@SOPITAS.FM: Sea usted bienvenido, amigo lector, a este espacio. Antes de proseguir con la lectura de esta conversación sobre el arte sonoro, le vamos a pedir que acompañe su experiencia con las sonatas en clavecín del maestro Domenico Scarlatti. A continuación le proporcionamos los temas de este magnífico compositor de las ilustres costumbres a través de Spotify. Puede elegir uno al azar o el que sea de su preferencia.
@DJZAPO: ¿Dónde está la barra libre?
S: Un momento, señor Zapo.
@DJZAPO: Me prometieron whiskey gratis sí llegaba temprano a su desmadre.
S: Las bebidas y los refrigerios serán dispensados después de escuchar las disertaciones. Justo ahora vamos a hacer las introducciones formales de los participantes en nuestra mesa de discusión, así que le vamos a rogar que sea tan amable de esperar, muchas gracias.
ZAPO: No necesito probar los tragos. Yo ya sé lo que quiero.
S: Me parece que está pensando en una degustación. Usted más bien fue invitado a esta tertulia para ofrecer una disertación.
ZAPO: ¿Disertación? No, no conozco ese Pokémon, pero más vale que tenga un trago coqueto en los próximos 15 minutos o vamos a tener sangre. Así es, sangre y violencia. Y no va a ser mi sangre sino la de alguien más. En este lugar en particular. En el que estamos aquí en tiempo presente. O sea, ahori–
S: ¡Ya quedó claro! Joven, joven por favor… ¿Qué quiere?
ZAPO: Daiquiri.
S: Un daiquiri para el caballero.
ZAPO: Es temprano y no quiero abusar.
S: Ok, ya. Quisiera darle la bienvenida, si los aquí convocados me lo permiten, a ShyTurista, escritor de Sopitas.com.
ZAPO: Un hipster cualquiera.
@SHYTURISTA: Hey. Ahm… nadie me informó sobre la barra libre. ¿Puedo pedir algo?
S: Y a mi izquierda, DJ Zapo, una de las voces más influyentes de la escena nacional de rock, post-rock y post-modern rock contemporáneo.
ZAPO: Ah caray. ¿Según quién?
S: Según la revista Rolling Stone.
SHY: Si le dieron 5 estrellas al nuevo disco de U2 algo deben de saber de música.
ZAPO: …
S: Ya que perdimos un par de horas esperando al señor Zapo en el punto de reunión, vamos a tener que recortar nuestro cuestionario de treinta preguntas a tres.
ZAPO: ¿Posoye, qué culpa tengo yo de perderme? ¿Qué quieren que haga? Son las consecuencias naturales de vivir en esta monstruópolis.
SHY: El zócalo. Te perdiste por tres horas para llegar al zócalo de la Ciudad de México.
ZAPO: Ok, ok. Cometí un error al meterme en Plaza Meave. Perdí mi cel (Al mesero: Muchas gracias buen hombre, luego le doy algo para que llegue a su casa) y sin el GPS no tenía idea de qué calle iba para dónde. Mmm. Esto está delicioso.
SHY: …¿Entonces no puedo pedir algo?
S: Primera pregunta. Esta semana se dio a conocer la lista corta de los 12 discos nominados a recibir el premio Mercury 2014. ¿Por qué nos debe interesar tanto este premio en particular? Señor Turista, tiene usted la primera palabra.
SHY: Ahm, claro. La idea de seleccionar un disco entre tantos y ponerle un listón azul que diga “primer premio” es tan ridícula que por supuesto solo puede tener lógica en un mundo donde existe una industria que percibe el arte musical como una mercancía. Dicho sea eso, el premio Mercury lleva este prestigio más que nada porque NO ES como las otras entregas de premios. Los Grammys, los MTV VMAs, los Billboard, los AMA, los BRIT, los Juno, los NME, los Q, y un largo etcétera… Los productores y presidentes de estas academias y estos jurados hacen tantos esfuerzos por llamar la atención, por resaltar sobre los demás, que lo único que pueden hacer es poner énfasis sobre las horas y horas de entretenimiento popular que son sus respectivas ceremonias. La entrega de los reconocimientos es casi algo ajeno, una mera formalidad que sirve para disfrazar un espectáculo diseñado para provocar falsas polémicas con tal de jalar puntos de rating. Por otro lado, el Mercury es solo uno, gracias a Dios, y no hace distinciones si el artista es masculino o femenino, o si se trata de un acto solista o un grupo, o si la música es rock, hip-hop, folk o polca. O sea, va a lo que va. La única distinción que hace es conforme a una región geográfica, y eso se vale. ¿Por qué? Porque a diferencia del género musical, es más sencillo definir los límites de una categoría por las mismas fronteras de un país que por la subjetividad de los géneros. Por ejemplo, ¿cuánta gente se vio confundida este año cuando Lorde recogió un moonman por mejor canción de ROCK en los VMAs? Por lo menos en este aspecto, el jurado del Mercury no se distrae por un caso similar de controversia boba. Ahora bien–
S: Muchas gracias por esa opinión, señor Turista.
SHY: Oiga, no había terminado.
S: Señor Zapo, su respuesta.
ZAPO: Voy a tener que estar de acuerdo con el señor putrifresa aquí presente. Todos los premios son basura. Lo único en que está interesado la gente, y yo me incluyo en la humilde opinión del pueblo, es verle los chicharrones a Katy Perry y esas nalgas de oro a Nicki Minaj. Como dice acá mi colega poco hombre, la entrega de los reconocimientos es algo ajeno. Queremos chichis y a la verga lo que no coja.
SHY: Eso no fue lo que dije.
ZAPO: Hasta aquí mi degustación, Joaquín.
S: Es un punto interesante, señor Zapo. ¿Algo más?
ZAPO: Otro daiquiri me caería bien.
S: ShyTurista, entre los 12 nominados al Mercury, ¿hay alguno que sale sobrando? ¿O hay algún disco que a su parecer fue injustamente ignorado? Tiene tres minutos.
SHY: Bueno, yo pensaba que–Hey, un momento. ¿Tres minutos? ¿A qué se debe esta prisa? ¿Estamos transmitiendo en vivo para un programa de televisión o de radio?
S: No, es para Razzmatazz de hecho.
SHY: Razzma–pero esa es MI columna personal de fin de semana que publico en las horas del ocio que dividen el sábado y el domi–
S: Y agradecemos su cooperación con este espacio. La nota está programada para publicarse el 14 de septiembre a las 22:00 horas. Aquí está su firma de aceptación.
SHY: Yo creí que querían mi autógrafo.
S: No sea un iluso. Tiene dos minutos y medio.
SHY: Err… ok, me parece que CHVRCHES no fue tomado en cuenta. Su primer disco, The Bones of What You Believe, tuvo su estreno hace un año pero al parecer el jurado se olvidó por completo que los discos que salen en los últimos tres meses del año también deben ser puestos bajo consideración. Creo que el más reciente álbum de Wild Beasts ha sido injustamente menospreciado por la crítica, y el Mercury era la oportunidad de darles ese reconocimiento que merecen. El rechazo a Sam Smith creo que fue la sorpresa más grande de este pasado anuncio. No creo que su debut sea tan bueno como para llevarse un premio por mejor disco del año, pero a mi juicio era uno de los álbumes obligatorios que debía figurar en la lista corta. Y de los discos que salen sobrando, err… ¿Tienen la lista por ahí?
ZAPO: Ups, creo que la estaba usando para limpiarme. Aquí tienes camarada.
SHY: Oh, no te preocupes. Si la memoria no me falla, estaba Bombay Bicycle Club. Creo que sacaron un disco muy interesante pero que no logra atenerse a una linea congruente.
ZAPO: No tengo idea de qué estás hablando. A mi me sonó todo el tiempo a gemidos de cabra por 40 minutos.
SHY: Royal Blood. Aquí tenemos a una banda que existe para cumplir el sueño anhelado de los ingleses por tener a sus propios White Stripes. Su homónimo debut es una fotocopia de White Blood Cells con un toque de Wolfmother.
ZAPO: Eso puede verse como un cumplido.
SHY: Y lo siento mucho, pero no voy a subirme al tren del mame de Jungle. En pequeñas dosis puedo digerir sus canciones, y disfrutarlas incluso, pero me parece un suplicio para los oídos tener que martillar tu cabeza con los mismo falsettos por más de media hora. Y también tenemos éste otro disco de–
S: Muchas gracias por su opinión, señor Turista. Señor Zapo, ¿Qué disco piensa que sea galardonado con el cotizado premio Mercury este año?
ZAPO: Pues mira, puedo sentarme aquí a expresar mi tan informada opinión sobre cada uno de los contendientes al premio Freddie Mercury o como chingados se llamen, pero la experiencia me ha enseñado que no hay mejor juez que la diosa Fortuna. Así que voy a dejar caer un poco de mi deliciosa bebida sobre la lista, y ese lugar donde vaya a caer–oh espera ¿Qué Damon Albarn no era el wey ese de la banda que tocaba “Song 2”?
S: Si.
ZAPO: No se diga más. El wey de “Song 2” gana el premio. No tengo idea de quiénes sean los otros o a qué musa de cuatro pesos le canten. Problema arreglado.
S: Una última pregunta, señor Turista. ¿Cree usted que un día pueda existir un premio tan prestigioso como el Mercury en México?
SHY: Es posible, aunque–
S: Tiene dos minutos.
SHY: Es posible porque el prestigio que le da su valor a un laurel se mide a base de los méritos de los contendientes. Por eso nadie tiene mucho interés en los Grammys o los BRITs porque la gente no se va ir con la finta de que Macklemore haya sacado el mejor álbum de hip-hop o lo que sea. Cuando vemos los mismos nombres año tras año, en las mismas categorías de los VMAs, el premio pierde su credibilidad ya que se supone que estás reconociendo los esfuerzos más destacados en el medio. ¿Pero qué sucede cuando le otorgas un premio a lo mediocre solo para complacer los caprichos del artista o a la disquera? Pues naturalmente el premio se convierte en aquello que reconoce: Una mierda. Los criterios del Mercury no son infalibles pero podemos hacer una lista de los discos que han sido galardonados desde su introducción y queda en evidencia un linaje bastante decente y admirable. Este mismo modelo se reproduce en la actualidad en Canadá con el premio Polaris, y México no tiene que ser la excepción. Si uno escarba bien, se pueden hallar aquellas gemas que suelen pasar desapercibidas por los medios. En buena parte, esa es otra de las funciones que cumplen los premios como el Mercury y el Polaris: le brindan una plataforma a bandas que no gozan de un talento en relaciones públicas, pero cuyo nivel artístico es digno de–
S: Formidable opinión. Sin duda tiene usted toda la razón.
SHY: Pero no han pasado dos minutos.
S: Si desea un minuto más puede firmar aquí.
SHY: Oh, ok.
S: Aquí tiene su copia, joven.
SHY: Disculpe, ¿acabo de pagar la cuenta?
S: Y no sabe lo endeudado que estamos con usted. Tenga una bonita noche.
ZAPO: A tu salud, Shy.
SHY: ¡Esto es un abuso!
S: Señores, sean tan amables de acompañar al señor Turista a la salida. Señor Zapo. ¿Cuáles son las conclusiones que usted deriva de esta conversación sobre música?
ZAPO: Desde tiempos inmemoriales, la música siempre ha sido sexo, drogas y rock n’ roll. Y nosotros, los fans, solo queremos más de aquello que consume a las estrellas. Más sexo, más drogas, y más rock n’ roll. Todo lo demás, sus Grammys y sus Mercurys y qué chingados no sé qué, se los pueden meter por la culata de la honrada señora que los parió.
S: Es un punto de vista.