Daniel Snaith es un clavado de los sintetizadores, como se ha dedicado a mostrarlo por siete LP’s de estudio, en los que no se cansa de jugar con los alcances de su Roland Juno-106, el clásico Fender Rhodes Mark 1 y su compañero por todos lados, el Korg microKONTROL. Junto con un sampler Roland SP-404 como los elementales en su proceso creativo, desde que se nombraba Manitoba (ahora Caribou), ha compartido genuinos viajes sonoros para relajarnos, bailar, llorar y sentirnos felices.
Aunque abarca todos estos humores, logra conmover con sus ideas y mensajes, en texturas que solo un geek de los synths puede maquilar. Ahora llega con Suddenly, sucesor del impecable Our Love (2015), con el que visitó Ceremonia, en un set en vivo que dejaría mudos a los detractores de la música electrónica porque “no se toca algo en vivo.”
El cerebrito canadiense, con un Doctorado en matemáticas en el Colegio Imperial de Londres, pone al escucha temas sobre la contemplación de las imperfecciones de la vida, cómo es que no todo sale como queremos, y cómo reaccionamos a estas “anomalías” en nuestra experiencia. Realidad contra expectativa.
Abre con “Sister”, un diálogo entre hermanos que en dos estrofas introduce las ideas persistentes a lo largo del álbum: promesas, cambios, decepción y reacción. Una balada que muestra cómo debemos contar con otros humanos para intentar seguir adelante, paneada (como ocurre en todo Suddenly), íntima y confesional.
El empaque sonoro en el que Snaith nos envuelve esta carga emocional es espléndido, como el repetitivo piano en “Sunny’s Time”, que no necesita de una gran estructura para ser un elemento melancólico que coincide con la breve letra, y revienta con samples vocales inesperados y refrescantes, que se unen a “New Jade”, en un desahogo más bailable y menos trágico que otros tracks, podemos decir que es de lo más acogedor.
Caribou nos ha puesto a bailar por más de quince años, y en el mismo sentido, tracks como “Lime”, “Never Come Back” y “Ravi” lideran el zapateo para este LP de doce temas. Samples sencillos pero pegajosos, junto con los teclados que se han vuelto el sello de Snaith, nunca decepcionan. Esperamos que alguien suba pronto el video de diez horas seguidas de esta joyita a YouTube:
La exploración personal de Snaith también lo lleva a ser un totalitario encargado de composición y producción de su quinto trabajo de estudio. El título viene de una obsesión de su hija con la simple palabra Suddenly. Casualmente, es sumamente adecuado: el aquí, el ahora y lo repentino de la vida, en la palabra favorita de una niña.
“Like I Loved You” es una oda a la imposibilidad de que prevalezca la inteligencia emocional ante los ineludibles sentimientos que nos dominan al terminar una relación amorosa. Tal vez la magnitud del amor que tuvimos o tenemos hacia alguien se puede medir en el descontrol sobre nuestras reacciones: “Debo de dejar de pensar en las cosas que harás; pero no puedo, las cosas que pienso pueden ser verdad”.
Como si se tratara de un director de orquesta, el control sobre los elementos, la construcción de las canciones e inclusive sus propios vocales, está fríamente calculado por el músico y matemático. Una de las muestras magistrales es el cierre, “Cloud Song”, un epílogo que revisita los temas de los once tracks anteriores, en un grito interno a un amor pasado. ¿El guiño a Dire Dire docks del Mario 64 será intencional? Nos gusta creer que sí.
Suddenly es de lo mejor que llevamos este año, con un pop roto sobre las relaciones cercanas que describe más situaciones sentimentales de las que nos gustaría reconocer. Recomendamos lo escuchen de principio a fin sin parar, por lo menos una vez. Los paneos que te descolocan y los filtros que esconden y reavivan los tracks son un viaje sonoro, acompañados de letras que pegan de forma muy certera.