Cuando conocimos la noticia, no lo podíamos creer.
Un festival de proporciones astronómicas, donde las más grandes estrellas del rock, estarán durante dos fines de semana en Desert Trip, un evento sin precedentes que se llevará a cabo en un lugar que es conocido por ser el escenario de otra gran reunión musical: Indio, California.
The Rolling Stones, Bob Dylan, Roger Waters, Paul McCartney, Neil Young y The Who estarán reunidos en el mismo espacio donde se lleva a cabo Coachella y esto no es coincidencia, ya que Desert Trip es una idea de los mismos organizadores, quienes armaron un cartel de ensueño compuesto por puras leyendas de la música, las cuales difícilmente podremos volver a ver juntas.
Pero más allá de la evidente relevancia que tiene lograr cuadrar semejante monstruosidad de cartel, es curioso que Desert Trip llegue en un año en el que, musicalmente hablando, hemos perdido a otras leyendas como David Bowie, Prince, Maurice White (de Earth, Wind & Fire), George Martin (el mítico productor de The Beatles), Glenn Frey (de The Eagles), entre otros, por lo que no sería descabellado pensar que ante este escenario, los músicos de los 6 actos de Desert Trip realicen una reflexión sobre su propia mortalidad, al perder a sus compañeros y amigos en el camino.
De hecho, Neil Young, a sus 70 años, ya tuvo un acercamiento reciente con la muerte. Fue operado a causa de un aneurisma en el cerebro, sufrió ciertas complicaciones y su vida se puso en riesgo. Este episodio lo llevó a componer la canción “When God Made Me”.
Así como Young, los artistas restantes de Desert Trip (The Rolling Stones, Paul McCartney, The Who y Roger Waters), tienen en promedio 70 años edad, y ya no son aquellos jóvenes que comenzaron sus proyectos profesionales hace ya varias décadas.
Todos vamos a dejar este mundo en algún momento y si bien estos músicos ya poseen estatus de leyenda, siguen viviendo de aquellos grandes discos y geniales canciones que compusieron hace ya varios años.
Aunque siguen en activo, no han publicado nada nuevo que sea igual de relevante e histórico que lo que los coronó en el pasado.
Si a esto le sumamos que ven a sus amigos y compañeros –especialmente aquellos a su nivel– morir de formas inesperadas, algunos sin tiempo de despedirse, nos hace pensar que vieron este festival como la oportunidad de dejar los egos a un lado y compartir un mismo escenario.
Tal vez, el día de mañana (y de forma repentina), todos sus excesos les cobren una factura mortal. No es pesimismo, es más bien la celebración de tener la oportunidad, sin importar si es la última o no, de gozar con estos actos.
La neta, gracias Desert Trip.