El décimo disco de estudio de Kanye West (o ‘Ye’ de proceder su solicitud para cambiarse el nombre) ha sido el más anticipado de su carrera, continuando con su transformación personal, que comenzó después de ‘Ye’, pasó por ‘KIDS SEE GHOSTS’ (con Kid Cudi) y entregó también ‘Jesus Is King’. Ahora, tenemos el mejor disco del productor y rapero en la última década. Nomás que aquí sí hay que hacer una pausa para admirar “Ghost Town” del álbum de 2018, rola que probablemente sea una de las mejores en la historia musical del productor.
Después de un preámbulo que incluyó encerrarse –y presuntamente gastarse un millón de dólares al día– por hospedarse en el Mercedes-Benz Stadium, cambios y retrasos en la fecha del lanzamiento del disco, y dos listening-parties en el mismo venue con colaboradores y familia, DONDA por fin salió a la luz, y es a la fecha, el testimonio más amplio de Kanye West sobre quién es y de qué va su perspectiva sobre la vida, en el disco que lleva el nombre de su madre, que falleció en 2007.
Ah pero antes de entrar de lleno al disco, vale la pena mencionar como dato curioso, que el primer track del disco, “Donda Chant”, representa las pulsaciones de la madre de Kanye antes de que falleciera. Fuerte, ¿no?
The ‘Donda Chant’ represents #KanyeWest’s mom’s last heartbeat 💗 💔 #DONDA pic.twitter.com/HdCwBg8Zui
— YAW (@Bra__Shadrack) September 1, 2021
La magnitud de este disco quizás es el reto más grande que Kanye se ha propuesto, incluso tenemos vivo el pleito por saber si ésta es la versión final o no, varios retrasos (similar a lo que pasó con su antecesor), un tracklist larguísimo y rolas que sinceramente no parecen ser la versión final de algo producido por el rapero.
Colaboraciones desconcertantes, para bien y para mal
Como nos tiene acostumbrados, Kanye West colabora con la élite del rap y hip hop: Jay- Z, The Weeknd, Travis Scott, Jay Electronica y demás se le unen para esta entrega. La primera joya resultado de las colaboraciones es “Jail”, una reflexión sobre el pasado, los problemas de Kanye con Kim Kardashian (de los cuales se rumoraba fuertemente vendría un divorcio) y su reencuentro con Jay-Z, al colaborar con él y Francis & The Lights en una canción que imaginamos perfectamente abriendo un concierto de estadio del excandidato presidencial.
Jay-Z deja en el tema versos tranquilos pero sólidos, sobre su vida delictiva, los problemas con Kanye, una variedad de referencias bíblicas y lo que más nos emociona: un guiño a un posible Watch the Throne 2. Destacan las apariciones de invitados en “Hurricane”, “Ok ok”, “Jesus Lord” y “No Child Behind”, en las que se aprecia el equilibrio de invitados que no se roban toda la canción y suman mucho a las ideas detrás de DONDA.
Este disco también tiene colaboraciones que Kanye podía haber obviado, por ejemplo, en la segunda parte de “Jail”, se expone un tanto la indecisión de si quedarse con la participación de Da Baby (y Marilyn Manson). Y hay varias desapercibidas, que no justifican invitar a muchos artistas que simple y sencillamente, no desquitaron la invitación al disco.
Quizás las grandes ausencias son colaboraciones femeninas, ya que en los 27 temas, tan solo encontramos dos colaboraciones de mujeres, lo que se agrega a la lista de contradicciones de Kanye West: en un disco que lleva el nombre de su madre, olvida incluir al talento femenino contemporáneo.
Los remanentes de Jesus Is King
Gran parte del disco tiene una influencia religiosa impresionante, no solo en lo lírico, sino en la presencia de coros y reverbs inmensos que simulan estar en una iglesia, por lo que es innegable que DONDA mantiene la fe de Kanye en todo el disco. Inclusive, escuchamos en las letras de los invitados una influencia directa de cuando Jay-Z o Travis Scott afirman su fe y el rechazo; en el caso de Scott, al diablo.
Lo de Kanye West es evangelizar, a diferencia de otros artistas del género que únicamente exponen su lado religioso, Ye invita a conocer a Dios y no duda en llenar de referencias bíblicas sus versos. Las presentaciones y el disco son una alabanza a la divinidad que él sigue y esto se escucha con mayor claridad en “24” (una canción completamente gospel), “Donda” y “Pure Souls”. Sin duda, hay que entrar al mundo de Kanye para poder escuchar este disco en su totalidad, ya que será difícil poder escuchar completo ‘DONDA’ sin lo religioso.
El coro Sunday Service, presente con Ye desde antes de Jesus Is King, sigue en este disco, y es destacable el trabajo vocal que se mantiene a lo largo del tracklist. Si bien el famoso Sunday Service se vio en Coachella y una breve gira, nos quedamos con la expectativa de cómo saldrá de gira Kanye con DONDA y este coro, en un tono distinto a los pequeños eventos con los que inició el Jesus Is King.
Regresaron los mejores atributos de Kanye
No en vano decimos que estamos ante el mejor disco del rapero de Atlanta en la última década, ya que retomó elementos icónicos del ‘808s & Heartbreak’ y hasta del ‘Graduation’: suenan ritmos descomplicados con instrumentos básicos del género, entre sintetizadores puros tomando la titularidad de los temas. Agregando las rimas más complejas sobre adicción, perdición y reencuentro, logramos escuchar a Kanye en su plenitud después de años luchando por encontrar su guía ideal.
Esto es más apreciable en la excelente “Believe What I Say”, que no para de sonar en repetición y en la que samplea “Doo Wop (That Thing)” de Miss Lauryn Hill.
También escuchamos esto en “Junya” y “Remote Control”, temas con los que regresa a la producción sencilla pero increíblemente bien maquilada, enfocada en los teclados que le dio el lugar que tiene como productor. Incluso, notamos un sentido del humor más ligero que en discos densos como ‘Yeezus’ y ‘Life of Pablo’, en los que no dio tanto respiro y dinámica entre los temas que los componen.
“Off The Grid“, sin duda alguna es una de las canciones más potentes del disco. Hasta el momento, ha sido la más escuchada en plataformas de streaming y una de las mejor recibidas por el público, solo por debajo de “Hurricane” (cof cof, The Weeknd). Playboi Carti y Fivio Foreign, como peces en el agua, barra tras barra. Claro que lo curioso por acá, fue que Mr. West mencionó a Messi en el track.
¿Segundas partes injustificables?
El disco empieza con varias joyas en producción, composición y lírica; pero nada más de echar un vistazo al tracklist completo, notamos que habían cuatro títulos repetidos, pero con un “2” al final, lo que nos intrigaba al inicio, y al final como que no terminó de encajar del todo. ¿Le creemos a Kanye cuando dijo que denunció que Universal lanzó su disco sin autorización? Sea como sea, se podría creer que faltaba una decisión final sobre qué rolas llegaban al disco y cuáles no.
Quizás el enemigo más grande de Kanye es él mismo, en una indecisión que lo puede colocar como su propio antagonista, restando coherencia un disco en el que él mismo se coloca como anticomercial (“Keep My Spirit Alive”).
Para bien o para mal, un disco que muestra su relevancia como artista
Kanye muestra su fuerza de gravedad hacia sus propias creencias, y nos recuerda lo que alguna vez Nick Cave mencionó sobre él: “Hacer arte es una forma de locura (…) no hay músico en la tierra que esté tan comprometido a su locura como Kanye, y en ese sentido, en este punto del tiempo, es nuestro más grande artista”.
La afirmación de Nick Cave puede permanecer vigente, más de tres años después, con el lanzamiento más complicado que Kanye West se ha propuesto en una carrera musical que va para los 25 años.
Y es que si lo pensamos de la manera más comercial posible, es probable que Kanye West haya descubierto una nueva manera de crear un hype brutal para promocionar un disco. Imagínense esto, solo de merch (casi toda de Balenciaga, una de las marcas más exclusivas del mundo), Kanye se embolsó más de 7 millones de dólares, aún cuando el disco ni había salido. Esto ayudó a generar muchísima expectativa por su nueva producción.
Ahora, súmenle que Kanye metió a más de 40,000 asistentes –más los VIP– a cada una de sus listening-parties de DONDA, tanto las del Mercedes-Benz Stadium como la del Soldier Field en Chicago fueron sold out.
Para estas listening parties había boletos de 20 y 50 dólares, por 40,000 entradas… ahí hagan cuentas. Y eso, es SOLAMENTE las ganancias previas al lanzamiento del disco. Esto ayudó a que la gente y fans no solo esperaran el disco, sino que se creó una necesidad inminente de tener el álbum final. Ahora, falta toda la lana que se hará ya con el álbum fuera, y si es que llega a haber giras y demás, pues…
Kanye se sacó 10 en marketing, pero 8.5 en DONDA.