Afuera reinaba el caos, como en una típica noche de concierto en la Ciudad de México, carros en una búsqueda desesperada por un lugar de estacionamiento, revendedores ofreciendo boletos y muchos asistentes corriendo para ingresar.
Adentro, un particular acto abridor está tomando el escenario. Shabazz Palaces son un muy interesante proyecto de hip hop experimental de Seattle, pero como suele sucederle a las bandas abridoras, tienen todo en su contra. Salen al ruedo para medianamente robarle la atención al público que los ve solo como un preámbulo. Abrir el concierto de una banda tan reconocida puede ser algo muy positivo, o solo pretexto para tocar en un lugar donde nadie te presta atención, no importa lo bueno o malo que seas.
Roger Waters y Peter Hook, son un par de legendarios músicos ingleses que se presentaron esta semana en la Ciudad de México, pero a diferencia de ellos, el show de Radiohead no es el clásico en donde vienen a revivir tooodos sus éxitos para complacer al público, son las canciones de A Moon Shaped Pool, acompañadas de aquellas que se llevan bien con la armonía de este disco, y una que otra sorpresa.
Un zumbido, a un enorme zumbido recuerdan el sonido que producen miles de personas hablando al unísono, todas de las vicisitudes de sus respectivas vidas que platican en círculo mientras saludan a los amigos que apenas van llegando. Una multitudinaria tranquilidad que es interrumpida por un repentino apagón de las luces, seguido de un gran rugido.
El rojo se apodera de las pantallas del escenario, tan rojo como una hoguera para quemar a las brujas, perfecto para “Burn The Witch”. La cantidad de celulares grabando es impresionante. A veces muchos nos tapan la visibilidad, uno enfrente de nosotros se la pasa transmitiendo en vivo en Facebook, ve más de la mitad del show en su pantalla, todo con tal de complacer a los dos o tres seguidores que miran lo que está pasando. Por momentos no tiene a ninguno.
Al igual que su música, en un show de Radiohead todo es diferente, son una banda de rock pero la gente está en calma, guardan silencio y escuchan con atención las melodías, como si esto fuera la ópera. Silencio interrumpido de cuando en cuando para dar una ovación llena de aplausos. Así son las primeras canciones, donde Thom Yorke marca el ritmo del concierto con sus movimientos, es como el maestro de ceremonias, entre más se mueva de un lado a otro como en el video de “Lotus Flower”, la música, sus compañeros, las luces y el público lo siguen.
“The National Anthem” es la primera que rompe ese silencio con su gran instrumentación, seguida de palabras de agradecimiento que son las únicas que les dedican al publico de parte de Yorke, mientras el staff mete al escenario un piano para que éste tome asiento y desde ahí empezar con las melodías de “All I Need”, que la gente acompaña con las palmas.
Greenwood maneja la guitarra a su antojo, es un virtuoso, acompañado de un arco para tocarlo como un violín, o poniéndola de forma vertical para hacerlo como si fuera un contrabajo. Entre más agita la cabeza y su cabello que le tapa el rostro se balancea, más ruido sale de la misma.
Pero su virtuosismo no se detiene ahí, después le traen un par de tarolas para tocar “Bloom” junto a las dos baterías que están sobre el escenario, un experimento sonoro que comenzaron en la gira pasada para su tour de The King Of Limbs, y en el que funge como segundo baterista junto a Philip Selway, es nada más y nada menos que Cluve Deamer, baterista de Portishead quien los ha acompañado en esta gira, donde la idea es mezclar los ritmos electrónicos y los más orgánicos de dicho instrumento, dando como resultado un sonido único.
La calma regresa. Seis enormes pantallas nos muestran a detalle lo que está pasando sobre el escenario, a veces con las caras de los integrantes de Radiohead, o imágenes que hacen juego con la música. Thom Yorke nos pregunta si estamos listos, y suena “Bodysnatchers”, es la primera que la gente corea y resuena en todo el Domo de Cobre, donde al menos en la zona de pista el sonido es casi perfecto, se escuchan todos los detalles de los instrumentos, perfectamente balanceados. Pero no podemos asegurar que en todas las zonas se haya escuchado igual.
La voz de Yorke y la gente se hace una en “Everything In It’s Right Place” e” Idioteque”, ésta última nos hace pensar en todo lo que provoca la música de la banda de Oxfordshire. No son DJ’s pero igual hacen bailar a la gente. No tocan punk, pero los atascados riffs de guitarra arman una especie de pequeño slam, no son una orquesta pero suenan como tal. Llega el primer encore.
Thom Yorke regresa haciendo reverencias en repuesta al enorme rugido que les da el público tras su regreso. “Weird Fishes/Arpeggi” es la antesala para otro encore, del que regresa ahora solo acompañado por la guitarra, su voz y las miles de luces que enciende el público al ritmo de “Fake Plastic Trees”. Un momento de esos mágicos, el preámbulo perfecto para un cierre con una canción que no acostumbran tocar, pero que parece que ya se han reconciliado con ella, ya que van ocho veces que la tocan durante este tour.
“Creep” suena con furia, como si ese rencor, o negación con la que la vieron durante tanto tiempo, lo supieron canalizar para hacer sonar como nunca a la que es muy a su pesar, su canción más conocida. Radiohead y su música han sido un constante viaje por la experimentación, que lo mismo te pueden llevar de la depresión a la euforia, de la tristeza a la alegría en un abrir y cerrar de ojos, y lo mismo pasa por su show, es tan diferente, tan emotivo, que nadie debería pasarlo por alto. Y aquellos que anden por el ex DF, hoy aún tienen una oportunidad de escucharlos.
Setlist
“Burn The Witch”
“Daydreaming”
“Desert Island Disk”
“Ful Stop”
“My Iron Lung”
“The National Anthem”
“All I Need”
“Pyramid Song”
“Bloom”
“Separator”
“Identikit”
“The Numbers”
“Bodysnatchers”
“Feral”
“Nude”
“Everything In It’s Right Place”
“Idioteque”
Encore
“Let Down”
“Present Tense”
“Reckoner”
“Planet Telex”
“Weird Fishes/Arpeggi”
Encore 2
“Fake Plastic Trees”
“Creep”
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