaboraciones suene acaparadora.
Recuentos que colocan a The Japanese House como una cantautora moderna a seguir
Con influencias innegables, nos atrevemos a decir que de Joni Mitchell o Kate Bush, Amber Bain tiene voz propia y una elocuencia envidiable. Parece que en rolas directas como “Touching Yourself”, nos transmite la desesperación de querer a alguien pero no poder tenerlo, y a la vez nos hace bailar sobre cuerdas que normalmente encontraríamos en canciones de folk o americana.
Los acordes de “Baby goes again” le dan aún más espacio a su voz para lucir, y la confesión de no sentirse muy bien en el lugar que está es un tipo de catarsis que Amber Bain encuentra en expresarse a través de la música. Con exponentes como Faye Webster o Angel Olsen, The Japanese House se encuentra en una oleada de artistas que llevan el folk a lo contemporáneo con naturalidad.
Con 27 años, nos encanta pensar que hay un gran futuro para The Japanese House, y es que estas combinaciones entre guitarras clásicas y sintetizadores le dan una personalidad propia al proyecto de Bain, que logramos identificar fácilmente.
La muestra más clara de la importancia de Amber Bain como voz de una nueva generación del folk que experimenta con nuevos elementos la encontramos en “Indexical reminder of a morning well spent”, una joyita que está a la mitad del disco, en la que nos recuerda los amaneceres entre cuerdas, bases sencillas de sintetizadores y juegos sutiles con su voz como principal y apoyo.
The Japanese House no solo se lució con su segundo disco de estudio, sino que lanzó muchísima mercancía para celebrar In The End It Always Does, con material firmado y versiones físicas de colores que pueden encontrar en su sitio web.
Actualmente Amber Bain está de gira en Europa, y para finales de año estará en Estados Unidos, por lo que esperemos se desvíe y se de una vuelta por acá, pues desde el Corona Capital 2019 no vemos a The Japanese House en México.