Mucho se podrá decir de Radiohead, pero cierto es que In Rainbows es uno de sus discos más exitosos y de los mejor calificados por sitios especializados en música. Este álbum, más allá de tener canciones que logran compaginar un todo, tuvo un gran reto pues, 10 años antes había salido el OK Computer y tres años después Kid A.
Entonces, la banda liderada por Thom Yorke sacó lo que muchos consideraban un disco (Amnesiac) que tenía “los restos” de Kid A o bien “uno de transición” —Hail To The Thief—. Pero pongámoslo así, In Rainbows fue el disco con el que Radiohead consolidó su éxito, pues desde entonces no ha logrado sacar otro material que impacto tanto dentro de la industria y sobre todo, que sus fans lo recuerden como una de las mejores producciones dentro de la carrera de la banda.
Lo que hizo a In Rainbows diferente de los discos que Radiohead había lanzado desde que inició, fue que se liberaron de la experimentación, de los sonidos ambient e IDM, de la depresión en las letras y los problemas existenciales. Su sonido, por sí solo, estaba alejado de las reverberaciones, de los ecos, modificaciones con pedales y constantes distorsiones de voz de Yorke.
En este material la agrupación británica se inclinó más por darle protagonismo a la guitarra tanto eléctrica como acústica, misma con la que lograron darle un mood relajado a canciones como “House of Cards”, “Nude”, “Weird Fishes/ Arpeggi” o “Faust Arp”. También tuvieron algo de melancolía, como ya era su precedente, con cortes como “All I Need” y “Videotape”. Pero esa movilidad, esa melodía disfrutable de principio a fin, yacía en “15 Step” —una manera bastante divertida de arrancar un disco y algo completamente fuera de lo normal a lo que es Radiohead, y que incluso fue tomada como parte del soundtrack de Twilight— y “Jigsaw Falling Into Place”.
Ante esto, con estos matices, subidones, estados depresivos o mejor dicho, melancólicos, Radiohead nos ofrece un arcoíris de canciones que tienen belleza lírica y musical por sí solas pero que juntas, nos llevan a través de un viaje en el que percibimos a Thom Yorke y compañía como uno solo, y ya no como un ser experimental y los otros tratando de entenderlo.