ANDREW BIRD
Viernes, 1 de marzo
Audtorio Blackberry
México, DF
EL CONCIERTO:
Andrew Bird regresó a la Ciudad de México como parte de su gira latinoamericana en promoción de los dos discos que lanzó el año pasado: Break It Yourself y Hands of Glory. Aunque en las primeras canciones, Andrew Bird nos dio una pequeña probada de su faceta como “banda de un sólo hombre”, al poco tiempo salió el resto del grupo. De izquierda a derecha en el escenario: Martin Dosh en la batería y teclados, Alan Hampton en el bajo, Andrew Bird en el violín, guitarra y xilófono, y Jeremy Ylvisaker en guitarras (eléctrica y acústica). Nada del otro mundo en la escenografía mas que la banda, sus amplificadores… y unos juguetes.
SETLIST:
1. Hole in the Ocean Floor
2. Why
3. A Nervous Tic Motion of the Head to the Left
4. Desperation Breeds
5. Headsoak
6. Orpheo Looks Back
7. Imitosis
8. Dark Matter
9. Give It Away
10. MX Missiles
11. Professor Socks
12. Three White Horses
13. Tenuousness
14. Skin Is, My
15. Eyeoneye
16. Fake Palindromes
17. Don’t Be Scared
ENCORE:
18. Plasticities
19. Tables & Chairs
INVITADO ESPECIAL:
Torreblanca fue la banda que abrió la noche en el Auditorio BB. Natalia Lafourcade salió de la nada para apoyar a sus camaradas. Puedes bajar el más reciente material discográfico de la banda mexicana en su sitio oficial.
OPINIÓN:
Mientras nuestros padres iban a ver a una banda de soft rock llamada Chicago que andaba tocando en otra parte de la ciudad, otro artista de Chicago, pero mucho más joven, entretenía a su respectiva generación de fans en la colonia Condesa. He aquí la reseña de Andrew Bird y su banda.
Siempre es un espectáculo ver al señor Bird hacer malabares con sus instrumentos como lo hizo hace un par de años en el Teatro de la Ciudad. Su arma principal es el violín, pero la forma en que cambia de violín a guitarra y de guitarra a xilófono con tal desteridad es un show por sí mismo. Por supuesto, parte esencial de ese show es como graba los loops al instante con sus pedales. Y no hay que olvidar las letras de sus canciones que suelen consistir de juegos de palabras o su silbido de ruiseñor. En cierta manera, el grado de dificultad para coordinar todo lo que hace esta “banda de un sólo hombre” seria el equivalente a armar un rompecabezas de 500 piezas con la mente.
Lo cual quizás nos distrae un poco de la música. Vemos los malabares pero no escuchamos lo que producen. Esta vez este talentoso artista del estado de Illinois se trajo a unos amigos para que lo ayudaran a darle más fondo al asunto. A la tercera canción Bird ya tenía una sección rítmica de batería y bajo, y una segunda guitarra para agregar texturas. Por un lardo, daba la impresión de que lo que estaba viendo ya no era taaaaan especial. Es cierto, todavía hacía sus loops con el violín, pero esta vez no resaltaban tanto. Pero por otro lado, el ruido ahogaba los rebuznos de la gente indiferente que no sabe cuando guardar silencio (sigo sin comprender por qué hay tipos que pagan 350 pesos más tragos para ir a un concierto y platicar de las vicisitudes de su vida ¡No me importa!).
El mejor momento de la noche llegó cuando Andrew Bird interrumpió el concierto para desconectarse y tocar un pequeño set acústico. Empezó con “Give It Away”, un tema que suena un poco a una canción perdida de Paul McCartney por tener una melodía con un gancho beatlelesco. Esto fue seguido por el momento más raro de la noche, cuando Bird y su banda tocaron el tema de un programa infantil de televisión en el que todavía están trabajando. El segundo guitarrista tenía uno de esos gestos que pone la gente cuando está a punto de cagarse de risa.
La banda regresó a su set eléctrico con sus hits más populares como “Eyeoneye”, “Fake Palindromes” y “Plasticities” en el encore (por ahí faltó “Polynation”). Francamente, prefiero más un set que cierre de manera fuerte para levantar el ánimo de una audiencia que ya por estas horas se nota un poco agotada. Por cierto, “Eyeoneye” puede ser el tema que levante el perfil de Bird más allá de un artista indie con un fanbase de culto… pero lo va a hacer paulatinamente, con tal de que siga siendo parte de los setlists.
Por último, cabe notar que este concierto se hizo posible gracias a Songkick, un medio que finanza los proyectos de varios artistas a través de una herramienta conocida como “crowdfunding”. En otras palabras, los mismos fans contribuyen con su dinero para lograr que un equis proyecto (en este caso, una gira latinoamericana) se logre. Será interesante ver si más artistas toman esta iniciativa para saltarse a los intermediarios y darse una vuelta por nuestros lares.
DURACIÓN: 1 hora y 40 minutos
FOTOS: @lemonandtea
RESEÑA: @shy (shy@sopitas.com)
ANGRY BIRD: Esa broma ya fue