El martes pasado, Björk dejó caer una bomba sobre las redes sociales: Nombre, tracklist y lanzamiento de su próximo pokémon álbum, Vulnicura.

Con una nota escrita a mano y publicada en su cuenta de Facebook, el corazón colectivo de sus fanáticos se detuvo por unos segundos. Antes de esta revelación, era muy poco lo que se sabía de los planes de la excéntrica cantante. Sabíamos que había reclutado a Arca, uno de los productores más buscados en la actualidad y, más recientemente, había invitado a otro productor de electronica experimental, The Haxan Cloak, para mezclar el álbum. Fuera de eso, ya era una certeza que Björk nos iba a tener “algo” este año, tomando en cuenta su ya anunciado regreso a los escenarios, encabezando el festival neoyorquino Governors Ball.

Un día antes del anuncio, el centro de mando de Sopitas HQ recibió un correo etiquetado TOP SECRET en el que su disquera en México compartía el disco, todavía sin nombre, de Björk… ¡PARA ESCUCHAR! Así como en las películas de espías, era como uno de esos mensajes que se autodestruyen en cinco segundos tras escuchar el contenido, solo que en lugar de que mi computadora estallara en mil pedazos, el número de veces que tenía permitido escuchar el secreto mejor guardado en la industria musical estaba limitado a UNA. No solo eso, el correo venía con una advertencia que, ahm, advertía que el disco estaba incompleto. Hacía falta una canción en el tracklist y al día siguiente pude confirmar que era “Quicksand”.

Lo que sí tenía eran ocho canciones disponibles y listas para escuchar en el siguiente orden (los títulos eran un poco distintos, pero Björk ya confirmó los nombres):

1. Stonemilker
2. Lion Song
3. History of Touches
4. Black Lake
5. Family
6. Notget
7. Atom Dance
8. Mouth Mantra

Ya que solo pude escuchar el álbum una sola vez, no hay manera de profundizar tanto como en las viejas reseñas de Clave Neutral, pero fui anotando mis observaciones en una servilleta. También conté con la presencia en la sala de uno de aquellos fanáticos from hell que, de hecho, no son tan difíciles de encontrar. Es más, es posible que tú tengas un amigo cercano con toda la discografía de Björk (incluyendo los discos en vivo y demás rarezas) y tú nunca lo sabías. En fin, su aportación fue bastante valiosa para sacarme de aprietos y para identificar viejas canciones y colaboraciones.

Lo que más nos brincó al escuchar las primeras canciones eran los arreglos orquestales. Hacía mucho que Björk no metía tantas cuerdas a sus producciones, lo cual nos remite al Vespertine de 2001, e incluso al Homogenic de 1997. Pero va a ser Vespertine el que se mencione más como punto de comparación. Con respecto a Arca, aquellos que escucharon el álbum debut del productor venezolano, Xen, de inmediato van a reconocer sus efectos, los cuales se han convertido en su firma (si también has escuchado Yeezus, te darás cuenta al instante). Aquí lo que contrasta son los sublimes y fantásticos arreglos de cuerdas acentuados por los vocales sonrientes de Björk. Estos evocan las maravillas de un bosque extraído de un cuento de hadas hasta que llega la producción electrónica con sus ecos industriales y sofisticados, los cuales simbolizan la sucia maquinaria del hombre causando sus estragos en la naturaleza.

En “History of Touches”, Björk le da completa libertad a Arca para que haga lo suyo. A diferencia de las dos canciones anteriores, aquí no hay violines. Es súper electro, como un tema perdido de su fascinante Xen. Cuando llegamos a “Black Lake”, las cuerdas regresan aunque el tono de la canción es más oscuro, como un viaje nocturno por el mar. La palabra “viaje” puede parecer un cliché, pero en este caso aplica ya que la mayoría de los temas duran entre 6 y 10 minutos, con varios cambios de tempo. Son viajes, pues, con subidas y picadas. “Black Lake” es una canción en la que Björk se permite la reflexión hasta que entran las percusiones. Esto me remite un poco al Third de Portishead, aunque a mi amigo le recuerda más bien a la segunda parte de “Joga”. Lo que sí es que tiene mucho beat –aunque cabe aclarar de una vez que no hay, ni habrá, nada para bailar, ni estés a la espera de un hit de radio. Vulnicura es estrictamente experimental, orquestal y muy ambicioso, casi conceptual.

“Family” sigue la corriente oscura de “Joga”. Empieza lento, como caminando entre las olas, hasta que un par de minutos después vuelven a entrar los martillazos de las percusiones. Björk canta con esa intensidad que tanto conocemos, acompañada por un cello. El final es otro experimento con armonías vocales. En “Notget” me atrevo a adivinar que Haxan Cloak está más involucrado en la producción por los bajos y las cuerdas con un sonido tradicional del Oriente. Los efectos suben de intensidad, como un campo de batalla, y la música toma el primer plano sobre la misma voz. Es de notar de nuevo las tendencias experimentales de Björk, incluso a estas alturas de su trayectoria, con su noveno disco… pero lo que me deja atónito es que nunca te aburres. Tal es el encanto de este álbum, que nunca es predecible. Los cambios de tempo, sus crescendos y la locura de sus sonidos mantienen a la islandesa siempre a un paso por arriba de las expectativas.

Todavía quedaban dos canciones en el tracklist y ya estaba listo para escribir hasta con negritas que Vulnicura no solo es similar al Vespertine, puede que sea el mejor disco que nos haya dado desde entonces, dejando muy atrás a Medúlla, Volta y Biophilia. “Atom Dance” solo sirve para hacer más válido mi argumento. Quizás “Notget” sea la mejor canción en el álbum (recuerden que solo lo he escuchado una vez) pero lo que sí es seguro es que “Atom Dance” sea su tema más demente. La entrada de Antony Hegarty a media canción es simplemente magnífica tras un efecto muy peculiar, como si hubieran puesto el acetato en reversa. De hecho, casí se nos cae la cara al escuchar la facilmente reconocible voz de Antony porque el lunes pasado no teníamos ni idea de que el cantante iba a colaborar con Björk. Fue una sorpresa muy agradable, por decir poco (de hecho, no estoy muy seguro si tengo permiso de revelar ese dato).

Nuestra escucha llega a su fin con “Mouth Mantra”, la canción menos sobresaliente del álbum (más cuerdas mezclados con extraños efectos de laser), pero bueno, es obvio que a un disco como éste se le deben más escuchadas para que poco a poco vaya revelando sus misterios. Lástima que no tendré ese privilegio sino hasta marzo, como todos los demás. Vade ultra.

T: @ShyTurista

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