En un giro inesperado de acontecimientos, el día de hoy Taylor Swift removió todo su catálogo musical de Spotify, causando (literal, no es exageración) conmoción mundial. Spotify lanzó un comunicado en su blog diciendo lo siguiente:

“Amamos a Taylor Swift y nuestros más de 40 millones de usuarios la aman aún más – casi 16 millones han tocado sus canciones en los últimos 30 días y su música está en más de 19 millones de playlists.

Esperamos que cambie de opinión y se una a nosotros para construir una nueva economía musical que funcione para todos. Creemos que los fans deben poder escuchar música cuando quieran y en donde quieran, y que los artistas tienen derecho absoluto a que se les pague por su trabajo y se les proteja contra la piratería. Es por eso que pagamos casi el 70% de nuestros ingresos de vuelta a la comunidad musical”.

En el resto del post, Spotify le suplica a Swift que reconsidere su decisión e incluso han hecho un par de playlists:

Una para pedirle a Taylor Swift que vuelva

 

Otra para que los fans tengan qué escuchar mientras tanto


A pesar de que no se ha emitido ningún comunicado por parte de Taylor Swift, es fácil deducir que la decisión obedece a un texto publicado a mediados de año en el Wall Street Journal, en el cual Swift expresa claramente su opinión sobre plataformas como Spotify y en donde manifiesta que la música NO DEBERÍA de ser gratuita (que es un poco lo que pasa en plataformas así, en donde se paga por la aplicación o por no tener comerciales, sin embargo, la música se puede escuchar gratuitamente todo el tiempo). Al mismo tiempo, el nuevo álbum de Swift, 1989, no pasó nunca por Spotify, como tampoco lo hizo en un principio su disco anterior, Red y al día de hoy, el nuevo álbum de la cantante es número uno en ventas a nivel mundial.

Lo importante aquí no es tanto la música de Swift, ya que quienes son fans tienen los discos y los escucharán o los comprarán o los descargarán; el foco rojo aquí es que Taylor Swift es una cantante que está en una posición muy influyente en el mundo musical y en la cultura popular hoy en día, le pese a quien le pese. Es por eso que habrá que poner atención a este tipo de cosas, que bien puede tratarse simplemente de una campaña publicitaria para aumentar las ventas de su catálogo (ya que en este momento cientos de adolescentes en el mundo están comprando sus discos al no poderlos escuchar más por stream), pero podría tratarse también de una nueva “tendencia”, en la cual los artistas desistan de incluir sus discos en servicios como Spotify.

Ya hace algunos años sucedió algo medianamente parecido, cuando Metallica se pronunció en contra de Napster y que resultó en el cierre del servicio de descargas gratuitas y otras cuestiones legales, lo cual –independientemente de la legalidad o no– confrontó al mundo de la música, haciendo que artistas como U2 se manifestaran a favor de este tipo de servicios de descarga gratuita, y declaración que se perpetuó hasta este año cuando fueron los mismos U2 quienes decidieron regalar su disco a través de iTunes (que lo que más molestó fue la imposición del regalo, pero eso es otro asunto).

Parece ser entonces que las nuevas plataformas para compartir música representan otro tipo de problemas para los artistas y que la eterna batalla continúa y ni siquiera es sencillo formular la pregunta, pero nos queda claro algo, en los próximos días seguramente estarán escuchando sobre disputas entre artistas que están a favor de que su música esté disponible gratuitamente (ya no digamos para descarga gratuita, sino sólo para ser escuchada por medio de streaming) y aquellos que quieren hacer a sus fans pagar por escucharlos. Ambas posiciones son igual de válidas.

@conejoazulorama

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