Desde tiempos inmemorables, la industria musical nos ha presentado a artistas que bien podrían ser la viva imagen del pop. Sin embargo, en las penumbras hay otros más que se han atrevido a desafiar desde el underground a los estereotipos de este género que se han encargado de construirnos durante décadas. Recientemente y gracias a la llega del internet podemos conocer a todas estas propuestas, como el caso de ShitKid.
Esta joven de tan solo 27 años está volándole la cabeza a miles de personas no solo en su país natal, también en gran parte del mundo y a nosotros nos conquistó con su propuesta. Con un sonido crudo y honesto, esta chica nos demuestra que se puede romper con las etiquetas para triunfar, siempre y cuando tengas un sentimiento o idea qué expresar será más que suficiente para influir en la opinión de los demás.
¿Quién es ShitKid?
El nombre verdadero de esta artista tan interesante es Åsa Söderqvist, cantante y compositora originaria de la ciudad de Kramfors en Suecia. Así como muchos otros, su inquietud por la música nació a temprana edad, es por eso que mientras iba a la escuela comenzó a aprender a tocar algunos instrumentos como el piano y el teclado, que más tarde la ayudarían a empezar a componer sus propias canciones y que sin saberlo le darían una identidad propia.
Pero a los 16 años tomó una de las decisiones más importantes de toda su vida, dejar Kramfors para mudarse a Gotemburgo. Fue en esa ciudad donde comenzó a hacer sus primeras grabaciones caseras que por el momento no se identificaban con un género en específico. Tocó durante un tiempo en una banda feminista de post-punk, aunque en el escenario sufría con frecuencia de ataques de ansiedad y a menudo recurría a la automedicación mezclándolo con alcohol.
Los inicios de esta chica
Después de esto y replantarse su camino, en 2015 Åsa subió un puñado de canciones que había grabado en su casa en una grabadora que apenas y servía junto a una vieja computadora bajo el pseudónimo de ShitKid. Y hablando de su nombre artístico, la propia artista dice que es una palabra que adaptó al inglés y que tomó de un cuento sueco llamado skitunge, el cual los padres le contaban a sus hijos que querían dedicarse a la música (sobre todo al rock).
Estas canciones eran alternativamente crudas, ingeniosas y extrañamente cautivadoras, compuestas por los desaliñados ritmos de la batería, las guitarras, el bajo y todo lo que tenía a la mano y teniendo una actitud completamente punk. Después de hacerse de un nombre en la escena alternativa de Suecia, su música llegó a un montón de lugares y hasta los oídos de la disquera de Estocolmo, PNKSLM Records, que sin dudarlo lanzaron su sencillo debut, “Oh Please Be a Cocky Cool Kid”.
El camino hacia la popularidad
Un año más tarde llegaría el primer EP homónimo de ShitKid, con el cual tuvo chance de salir por primera vez de gira por todo Suecia y gran parte de Europa. Para 2017 y después de probar suerte arriba de los escenarios, lanzó una continuación de este material discográfico aunque venía en camino algo mucho más grande porque para terminar aquel gran año estrenaría su disco debut, Fish, que incluía nueva canciones recién salidas del horno.
Un tercer EP llegó en 2018 al cual nombró This Is It y durante todos esos meses comenzó a lanzar sencillos como si no hubiera un mañana, entre ellos destacan rolas como “SuMmEr BrEaK” y “RoMaNcE”que tenían una vibra que raya mucho más en el punk rock desenfadado y sincero. Pero un año después las cosas cambiaron para Åsa porque a este proyecto se unió la bajista Lina Ericsson, conformando un poderoso dúo.
The Melvins las apadrinaron
2019 fue un año importante para ShitKid, para que se den una idea este combo de chicas lanzó su segundo álbum de estudio, Detention. Gracias a este disco pudieron brincar el Atlántico y así presentarse por primera vez en Estados Unidos, en festivales importantes como SXSW en Austin, Texas, aunque también fueron la banda que abrió los conciertos que The Melvins –la banda de rock que inspiró a Kurt Cobain y a toda la generación del grunge– dio en Europa ese mismo año.
Pero la colaboración de estas chicas con el legendario grupo no se quedó ahí. De hecho, hicieron click en esos shows y los miembros de The Melvins se ofrecieron a grabar y producir lo que sería un nuevo material, BANGERS, que sólo se lanzó en formato físico en los Estados Unidos. Pero este par regresó a aquel país para dar unas cuantas presentaciones y entre Los Ángeles y Austin compusieron el que más tarde se convertiría en un EP doble llamado Duo Limbo/Mellan Himmel å Helvete.
ShitKid llega al cine
Este nuevo EP significó un cambio de sonido para ShitKid, que seguía siéndole fiel al lo-fi y al rock DIY pero que tenía melodías más amigables con un toque experimental, lleno de guitarras atmosféricas. Y como a estas chicas les encanta grabar en todo momento –y aprovechando la cuarentena– en septiembre de 2020 lanzaron un nuevo álbum que simplemente se llama 20/20 ShitKid, con ocho poderosos que bien podrían ser el soundtrack de la cuarentena.
Por si esto no fuera suficiente, este proyecto también tuvo planes más interesantes que iban más allá de grabar un nuevo disco. ShitKid compuso las canciones originales de Siempre Amber, un documental dirigido por Lia Hietala y Hannah Reinikainen –la cual por cierto, llegó a México gracias a Cinema Queer– y que narra la historia de una adolescente de género fluido la cual que junto a su mejor amigo rechaza las imposiciones en torno a su identidad y crean un vínculo de amor y aceptación sin juicios.
¿Qué es lo que hace especial a este proyecto?
Si bien no son las primeras chicas ni las últimas en mezclar el punk, una pizca de grunge con el pop y un toque de electrónica, su concepto es lo que las hace interesantes. No son el estereotipo de artista de ese género que la industria musical nos ha vendido por años, ellas se salen del molde para demostrar que lo más importante siempre será la música, pero sobre todo nos dejan muy claro que con tener un mensaje que quieras compartir con el mundo es más que suficiente.
Hablando de su sonido, es curioso que aunque se basan en los géneros que mencionábamos antes, resulta muy complicado encasillarlas en un solo lugar. En sus álbumes podemos empezar con una canción de rock lo-fi para después pasarnos a unos guitarrazos sórdidos hasta terminar con una melodía repleta de beats bailables pero que no rayan en lo empalagoso. Este combo ataca al pop más tradicional donde más le duele, incomodando y desde su propia cancha.