Desde su origen, en una oleada de rock psicodélico junto con proyectos como Jagwar Ma o Foxygen, Temples debutó hace cinco años con Sun Structures, álbum que los lanzó en una extensa gira mundial y mostró los riffs precisos de los originarios de Kettering, Inglaterra. Coqueteando con el pop, en 2017 presentaron un Volcano más cargado de melodías digeribles y hasta lanzaron remixes pensados para pistas de baile.
Previo al lanzamiento de su tercer disco, se podía especular un cambio completamente de dirección del ahora trío, tras la partida del baterista fundador Samuel Toms, apenas el año pasado. Hot Motion parecía una declaración sobre temas dinámicos, y los tres sencillos lanzados previo al LP completo parecían respaldar el título. Pero tristemente y después de escuchar el resultado final, las cosas no son como esperábamos.
Para estos once tracks producidos por ellos mismos (quizá uno de los mayores desaciertos), Temples posiblemente tuvo una visión onírica sobre su misión, ya que los temas giran alrededor de las ilusiones al dormir, la noche y sus significaciones. Tras los primeros dos sencillos el disco se alenta, cayendo en algo más parecido a la somnolencia que a lo épicos sueños que se quieren mostrar.
“Holy Horses” y “The Howl”son temas planos, que repiten una y otra vez lo que exponen en el primer minuto. Por esta homogeneidad, destacan algunos temas como “Atomise”, que cambia y se reinventa, mutando de una aparente balada celestial, a fuerza pura a través de riffs con distorsión.
En un rock psicodélico impulsado por los sueños, las canciones parecen construirse y escalar, basadas en sintetizadores sacados de los setentas, pero en el momento en el que esperamos la caída de la montaña rusa, en donde se queda atorado el mecanismo. Nunca llega el riff, solo o el clímax de la canción.
En letras, hay demasiadas repeticiones, no hay gran desarrollo de conceptos, y mucho menos culminación alguna. La atención a cada uno de los sonidos incluidos parece haberse llevado demasiada energía, porque las voces y teclados suenan bien, pero solo llevan a temas muy parejos. Por eso lo más destacable del disco, junto son los tres sencillos, son temas con algo menos semejante, como es el caso de “Not Quite The Same”, más uptempo y con una línea de bajo bastante pegajosa.
Como lo han mostrado desde su inicio, Temples tiene una ejecución técnica muy precisa, pero para esta entrega faltó un poco de crudeza, tal vez descontrol, que nos deja sin sorpresa alguna. Inclusive, canciones como “The Beam” son fórmulas pop que se presentan en un formato de sintetizadores psicodélicos, pero sin elementos que emocionen. Para que nos entiendan, la música está perfecta, pero a estas rolas les hace falta alma y corazón.
Hot Motion se mueve por una delgada línea entre un disco soñador y uno somnoliento, se rompe en este caso hacia lo segundo. Aunque el planteamiento del mundo de los sueños parecía interesante, se necesita tener algo que mantenga al escucha atento durante 45 minutos de extensión.
Una de las virtudes del rock psicodélico es que no tiene límites creativos: se pueden unir todo tipo de instrumentos, cambios de tiempo, solos, melodías de sintetizadores y demás para asombrar a quien se acerque al género. Ahora, Temples muestra todos los elementos para que, en cualquier momento, suceda eso que te vuele los sesos con una sola canción, pero con este disco, por más que queramos simplemente no llegan a concretar la idea sonora.
¿Será que en vivo lo hagan? No lo sabemos, solo queda esperar a ver a la banda sobre un escenario y tocando estas rolas para corroborar esta afirmación esperanzadora.
Tracklist
1. “Hot Motion”
2. “You’re Either On Something”
3. “Holy Horses”
4. “The Howl”
5. “Context”
6. “The Beam”
7. “Not Quite The Same”
8. “Atomise”
9. “It All Coming Out”
10. “Step Down”
11. “Monuments”