Podríamos decir que nació Nigeria, pero no podríamos asegurar en qué año. Se sabe que fue en 1945 o 1946.
Se dice que estudió cine en la Unión Soviética, que su hermano es un narcotraficante que reside actualmente en Barcelona, que era un abogado, que fue coronado como Gran Jefe en la ciudad de Enugu. Con certeza sabemos que editó ocho discos entre 1977 y 1985, haciéndolo un músico realmente productivo. Pero salvo por su música no podemos saber mucho más de William Onyeabor. Y eso porque el mismo Onyeabor se encargó de que fuera así.
La música de Onyeabor parte del Funk, pero su uso de sintetizadores y sus arreglos le dieron un sentido más cercano al Afrobeat en algunas de las canciones de su carrera. Sus letras eran mensajes políticos y religiosos que servían para hacer frente a diferentes problemas a los que se atenía en su momento y en su región. Se puede apreciar en su música a Fela Kuti y a James Brown.
Hay pocas fotografías de él y, desde luego, tampoco hay ningún tipo de grabación en donde se pueda ver tocando en vivo. Su característico sombrero de vaquero es lo que podemos identificar de las portadas de sus álbums y las pocas fotos que hay.
En el 2008, después del descubrimiento de su música por parte de la disquera Luaka Bop –cuyo fundador es David Byrne–, el dj e historiador musical de origen nigeriano, Uchenna Ikonne, se ofreció a contactar a William Onyeabor y conseguir los derechos para reeditar su música. La intención era simplemente, hacer que la música de Onyeabor estuviera al alcance de todo el mundo y pudieran escuchar su grandioso trabajo. Sin embargo, la historia o termina tan felizmente. Lo que calculaban que sería un proceso de algunos meses, se convirtió en un viaje de 5 años buscando a William Onyeabor, un músico elusivo que había decidido desaparecer del medio musical.
Cabe mencionar que entre los fans de William Onyeabor se encuentran ni más ni menos que Damon Albarn, Caribou, 2Many DJs y el propio Byrne. A su vez, Noisey realizó un documental en donde retrata la búsqueda de Ikonne y la gente de Luaka Bop por este músico, el cual –a diferencia Searching for Sugar Man– más que resolver incógnitas, sólo nos genera más preguntas.
Para permitir que la gente de Luaka Bop editara su material, pidió como condición no dar ninguna entrevista. Y con los selectos fans que ya tenía y que iban en aumento, resultaba por demás frustrante no poder conocer más de este músico ni poder entender el contexto de su música con mayor profundidad. Ésa era la condición de Onyeabor, nadie preguntaría nada.
La única duda que queda resuelta es el por qué dejó de hacer música un personaje con tanta creatividad y que disciplinadamente lanzaba un disco al año: después de su último disco, Onyeabor se volvió cristiano regenerado, lo cual hizo que dejara atrás su vida anterior, por lo que nunca más quiso revisitar su música, ni hablar sobre ella. En realidad, él no dio el permiso para editar su material por dinero, pues no lo necesita. Vive en una casa bastante grande y tiene una vida cómoda.
Al final, nos tenemos que “conformar” con la gran producción musical que dejó William Onyeabor y que, si bien no es revisitada por él, es revisitada y revalorada por músicos como Byrne, Albarn (quien incluso dice que “a eso suena la música que a él le gustaría hacer”), bandas como LCD Soundsystem, por mencionar sólo a algunos y por el proyecto Atomic Bomb!, encargado de presentar en vivo la obra de este músico nigeriano. Ese sonido funkero, cargado de beats y que incluso en algunas canciones suena como algo adelantado a su época, es lo mejor que tenemos para partir a hacer más cosas, más sonidos, más música. Hay que agradecerle a William Onyeabor por mostrarnos el camino.