No se le puede dar gusto a la mayoría y menos en temas tan subjetivos como la música. Finalmente, el gusto se rompe en géneros y eso es lo que hace, desde un principio, que existan tantas propuestas musicales que repasen todos los géneros conocidos o nuevos. Sin embargo, y aunque parezca un poco injusto, sí se le puede dar gusto a la mayoría si se considera como primer objetivo, la calidad de la música.

Todo esto viene con el anuncio de la lista de nominados a los Mercury Prize de 2018 y sus 12 bandas para competir por Álbum del Año, el máximo galardón de la ceremonia que busca, en teoría, celebrar lo mejor de la música en un año que, como 2018, ya permitido que muchas bandas o artistas nuevos lleguen a las partes más altas y, sobre todo, a un público mucho más grande.

Para este año, Mercury Prize parece que le apostó, como otras ceremonias –más conocidas, de hecho– a las viejas confiables, a los conocidos de siempre, a los que parecen que nunca fallan y entran en el gusto general de las audiencias. Es decir, en la lista corta de los 12, están incluidos desde Arctic Monkeys, Florence + The Machine, Lily Allen y Noel Gallagher, hasta nombres más de nicho como King Krule, Jorja Smith, Wolf Alice o Novelist.

Pero, ¿en dónde quedaron las nuevas propuestas británicas e irlandesas que se salieron de lo convencional y marcaron un punto nuevo dentro de la industria? Y con esto, principalmente, nos referimos a la banda Shame y su disco debut Songs Of Priase. Esta banda londinense se fue a su cuenta de Twitter para hablar del tema y señalar otras bandas que no fueron incluidas en la lista de 2018.

“De todos modos, en verdad no esperábamos que a alguien le importara songs of praise, así que viviremos”, escribieron en un tuit para hacer referencia a que no los incluyeron en una lista en la que parecía obvia su presencia  porque el disco fue un éxito, pero sobre todo, porque nos enfrentamos a un género poco convencional actualmente que regresó con la voz de Charlie Steen y la idea de que las estrellas de rock, como comentaron en una entrevista con The Guardian, debe morir.

Con poco más de 20 años de edad entre los miembros de la banda, Shame habla de una manera política sobre el mundo, la sociedad, las tradiciones y las inseguridades personales que, de repente, se convierten en un problema colectivo. La banda londinense también habló de la exclusión de Hookworms con su disco Microshift: “Les robaron”, publicaron en la misma red social.

La lista ya fue publicada y no hay marcha atrás como cuando en los Grammy le dieron el máximo premio a Bruno Mars en lugar de Kendrick Lamar. Por otra parte, Lily Allen en entrevista con NME, dijo que en caso de ganar, utilizará el dinero del premio, unas 25 mil libras, para pagar visas el próximo abril: “Lo pondré en mi cuenta post-Brexit. Probablemente pagaré por visas en abril del próximo año”.

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