El sol abrasador (en serio) de Guadalajara no evitó que las personas se negaran la oportunidad de ver a algunas bandas de talla internacional como lo son Phoenix y Yeah Yeah Yeah’s, y a otras que están ganándose poco a poco el respeto y una amplia audiencia en nuestro país, tales como Honne o Christine and the Queens. Sin embargo, si había una agrupación a la que todos estábamos esperando, esa era Tame Impala.
El regreso de Kevin Parker y su séquito ocurriría después de tres años, y el hecho de que la banda sólo anunciara fecha en Guadalajara, orilló a muchos a hacer un viaje de horas con tal de ver a la agrupación australiana, pues quienes los han visto en vivo estarán de acuerdo de que se vuelve una obsesión escuchar y observar a Tame Impala sobre el escenario. Claro que su show en el Corona Capital Guadalajara no fue la excepción.
El set de Tame Impala estaba programado a las 10 de la noche, pero a esa hora lo único que pudimos ver en las pantallas del lugar fue un anunció que detallaba que por cuestiones técnicas el show comenzaría a las 10:30, y así fue. Entre una cantidad considerable de humo, visuales proyectados en la pantalla y luces rojas y púrpuras, Kevin Parker y compañía salieron al escenario para saber lo que mejor saben: llevar por un viaje musical a sus seguidores.
Una inesperada lluvia de papelitos mientras sonaba “Let It Happen” inauguraron la noche de Tame Impala, en donde los fans no hacían más que brincar y adorar a Kevin Parker como si fuera una clase de dios. La noche se prestó para que Parker nos hablara de cómo bandas como Phoenix y The Chemical Brothers habían impactado en el sonido de la agrupación australiana, y también, para hacer un recorrido musical por los grandes éxitos que Tame Impala ha cosechado a lo largo de los años.
“Patience”, “The Moment”, “Mind Mischief”, “Nangs”, “Elephant”, “Love/Paranoia”, “The Less I Know the Better”, y “Yes I’m Changing” sonaron al unísono por las miles de personas que abarrotaron el escenario Corona del festival. A diferencia de muchas bandas, Kevin Parker se tomaba el tiempo de agradecer a sus fans el hecho de que estuvieran acompañándolos esa noche, asegurando que si había una razón para regresar a México era el amor que sus seguidores le demuestran a cada segundo.
Y sabemos que lo bueno dura poco, sin embargo, nunca nos imaginamos que el cierre de Tame Impala en el festival sería la muestra de eso, pues la banda sólo ofreció una hora y media de show, la cual acabó entre incertidumbre de la gente de no saber si quedarse con la esperanza de que Parker y compañía retomaran el escenario, o si retirarse y sufrir la osadía que cientos estaban viviendo afuera del estadio Akron para conseguir transporte y poder regresar a casa después de haber disfrutado el final del evento con “Eventually”.
Musical y visualmente, el regreso de Tame Impala fue todo lo que esperábamos, pero el hecho de no poder tenerlos dos horas sobre el escenario sin duda le pesaron a más de una persona. Lo que sí es un hecho, es que Parker y su séquito lograron coronarse como el acto estelar de la noche, uno que nos recordó que las cosas buenas no duran mucho y que esa es la razón por la que debemos disfrutarlas lo más que se pueda, dejando de lado los videos y las fotos y enfocándonos en vivir realmente el momento.