Hace un par de meses salió un estudio que demostró que en los últimos 30 años, la música pop se ha hecho más triste y/o depresiva. Es decir, la felicidad de su sonido y letras, ha reducido mientras la tristeza y sentimiento de soledad, ha aumentado de manera considerable. Sin embargo, hay otro punto a considerar que rompe con la conclusión más obvia de este mismo estudio: sí, cada vez es más triste, pero también es más bailable y le da a la gente un pretexto para celebrar.
Por eso, ayer en la noche durante el concierto de Sam Smith en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, no era extraño ver a la audiencia celebrando y eufórica ante canciones que por su ritmo y algunos versos, denotan una profunda tristeza y sentido de soledad. “I’m Not The Only One” del disco debut del cantante titulado In The Lonely Hour de 2014, la tercera canción de una noche de 22 canciones, se escuchó con la voz de la gran mayoría que estaba presente. Lo mismo para todo el setlist seleccionado para su segunda gira mundial y su paso por México.
Es así como Sam Smith, con apenas cuatro años en la industria de la música, se ha convertido en el primer abanderado y responsable directo –junto a otros paisanos suyos como Adele– del camino que la música pop, al menos en esta parte del género, ha tomado en los últimos años. Pero con esto, al menos sin formar parte de las conclusiones del estudio, está íntimamente relacionado con los valores comerciales de la música, pero no con la calidad.
Y nuevamente, Sam Smith se vuelve a poner delante de una lista corta de artistas que atienden las necesidades de aquellas audiencias, pero con un punto a favor: su voz y el carisma que lo caracteriza sobre el escenario. Durante más de una hora y media, con un recinto lleno, Smith le cantó a su público y a la diversidad, a la necesidad de entender que el amor viene de todas partes y en todas sus formas.
Para abrir su presentación en el Palacio, comenzó con “Burning” y “One Last Song”, ambas de su segundo disco de estudio salido en 2017. Con estas dos, a pesar de no ser dos de los hits de su lista, hizo que todos, sin saber que le cantaban a la tristeza, corearan las canciones al grado de perderse la voz de Smith en sus partes más bajas. Para seguir, eligió tres canciones conocidas de su repertorio: ““I’m Not The Only One”, una de esas que lo llevó a su segundo tour por Norteamérica, “Lay Me Down” y “Omen”, una de sus colaboraciones con Disclosure.
Por supuesto, como parte de su concierto, también estuvieron presentes otras canciones como “Writin’s On The Wall”, el tema que compuso y por el cual ganó un Oscar para el filme Spectre sobre James Bond, una de las más emotivas y que mostró la capacidad que tiene el artista para emocionar al público con su voz y un grupo de coristas que lo acompañó.
Solemos cometer el error de comparar personajes como Smith con otros músicos y artistas que, en primer lugar no entran en el mismo género, y cuyas cualidades no son similares. Sin embargo, con su presentación de ayer, un disco pop que sobresale de entre todos los demás y dejando de lado que nuestros gustos se centran en otro tipo de música, nos hacemos una pregunta obligada –y fresa: ¿podría haber un espacio para Sam Smith dentro de un público que siempre ha desechado la idea de un pop meloso pero bien cantado?
Setlist:
“Burning”
“One Last Song”
“I’m Not The Only One”
“Lay Me Down”
“I Sing Because I’m Happy”
“Omen”
“Nirvana”
“I Told You Now”
“Writing’s On The Wall”
“Latch”
“Money On My Mind”
“Like I Can”
“Restart”
“Baby You Make Me Crazy”
“Say It First”
“One Last Time”
“Midnight Train”
“HIM”
“Too Good At Goodbyes”
Encore:
“Palace”
“Stay With Me”
“Pray”
