Los Arctic Monkeys fueron, en sus inicios, una banda popularizada por internet que tocaba riffs acelerados con baterías que parecían una estampida; y de acompañamiento, letras inteligentes y sarcásticas sobre la vida cotidiana de jóvenes ingleses de apenas 20 años. 

Dieciséis años y siete discos después, en un proceso de cambio sonoro que gradualmente dejó atrás las letras sobre las noches de fiesta y que los mayores te robaran a tu novia, el cuarteto de Sheffield tiene una ambición gigante que se sirve de una orquesta, teclados, percusiones variadas y un generador lírico en un proceso que como pocos, supieron aprovechar, especialmente Alex Turner, en The Car. AQUÍ las reacciones.

Portada de ‘The Car’ de los Arctic Monkeys / Foto: Arctic Monkeys

El largo camino hacia una composición ambiciosa y cinematográfica

Los seis discos de los Arctic se han lanzado en un lapso bastante reducido, y a diferencia de algunas bandas de su generación, no han sufrido largos recesos o han mostrado pistas de que exista algún problema entre ellos. Turner y compañía comenzaron como una fuente de riffs, melodías y percusiones complejas que llegó a producir cuatro discos en cinco años como el Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not (2006) y Suck It And See (2011).

Escondiendo sus inicios y adolescencia, hoy presentan un disco orquestado, cinematográfico y refinado que explora el sonido de Tranquility Base Hotel & Casino (2018). Y es una vez más, producido por el integrante en vivo James Ford (Simian Mobile Disco, The Last Shadow Puppets).

Foto: Zackery Michael

Este es el disco más complejo a la fecha de Arctic Monkeys con los arreglos orquestales. Por ejemplo, la incorporación más evidente, sumado a un trabajo en teclados que nunca antes habían usado tanto (al parecer idea de Jamie Cook, según Alex) y con las letras más crípticas que Alex ha escrito en cualquiera de sus proyectos.

No es poco afirmar considerando que hablamos de la banda que creó Brianstormy R U Mine?”, pero este es otro tipo de complejidad, con muchísimos elementos coincidiendo en cada una de las nuevas canciones. El miembro más atareado en vivo es James Ford, quien soluciona todo lo que se refiere a los nuevos arreglos y percusiones, además de que Jamie trabaja mucho más que antes en los teclados.

La afición al cine

Desde TBH&C, los monos dejaron atrás su zona de confort para aventurarse a nuevos sonidos, ritmos y claramente a nuevos temas para sus letras. Ahora están inmersos en ese sonido. Y aunque Alex reconozca haber usado más guitarra en este disco que en su antecesor, tenemos baladas, algo de funk, percusiones disco y rolas más uptempo con bastante glamour.

El disco está repleto de referencias al cine, por poner algunos ejemplos: se menciona CinemaScope en Jet Skis On The Moat; dirigir y actuar en una película en “Big Ideas”; “Sculptures of Anything Goes” surge de Indiana Jones y “Hello You” abre con Lego Napoleon Movie (..).

La afición en común que tienen Alex y Matt, que lleva años siendo un fotógrafo curioso, y justamente tomó la foto del Corolla que es la portada del disco y que refleja en el sentido literal lo que es The Car.

La cima de un cambio natural y trazable

Como las primeras insinuaciones al sonido pre Tranquility Base que nos muestran hoy Arctic Monkeys, recordamos “Only Ones Who Know”, “505”, “Secret Door” y “I Wanna Be Yours”, y por supuesto, las joyas de lo que Alex armó para la peli Submarine como “Piledriver Waltz”, sin que podamos quitarnos de la mente los dos discos de The Last Shadow Puppets como aventuras de Alex que finalmente nos orientan bastante sobre los intereses de los ingleses. 

Analizando detenidamente la discografía de Arctic Monkeys, no resulta tan sorpresivo que Alex y compañía se hayan decidido por un camino que los lleva a ser una banda extraña en estos tiempos, homenajeando el sonido de guitarras funky, los teclados en Moog y las baterías sutiles pero difíciles.

“Jet Skis On The Moat” y “The Car” nos dejan una sensación vintage de cantautores del nivel de Leonard Cohen (a quien Alex referenció en TBH&C) o Joan Baez. La elegancia en los acompañamientos del track que da nombre al disco, nos pintan la imagen más clara sobre los monos actuales con un solo de guitarra que ya no busca ser estridente sino colocarse en el mismo nivel que el resto de los instrumentos.

Leonard Cohen / Foto: Mike Lawrie / Gettyimages

Con diez canciones que apenas sobrepasan los 37 minutos, Alex Turner, Jamie Cook, Nick O’Malley y Matt Helders regresan al planeta después del cambio que significó TBH&C, y se quedó en ellos gran parte del sonido que definió al antecesor de The Car.

La elección por este camino llegó después del punto decisorio más grande que se les presentó con el lanzamiento de AM (2013). En lugar de seguir con la parte más inclinada hacia el rock y la distorsión, los Arctic Monkeys optaron por un sonido distinto, desacelerado que da lugar a una reflexión inagotable por parte de Alex en sus letras.

Matt, que ha cambiado la asombrosa velocidad por una precisión clínica para tocar lo que es necesario para la canción, los arreglos orquestados y la integración del piano en el rock de los monos, ahora luce en una mayor magnitud que el disco pasado. Otro gran acierto es que la orquesta magnifica los sentimientos que pretenden generar los Arctic, tomando su propio camino en lo sonoro.

“Hello You” trae percusiones tropicales, en una oda a los setentas. Este tempo más apresurado que en otras rolas parece ser lo más acelerado que tendremos de la banda en este disco. Una rola sensual otra vez dirigida a una pareja pasada, que parece reflexionar sobre lo sucedido, nos lleva a bailar sobre el dolor. La presencia intensa de la orquesta nos hace pensar en cómo es que James Ford lo trabajará en vivo con sintetizadores que entren en los momentos indicados.

Una delgada línea entre relaciones, desamor y hablarse al espejo

Las letras son un elemento importantísimo en la música de Arctic Monkeys. Desde sus inicios, Alex acaparó la atención por mostrar un manejo de palabras preciso para contar historias personales. Ahora, tenemos a uno de los letristas más solventes de su generación que carga sus letras de símbolos y referencias externas, pero que también juega con las perspectivas y nos pone a especular sobre a quién le habla en cada rola.

“There’d Better Be A Mirrorball” fue la primera canción que compusieron para el disco, y es una muestra clara de que Alex juega con referirse a sí mismo por momentos y a un interés romántico. Eligiendo la interpretación sobre una relación que está muriendo, es increíble el efecto que causa una canción profundamente nostálgica, que justifica la incorporación de cuerdas como vehículo para transmitirnos una tristeza agridulce al pedirle un último baile a alguien.

Alex Turner / Foto: Captura de YouTube.

A lo largo del disco, no sabemos a ciencia cierta si se trata de un ejercicio de autocrítica o Alex le dirige sus mensajes a alguien más en un intento de diálogo sin receptor. Para no variar, Alex le da al clavo con los temas centrales y títulos centrales de sus rolas como “I Ain’t Quite Where I Think I Am” y “Sculptures of Anything Goes”, una mezcla de un beat distorsionado con acompañamiento orquestado en quizás la canción más anticlimática del disco.

“Body Paint” es uno de los mejores trabajos líricos de Alex, considerando todos sus proyectos. En una canción con espacios, Alex habla con alguien, quizás un amor pasado, sobre lo que observa, y esa es una de sus mayores virtudes, ser un testigo honesto de su vida amorosa. En entrevistas, ha reconocido la labor de Jamie Cook en los teclados, y resulta una grata sorpresa el puente de esta rola, con una guitarra distorsionada, guitarra acústica, cuerdas y batería funcionando al unísono. Sin duda, será uno de los mejores momentos del sábado del Corona Capital 2022

En todo el disco, el símbolo de The Car es un guiño a décadas pasadas, siendo el coche un lugar común y cambiante, dependiendo del contexto. Un lugar feliz cuando nos vamos a vacacionar, como lo dice la rola homónima, un lugar triste y de tensión alrededor de un rompimiento amoroso y hasta un resguardo del resto del mundo. Alex señaló que la repetición de un coche en las letras fue inconsciente, pero al darse cuenta de su presencia, el título del disco debía ser ese.

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La expectativa sobre su regreso a México

Arctic Monkeys le tiene un especial cariño a nuestro país. Con un par de videos sobre sus presentaciones y un resumen sobre su show en el Foro Sol en 2019, esperamos ansiosamente su presentación estelar el sábado 19 de noviembre en el Corona Capital.

Especulamos sobre su setlist, alguna sorpresa especial y quizás hasta vuelvan a grabar algún material para su acervo, ya que seguramente habrá muchísima gente frente al escenario en el que se presentarán los Arctic Monkeys.

Para celebrar la salida de The Car, los monos lanzaron un par de ediciones especiales en vinilo, gris y crema, así como mercancía oficial que pueden encontrar por ACÁ. Después de la dinámica que lanzamos para la listening party del vinil, en colaboración con Vavava shop y Faramalla, podemos confirmar que el LP físico suena espectacular.

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Entusiasta y nerd musical desde que tengo consciencia. Lector obsesivo y escritor. Ávido de escuchar y presenciar música en vivo. Músico novato a ratos. Egresado de Derecho y (casi) de Letras Inglesas...

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