Björk es una artista cuyo talento ha ido evolucionando conforme los años. Desde sus inicios, se enfocó en las corrientes de la música electrónica pero al mismo tiempo, buscó imprimir su propio estilo en cada uno de sus discos. Posteriormente ella misma fue usando lo que quería de cada género para revolucionarlo no solo en una experiencia musical, sino también visual y que no podía ser grabada o documentada (al menos no la más reciente).

En sus últimos discos hemos escuchado un poco de trip-hop, otras un toque de ambient o bien, instrumental, y en sus giras promocionales, han habido visuales impresionantes. En esta ocasión, la artista islandesa nos presenta Cornucopia, un show dirigido por la cineasta argentina, Lucrecia Martel —de quien Björk es una fiel seguidora—, definido como una obra de “teatro digital”.

Los visuales que vemos en Cornucopia fueron creados por el artista Tobias Gremmler, mientras que el diseño de escenario fue hecho por Chiara Stephenson. En cuanto a la parte musical, Björk presenta los cortes de su noveno material de estudio, Utopia (2017). Para hacerlo trabaja de la mano con cerca de 50 personas para el coro, así como varios ensambles instrumentales entre los cuales destaca el arpa, flautas y percusiones. De igual forma la activista sueca, Greta Thunberg, figura en los visuales con un discurso que escribió y que es proyectado en el interludio previo al encore. 


Entrevistamos a Björk y nos habló de cine, migración, Islandia y música.


La primera parada de esta gira fue en The Shed, un centro cultural ubicado en el corazón de Nueva York, Manhattan, que fue testigo de ocho presentaciones sold out. Ahora, México tiene la oportunidad de ser la residencia de Cornucopia con cinco shows en Parque Bicentenario los días 17, 20, 23, 27 y 30 de agosto. Sin embargo, si después de leer todo esto sigues pensando realmente qué es lo que significa este show, qué puedes esperar de él y por qué no debes perdértelo, te dejamos la explicación que Björk misma nos contó en entrevista. 

Así es como ha quedado el domo donde se llevará a cabo el show de Björk. Foto: Ocesa

– Cornucopia es un símbolo de prosperidad, abundancia y bienestar. ¿Por qué llamar a tu show de esa manera? ¿Cuál es el mensaje que quieres enviar al mundo?

Björk: Creo que Utopia, mi último disco, es más o menos como un manifiesto. Era un pensamiento ideológico. Fue después del, digamos, tumultuoso fin del mundo. Para mí es un disco a nivel emocional y personal, pero también (un disco que) aborda un problema ambiental, y el calentamiento global. Cosas que estamos pasando en estos momentos.

Para mí Utopia fue un “¿Cómo comenzamos de nuevo después de algo tan traumático como eso?”, “¿Cómo comenzamos después del trauma?”. Y sentí que era más fácil lidiar con los problemas ambientales si pensamos que lo peor ya ha pasado y comenzamos a hacer un control de daños. Creo que eso ayuda más.

Así que siento que, como dije en el show, la solución del cambio climático es una idea utópica que posiblemente nunca alcanzaremos, pero debemos comenzar de alguna forma y tener objetivos como estos y después, si únicamente alcanzas la mitad de ellos, todavía hay un comienzo. Así que Utopia fue básicamente esta idea.

Para mí el show de Cornucopia fue más la luz, la ejecución de eso. Y tal vez quise llamarlo Cornucopia porque tenía un poco de todo. Desde el inicio de mi carrera, cuando se trata de orquestar —porque tiene un gran coro, tiene beats, tiene flautas, tiene muchos instrumentos y también esa palabra tiene un sentido de celebración—.

Cornucopia es para mí, después de 10 años de hacer cosas de manera digital —como todas las aplicaciones para Biophilia o realidad virtual en Vulnicura— , una manera de ejecutar la utopía en vivo, pero al mismo tiempo traerlo al mundo real. Sacarlo de lo digital y prácticamente es como traer una película a una puesta en escena y así es como lo he venido llamado: teatro digital.


– Si tuvieras que explicarle a un desconocido el significado y propósito de Cornucopia, ¿cómo lo harías?

Björk: Cornucopia es para mí una especie de máquina constructora de esperanza que trata de ayudarnos a lidiar con el futuro, y de esa forma, también ayuda a impulsarme a mí misma y a otros a tratar de imaginar este mundo del siglo XXI. Hay un nuevo modelo.

Creo que era algo que asustaba hace 100 años, entre 1910 y 1920 después de la Primera Guerra Mundial. Ellos tenían que imaginarse cosas que nunca antes habían sido inventadas, pero lo hicieron. Y también en 1820 eso también daba miedo. Así que es importante recordar que la humanidad ha superado este tipo de transformaciones muchas, muchas veces, y creo que lo seguirá haciendo.


– ¿Cuál fue la cosa más difícil que tuviste que hacer para que sucediera Cornucopia?

Björk: Para mí fue una sorpresa que lo más difícil de Cornucopia haya sido hacer que diferentes departamentos de los shows se llevaran bien, fueran amigos y colaboradores. Era mucha información y mucha comunicación, y muchos skypes y muchos mails y, cuando tienes una operación tan grande con tantas personas, la cantidad de energía que le tienes que poner únicamente a la parte de comunicación (es mucha).

Y luego (tienes que) repetir las cosas muchas, muchas veces, lo cual, claro, es algo que tienes que hacer. Tal vez eso se convirtió en una sorpresa para mí. La cantidad de energía que eso tomó. Esa fue una lección importante que aprendí porque obviamente tenía la ambición de hacer algo más elaborado, posiblemente el show más teatral que he hecho. Así que tuve que respaldarlo no solo entre pláticas, sino paso a paso.


– A través de los años has colaborado con diseñadores, diseñadores de moda, directores, actores, músicos, artistas plásticos, científicos e incluso activistas como Greta Thunberg. ¿Cómo los contactas y llegas a colaborar con ellos? ¿Qué piensas del trabajo colaborativo y la influencia de esto en tu vida como artista?

Björk: Siento que mucho de mi trabajo, mis composiciones, mis ediciones, mis canciones… la mayoría de ellas las escribo en mis diarios y todavía siento que el 70 por ciento del trabajo es completamente mío.

Sí colaboro mucho, pero también siento que soy un poco más pop, es decir, que mis shows son parecidos a los que verías con cualquier otro artista pop. Cualquier director o lo que sea, tiene colaboradores. Algunas veces me pregunto si es sexista cuando la gente ve mi trabajo y piensa que todo es colaborativo.

No estoy segura si estoy siendo honesta, tal vez tengo un punto ciego ahí. Pero respondiendo a tu pregunta, creo que con cada colaborador hay una historia distinta. Algunas veces son mis mejores amigos, y salgo con ellos, y tenemos charlas largas, cocinamos juntos y después de muchos años compartimos ideas como por ejemplo James Merry.

Con él tú obtienes la esencia y una filosofía muy retrospectiva, y también obtienes intención, artesanía, una paleta de colores. Vivimos en el mismo país y compartimos las mismas bromas. Pero con algunos de mis colaboradores es lo opuesto. Es gente que yo veo que tiene algo que ofrecer, que tiene algo que amo. Los contacto y luego tratamos de encontrar nuestro punto en común, una coincidencia natural en la que nos permita sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Tal vez desarrollar entre nosotros un elemento que no haya sido desarrollado todavía.

Creo que algunas veces puedes hacer un muy buen trabajo por ti mismo. Me gusta celebrar lo bueno de ambos mundos. Creo que si haces tu composición en soledad es, por así decirlo, mecanismo. Puedes obtener cosas hermosas de ti mismo. Pero también creo que amo colaborar. Es una de las cosas más satisfactorias que hago.

Sin embargo, también creo que en cada colaboración debes de ser honesto y tratar de ser una especie de alquimista para reflejar en el otro alguna parte de tu propio carácter porque no lo podríamos hacer por nuestra cuenta. Y siento que es ahí donde reside la magia. Las cosas que no puedes ver en ti, tal vez es mejor que lo intentes por tu cuenta pero aquellas cosas que sí, es mejor encausarlas hacia una colaboración mágica.

También creo que una parte importante de las colaboraciones es aceptar entrar a lo desconocido, el entrar a un territorio en el que nunca antes habías estado y confiar, confiar entre sí y apoyarse. Para ser honesta, cada colaborador con el que he trabajado es una historia completamente distinta así que cada persona es diferente.


– Björk es una artista que ha experimentado con múltiples disciplinas. Una artista que investiga, que innova y usa la tecnología no solo para mantenerse a la vanguardia de lo digital, sino para crear algo nuevo. ¿Cómo piensas o imaginas que será el proceso creativo para crear música en el futuro?

Björk: Considero que el hacer música siempre será algo auténtico. Algo muy crudo y humano. Creo que hace 30 mil años o 5 mil años atrás o 5 mil adelante va a cambiar eso. Tenemos nuestra voz y bailamos los ritmos y hay necesidades básicas, deseos, antojos y sentido de celebración que siempre hemos tenido y que hasta cierto punto no cambiará tanto. Pero lo que sí cambia son las herramientas.

Anteriormente lo hemos hecho con palos y piedras, lo hemos hecho con guitarras y violines y tambores y baterías. Creo que eso de cierta forma es un cambio artificial y creo que algunas de estas invenciones nos han ayudado a acercarnos a lo que somos esencialmente, a capturar nuestra alma y ya sabes, a poder ir a la cima de una montaña (de nuestra montaña favorita) y grabar una canción con nuestro teléfono sin necesidad de tener que estar atorado en el estudio, sin ninguna ventana alrededor, lo cual es deprimente.

La tecnología hasta cierto punto, es una forma de acercarnos más y más a lo que realmente somos: seres humanos con amor a la música, una voz y un sentido del ritmo.

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