Exactamente hoy, hace un año, estábamos ansiosos por ver a The National en el Pepsi Center WTC para promocionar el magnífico I Am Easy to Find, junto con otras rolas anteriores de la banda de Ohio que nos llegan directo al corazón. A esta distancia mientras anhelamos volver a un concierto, el vocalista Matt Berninger lanza Serpentine Prison, su primer disco como solista.
Agarren un pañuelo para la lágrima y acompáñennos a entrarle a esta aventura como solista de un prolífico letrista, con una voz rasposa y modorra. ¿Habrá valido la pena apartarse un poco de la banda de toda su vida para un disco?
Matt Berninger solista retrocede a lo hecho con The National
Notamos desde el sencillo “One More Second” un sonido propio con órganos antiguos, pero un bajo que invita a bailar (como en el video) en una confesión para que alguien no salga de nuestras vidas. Junto a Brent Knopf, Matt nos regala una rola de amor que en sus palabras “Solo quería hacer una de esas clásicas, simples y desesperadas canciones de amor que suenan muy bien en tu coche.”
Nos damos cuenta por qué Matt optó por hacer este disco fuera de The National, ya que de los últimos dos discos de la banda pudimos escuchar cómo es que incrementaron elementos a su sonido e insinuaron mucho con los sonidos digitales; para Serpentine Prison, Matt da un paso atrás y entrega baladas sencillas y hasta bailables, lo que le conocimos en otro proyecto, El VY.
No crean por un segundo que Matt dejó atrás las desgarradoras historias de desamor y desolación que caracterizan su voz. Para que lo crean, chequen nomás’ la balada western (que obvio no cabía en The National) que es “Loved So Little”:
Berninger unió fuerzas con grandes colaboradores
Las colaboraciones y el equipo del que se rodeó Berninger merecen reconocimiento aparte: Gail Ann Dorsey (Bowie, Tears for Fears), Walter Martin (The Walkmen), Brent Knopf (EL VY), Scott Devendorf (The National), BookerT. Jones y Sean O’ Brien al mando de la producción.
Además de la balada western reflexiva, motivo permanente en la mayor parte del disco, Matt muestra un lado que no le teme a los beats y sintetizadores, desde la abridora “My Eyes Are T-Shirts”, en la que nos habla sobre alguien que nos permite dejar de llorar y sentirnos mal al verle.
En el formato de su banda completa, notamos que los Dessner también comparten protagonismo, ya que su musicalidad brilla por momentos, en solos o acompañamientos, pero el caso es distinto para Serpentine Prison: Berninger es una voz única que necesitaba de un espacio propio para expresarse.
“Distant Axis” es muestra de este espacio, del que se apropia Matt junto con su amigo Walter Martin, incluyendo los elementos que desea con una letra que cuenta cómo cambian las emociones humanas.
Las canciones de Matt Berninger son una mezcla vintage de emociones
Diez canciones que suman un total de 41 minutos es una gran medida para este ejercicio alternativo a The National. Matt tiene muchas letras por escribir y tal parece que las escribirá en cualquier proyecto que se le presente.
Hay un innegable gusto de este cantautor estadounidense por lo vintage, lo que le escuchamos en “Take Me Out of Town”, por ejemplo. Estas baladas nos recuerdan a algunas de Cohen (“Show Me the Place”, “Famous Blue Raincoat”), en las que no había más que sufrimiento y acompañamiento de piano como vehículo de su intención. Y respecto a comparaciones, cada quien conoce la magnitud de sus artistas.
La voz cansada de Matt trae consigo algo que nos parece sincero, como si fuera alguien que no tiene para qué mentirte. Esto cierra el disco con un yunque, que es la canción homónima. Berninger ha dicho que le parece un epílogo a todo lo que había escrito y que por eso cierra su primer álbum como solista. La letra es fuerte, muestra a Matt hablando desde la perspectiva de alguien que está perdido en el mundo y no logra encontrar la felicidad.
Queda este disco como un lanzamiento justificado, el vocalista de The National no suena a su banda, encuentra su nicho y esperemos que sea la primera de muchas entregas en la carrera de un cantautor con un don para convencernos de lo que nos esté relatando.